El año 2022 fue muy positivo para el empleo, sin embargo, acabó de la peor manera posible. Aunque a lo largo del ejercicio se crearon 471.000 empleos, este balance ha quedado ensombrecido por el inesperado descenso de la ocupación en el final del año en el peor diciembre desde la crisis financiera. En concreto, la economía española perdió 8.300 afiliados en términos desestacionalizados, la primera destrucción de empleo en un mes de diciembre desde 2012. Se termina así una racha que comenzó tras el final de las restricciones de la pandemia, en mayo de 2021. En estos 19 meses consecutivos de aumento de la afiliación se crearon casi 1,3 millones de empleos. Sin embargo, la crisis inflacionista y la permanente pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores han provocado que el mercado laboral haya cambiado de signo.
En términos brutos, el número de afiliados aumentó en 12.600 personas, también el peor dato desde 2012, ya que diciembre suele ser un mes muy positivo para el empleo por la campaña navideña. En esta ocasión, sin embargo, las incorporaciones fueron muy escasas y con malos datos en casi todos los sectores importantes, desde el comercio hasta la industria manufacturera. Este balance tan pobre indica que, si se excluyen las contrataciones extra de la Navidad, la economía española destruyó empleo.
Esta conclusión que saca la propia Seguridad Social hay que interpretarla con cautela, ya que es muy probable que la reforma laboral haya cambiado los patrones de estacionalidad al estabilizar el empleo. Además, la temporada de compras navideñas se ha adelantado en los últimos años a noviembre por el Black Friday. De hecho, el dato de afiliación de noviembre fue extraordinariamente positivo. En cualquier caso, tanto el dato bruto como el ajustado muestran que se trata de las peores cifras de un mes de diciembre desde el final de la crisis financiera.
El comercio incorporó a algo menos de 25.000 personas en diciembre cuando lo normal en esta época del año (media del anterior ciclo expansivo: 2015-2019) era que se incorporaran casi 30.000 nuevos asalariados. El transporte también flaqueó con apenas 1.600 nuevos empleados, la mitad de lo que era normal antes de la pandemia. La hostelería, que en diciembre sigue en temporada baja, destruyó 24.000 empleos, casi el doble de lo habitual.
Más allá de los sectores con un elevado componente estacional, hay otras actividades que también mostraron su peor cara en diciembre. La industria manufacturera perdió casi 11.500 afiliados, casi un 50% más de lo que suele ser habitual. Las actividades administrativas y auxiliares perdieron a 10.700 trabajadores, cuando lo normal es que pierdan a unos 1.600. Estos datos muestran que el parón económico va más allá de una campaña navideña algo más floja. Se está produciendo un parón generalizado en la economía como consecuencia de la crisis inflacionista y de la incertidumbre sobre el futuro más inminente.
Una de las consecuencias de este pobre dato de diciembre es que el Gobierno se ha quedado sin el titular deseado del medio millón de empleos creados en 2022. Finalmente, fueron 471.000, pero, hasta el mes de noviembre, la comparativa interanual se situaba holgadamente por encima del medio millón. Este balance hace que el conjunto del año no haya sido tan excepcional, y menos si se compara con los 780.000 empleos que se crearon en 2021.
Si se compara con los años previos a la pandemia, en el anterior ciclo expansivo se crearon más de medio millón de empleos en casi todos los años (todos los que van de 2015 a 2018). Lo que sí ha podido conseguir el Gobierno es cerrar el año por encima de los 20 millones de afiliados (casi 20,3 millones), el dato más elevado de toda la serie histórica.
El empleo creció principalmente en las islas y las grandes ciudades. De hecho, solo las provincias de Madrid y Barcelona suponen la mitad de la creación de empleo a nivel estatal con 133.000 y 80.000 afiliados más, respectivamente. El mayor crecimiento del empleo en tasa porcentual se produjo en Canarias, algo lógico, ya que era la comunidad más retrasada en su recuperación al inicio del año. En total, el número de afiliados aumentó un 5,25%, lo que supone la incorporación de 43.700 trabajadores.
La creación de empleo solo fue intensa en las grandes ciudades, en la costa del Mediterráneo y en las islas. En buena medida responde a los polos de atracción de turistas, ya sean de sol y playa (en la costa), como culturales y de negocios (en las ciudades). Por el contrario, el interior de España volvió ya a su tendencia histórica de una creación de empleo muy lenta y la salida de trabajadores hacia la jubilación por el envejecimiento.
Hubo cuatro provincias que perdieron empleo en 2022, de ellas, tres son vecinas de la mitad sur en las que la agricultura tiene un peso específico: Jaén, Córdoba y Ciudad Real. Las tres pasaron con buena nota la pandemia, ya que el trabajo en el campo fue esencial en esos meses. Pero ahora vuelven a mostrar sus debilidades estructurales para crecer sostenidamente. La cuarta provincia que destruyó empleo fue Lugo (235 cotizantes menos), lo que es un anticipo de los estragos que creará el envejecimiento en las comunidades del noroeste durante los próximos años.
2022 también será recordado por ser el año de la reforma laboral con la que se limitó todo el abanico de contratos temporales a disposición de las empresas. El resultado ha sido una intensa creación de empleos fijos, incluyendo la conversión de antiguos temporales. A lo largo del año se firmaron 18.300 contratos, de los cuales el 38% fueron indefinidos (casi cuatro veces más de lo que era normal antes de la pandemia).
La reforma laboral también ha alterado la estadística del paro registrado en las oficinas de empleo, que habitualmente ya era mala para seguir la evolución del mercado laboral, por introducir muchos sesgos. El número de parados se redujo en casi 270.000 personas a lo largo del año. Diciembre cerró con 2,83 millones de personas desempleadas, lo que supone el dato más bajo desde septiembre de 2008, mes en el que quebró Lehman Brothers.
El año 2022 fue muy positivo para el empleo, sin embargo, acabó de la peor manera posible. Aunque a lo largo del ejercicio se crearon 471.000 empleos, este balance ha quedado ensombrecido por el inesperado descenso de la ocupación en el final del año en el peor diciembre desde la crisis financiera. En concreto, la economía española perdió 8.300 afiliados en términos desestacionalizados, la primera destrucción de empleo en un mes de diciembre desde 2012. Se termina así una racha que comenzó tras el final de las restricciones de la pandemia, en mayo de 2021. En estos 19 meses consecutivos de aumento de la afiliación se crearon casi 1,3 millones de empleos. Sin embargo, la crisis inflacionista y la permanente pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores han provocado que el mercado laboral haya cambiado de signo.
Fuente El Confidencial