Por Jorge O. Rodríguez
A principios de 1984, integrantes de la CONADEP e integrantes de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, se conectaron con antropólogos forenses de USA. Al poco tiempo apareció en escena el doctor Clyde Snow, considerado por muchos como el número uno del mundo de esa especialidad.
Clyde Snow tenía una currícula increíble, habiendo identificado restos de soldados de la guerra de secesión, víctimas de accidentes aéreos o los del asesino serial John Wayne Gacy, más conocido como “El Payaso Asesino” de Chicago. Lo conocí en el 84, era realmente un personaje maravilloso, con un sentido del humor sin igual, capaz de beberse media bodega y a las pocas horas estar trabajando a cuatro manos. No hablaba nada de castellano, pero tenía unas frases magistrales: “Un esqueleto puede ser un rompecabezas, pero los huesos siempre nos dicen la verdad”.
En varios viajes a nuestro país comenzó a formar a un grupo de científicos, la mayoría provenientes de la Universidad Nacional de La Plata (médicos, antropólogos, arqueólogos, sociólogos). Así se conformó el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), con el objetivo de analizar los restos de personas asesinadas en la dictadura. Patricia Bernardi, Mercedes Doretti, Luis Fondebrider y Morris Tidball Binz, se supone que fueron los miembros fundadores. Al poco tiempo apareció en escena un tal Darío Olmo, a cuyos disparates y aberraciones nos referiremos más adelante.
A pesar de los dichos de los integrantes del EAAF, la relación con el doctor Snow -fallecido en el 2014, luego de una larga enfermedad- se fue enfriando año tras año.
ES FALSO QUE EL EAAF ENCONTRÓ LOS RESTOS DEL “CHE”
En noviembre de 1995, un general boliviano afirmó que los restos del comandante Guevara se hallaban en la localidad de Valle Grande, a metros de una vieja pista de aterrizaje. El ex presidente boliviano, Gonzalo Sánchez de Lozada, autorizó las labores de búsqueda y de inmediato el comandante Fidel Castro envió un grupo de científicos.
Entre otras falsedades diseminadas por los integrantes del EAAF, pero nunca escritas, se adjudicaron el hallazgo de los restos del “Che”. En realidad, participaron sólo unas semanas al inicio de las investigaciones y, según una de mis fuentes, se retiraron al no aparecer los dineros que esperaban. Luego, una vez de encontrados los restos del “Che” y otros seis combatientes cubanos, aparecieron unos días por Bolivia, seguramente intentando cobrar y sacarse la foto triunfal.
Durante más de siete meses trabajaron cerca de doscientos cubanos, tanto en Bolivia como en Cuba, analizando en detalle cuestiones de los suelos que permitieran una búsqueda rigurosa que no afectara las osamentas: se hallaron un montón de fosas y la número dos era la que contenía las osamentas del “Che” y seis combatientes cubanos (28 de junio 1997). De manera que al menos desde 1995 algo ya olía a podrido en el EAAF, al menos en lo referente a verdades y mentiras, falta de principios y la avidez desenfrenada de dineros.
LOS DESASTRES DEL EAAF EN SALTA
En la ciudad de Salta se encuentra el cementerio de la Santa Cruz. En el año 1984, en una fosa común, se descubrieron trece cuerpos, los que registraban disparos de armas de fuego en sus cabezas. Testimonios de sepultureros indicaban que, unos años antes, camiones Unimog del Ejército llegaban al lugar y arrojaban cuerpos en las madrugadas.
En 2007 se realizaron denuncias judiciales que indicaban que al menos había otros dieciséis cuerpos en nichos del cementerio. En febrero 2008, Darío Olmos -del EAAF- se presenta en el cementerio. Se abren una serie de nichos y Olmos, en una entrevista al diario el Tribuno, comete la estupidez de afirmar que no se trata de desaparecidos ya que “los cuerpos estaban muy bien ordenados”.
En una denuncia, un testigo asevera que, en presencia de Olmos, los trabajos se realizaron con máquinas excavadoras, destrozando los cuerpos. Para que quede claro, además: “Se destrozaban los cuerpos”, manifestó el denunciante Alejandro Ahuerma ante las autoridades del juzgado.
Unos años después, el fotógrafo Ahuerma declaró: “No entiendo cómo la integrante del EAAF, Silvana Turner, le dijo también al juez que no se trataba de desaparecidos, ya que los cuerpos estaban bien acomodados” (agosto 2015).
Turner participó en otra excavación realizada con máquinas que rompían los cuerpos, conforme puede apreciarse en la fotografía que acompaña este artículo, en la que se la ve en segundo plano, mientras se puede observar la máquina excavadora con restos de ropas y también de cuerpos.
Anteriormente, en diciembre 2014, don Olmos afirmó en distintos medios respecto del centro de exterminio de La Perla: “No hay indicios de que existan fosas comunes”. Las afirmaciones de los integrantes del EAAF y su accionar demuestran que, en distintos casos, existe una metodología institucional de esta organización para falsear la realidad y también para destruir pruebas del terrorismo de estado (entre otras causas, está el expediente FSA 2715/2015, juzgado Federal Salta Nro. 1).
En otras fotografías pueden observarse cómo quedaron destrozados los cuerpos y las topadoras causan este desastre. Actualmente las labores del EAAF están interrumpidas en Salta. Como me reveló un alto funcionario municipal: “Ni en pedo les vamos a prestar las topadoras, nos toman de boludos, pero no vamos a ser copartícipes de los delitos que cometen estos tipos, mientras cobran fortunas”.
Hace años pude ver en detalle distintas tumbas colectivas en Perú, la mayoría en zonas cordilleranas, resultantes del terrorismo de estado de Alberto Fujimori. También pude ver los restos de los asesinados en la Masacre de La Cantuta en Lima (18 de julio 1992), la universidad que creara don José de San Martín (nueve alumnos y un profesor asesinados por parapoliciales de Fujimori). En este caso intentaron quemarlos y enterrarlos, y luego fueron trasladados los cuerpos a una segunda tumba colectiva. Puedo dar fe que todos los cuerpos que vi en Perú, estaban en mucho mejor estado que los que el EAAF destrozó con las topadoras en Salta.
LA OFENSIVA DE VERBITSKY PARA QUEDARSE CON EL EAAF
El ex escriba de la Fuerza Aérea en la dictadura es un gran exponente del montonerismo residual: sin ningún tipo de principios, se fijan estrategias, se desatan ofensivas tendientes a quedarse con ONG o unidades de negocios, o a desarrollar nuevas de estas unidades, mientras se deliran con espacios de poder. Así el escriba se quedó con el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), otrora un importante organismo de derechos humanos hoy convertido en un mamarracho. Claro que a veces sus “operaciones” no le salen muy bien, tal como le ocurrió con sus intentos de quedarse con el periódico Página/12. Y siempre cuenta con la colaboración de gente que trabaja o simula trabajar, en esos “objetivos”. En el 2011 le escuché decir a Nilda Garré, en el ministerio de Seguridad de la Nación, que en los distintos ministerios siempre lo contrató para que no le realizara operaciones en su contra: hace algo más de dos años, otra de sus operetas terminó eyectando del gobierno al ex ministro Ginés González García, y catapultó como ministra a Carla Vizzotti, recibida de médica en la academia conocida como Universidad del Salvador, quien gracias a Dios y al Diablo jamás tuvo un paciente.
Mis fuentes difieren respecto de las fechas en que Horacio Verbitsky termina quedándose con el EAAF. Hace menos de dos años, uno de sus fundadores, Luis Fondebrider, se fue del equipo, supuestamente para integrar la Cruz Roja de Ginebra, quedando en el mismo sólo una de las cuatro personas fundadoras. Mis fuentes también sostienen que esa señora, para conservar su puesto, le vendió su alma al Diablo, es decir, a don Verbitsky.
NATALIA FEDERMAN
Federman es abogada y, según sostiene, es doctora en Derechos Humanos. En realidad, su principal punto curricular es ser sobrina de Horacio Verbitsky, cuestión que le permitió durante más de veinte años trabajar o simular que trabajaba en el CELS. Asimismo, gracias a esta cuestión y las presiones desenfrenadas de su tío, formó parte de las gestiones de Nilda Garré en los ministerios de Defensa y Derechos Humanos.
Federman es ciudadana inglesa, con lo cual para dichos nombramientos necesito sendos decretos presidenciales. Es hija de Andrés Federman, empleado de prensa de la Embajada Británica durante décadas y muy posiblemente un destacado espía inglés. Pero además doña Natalia es “todo el poder a Verbistsky“: hace no mucho fue designada directora Ejecutiva del EAAF, en una elección tan transparente del equipo, como las que se hacen en la cúpula de la CIA.
Tuve el disgusto de tratar con Federman en mi paso como asesor de la ministra de Seguridad, Nilda Garré. Federman ocupaba puestos de directora nacional y se encargaba de maltratar y perseguir a personal policial que denunciaba a sus jefes corruptos. Su actuación era avalada por su jefe el abogado Gustavo Palmieri, otra joyita proveniente del CELS. Federman maltrató durante meses a la cabo primero de la PFA, Fernanda Oliva, a quien su superior el subinspector Leonardo Fernández le prodigó dos palizas con lesiones delante del niño de cinco años de esta señora. Intentó en todo momento cubrir o encubrir al oficial, a pesar de que tal como le informara a la ministra por escrito, vivía drogado y se relacionaba con una banda mixta de policías y ladrones, protegidos por la ex comisaría octava de Balvanera. Estas cuestiones las denuncié luego en el juzgado federal a cargo de Sebastián Ramos, sin ningún resultado, como suele ocurrir siempre en Comodoro Py.
LA UNIDAD DE NEGOCIOS EAAF
Seis personas figuran en el directorio de la unidad de Verbitsky, catorce investigadores, una oficina central en Buenos Aires -sin costos y con todo tipo de servicios gratis ubicada en la ESMA-, otras en Córdoba, Nueva York y México con no menos de cinco investigadores, y una graciosa oficina llamada Búsqueda de Fondos. Se ha convertido casi en una empresa multinacional y por cada excavación cobran fortunas siderales.
Según describen en su página: “Trabajamos en proyectos en Argentina, Chile, Perú, El Salvador, Guatemala, México, Etiopía, Croacia, Kurdistán, Iraq, Zimbabue, República Democrática del Congo, Sudáfrica y Filipinas, entre otros”.
En México lograron establecer su “cabecera de playa” a partir de su intervención, en el asesinato de cuarenta y tres estudiantes en Ayotzinapa. Así han expandido sus unidades de negocios y hoy afirman realizar investigaciones en ese país en “los estados de Guerrero, Chihuahua, Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León. En años recientes, el EAAF también ha trabajado en investigaciones en Ciudad de México, Veracruz, Chiapas, Coahuila, Baja California, Sinaloa, Guerrero y Oaxaca”. En varios de estos estados, las autoridades niegan que esto sea cierto. En los que sí trabajaron, faltaron a la verdad repitiendo que ellos descubrieron los restos del comandante “Che” Guevara.
En Argentina se supone que actúan como auxiliares de la Justicia. Los convocan juzgados federales ante la aparición de tumbas colectivas, los cuales emiten luego especies de órdenes de pago, los que son realizados supuestamente en el ámbito del ministerio de Justicia. Lo que no queda en claro es por qué, como ocurrió en Salta, se dedican a destruir las pruebas en distintos casos, ni por qué sus integrantes hablan pavadas ante la prensa, antes de ponerse a analizar los cuerpos. Podría ser, conforme distintas fuentes, que tengan negocios secundarios, resultantes de acuerdos de falsedades con funcionarios nacionales y/o provinciales.
El ex escriba de la Fuerza Aérea tiene habilidades únicas para los negocios: mantiene fuertes vínculos con la macrista Laura Alonso y aceitados contactos con la fundación Ford, al igual que con varias pantallas y sellos de goma de la CIA norteamericana.
Sin dudas la capacidad empresarial de Verbitsky es ilimitada, casi tanto como su falta de principios y escrúpulos.
Fuente Realpolitik