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Bon dia. Si la política es un estado de ánimo, el de la política española es un estado de ánimo con esteroides. Ayer tuvimos otro arranque de Yolanda Díaz pidiendo congelar las hipotecas por los beneficios milmillonarios del BBVA, olvidándose del coste del capital o de las pérdidas de la pandemia. En un año sin elecciones, la ‘boutade’ pondría en un brete a Calviño, que sería la que tendría que desautorizar a la vicepresidenta segunda, encomendándose a la estabilidad financiera, a la discriminación con los clientes con tipo fijo o al encarecimiento del crédito a los futuros hipotecados. Pero este año se vota en España, lo que aumenta el riesgo de contagio del ‘boutadismo’. Y a los 6.420 millones de BBVA de ayer se suman hoy los 9.605 millones de Santander y mañana, otros cuantos de CaixaBank. Igual que a las Big Four no les preocupa la multa de la inspección de Trabajo, sino una sobrerreacción ejemplarizante forzada por la exposición mediática, los que los bancos temen es que este combo milmillonario de beneficios genere un estado de ánimo que lleve a PSOE y UP a competir por el papel de poli malo con la banca. ¿Qué podría salir mal?
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Fuente El Confidencial