Por Enrique Guillermo Avogadro
“Puede haber en la oposición halcones y palomas, pero ninguna de esas aves plantea romper el sistema institucional ni crear una hegemonía”. Jorge Fernández Díaz
El kirchnerismo, priorizando siempre la ideología a los intereses nacionales, lo volvió a hacer. No bastaron los problemas que generó al intervenir en los asuntos internos de Chile (por la repudiable conducta del Embajador Rafael Bielsa y por el asilo al asesino Galvarino Apablaza), de Bolivia (por el apoyo al ex Presidente Evo Morales en el golpe contra Jeanine Añez), con Uruguay (por la radicación allí de las pasteras, que huyeron de Entre Ríos por las coimas que pedía el ex Gobernador, Jorge Busti) y hasta con Brasil (por la visita en la cárcel a Lula da Silva).
Ahora, por la complicidad criminal y política que existe –siempre con el invento del lawfare- entre Cristina Fernández y Rafael Correa, condenado por corrupción y fugado, hizo estallar la relación con Ecuador. En nuestra Embajada, a cargo de Gabriel Fuks, se refugió una ex Ministro, María Duarte, con sentencia firme en la misma causa del ex Presidente. Alberto Fernández pidió el salvoconducto para permitirle salir del país invocando falsas razones humanitarias, y Guillermo Lasso se lo negó fundado en los acuerdos que vinculan a ambas naciones.
Entonces, Duarte se esfumó y reapareció “milagrosamente” en la Embajada argentina en Venezuela, a cargo de Oscar Laborde, quien “por casualidad” había estado visitando a su colega de cargo y militancia Fuks. Escapó en un auto con inviolable patente diplomática, y las sospechas se agravan porque nuestro Embajador había pedido retirar la custodia policial y apagar las cámaras de seguridad. Pero no terminó allí la cosa, ya que el Caracol y el tan habilidoso Ministro Santiago Cafiero descaradamente mintieron en sus conversaciones con Lasso y con Juan Carlos Holguín, su Canciller. Resultado: Fuks fue expulsado y, en represalia, Argentina hizo lo mismo con Xavier Monge Yoder, Embajador ecuatoriano aquí.
Volviendo al escenario interior, la repugnancia que me produjo el juicio a militares que actuaron en 1975 en el Operativo Independencia y la coetánea sentencia que habilitó a las hijas de Mario Roberto Santucho, el asesino jefe del ERP, a cobrar una multimillonaria indemnización (lo describí en mi última nota), se agravó. Y no podía ser menos, ya que no quedan ex coimeros kirchneristas presos: el ladrón Ricardo Jaime, con montones de causas por corrupción y responsable de los 51 muertos de Once, fue excarcelado por infantiles razones de salud, mientras agonizan en las mazmorras de esta hipócrita sociedad muy ancianos soldados, a los que el sistema carcelario no puede brindar la más mínima atención gerontológica.
El anuncio de un índice de inflación del 6,6% para febrero (102% anual), y las estimaciones del mercado que la establecen superior al 7% -tal vez, cercana al 8%- en marzo, entierran los delirios de Sergio Massa, que se imaginaba ungido por Cristina Fernández y financiado por tantos empresarios “expertos en mercados regulados”, socios del Ministro en el saqueo y, quizás, hasta por los cárteles interesados en renovar sus vínculos con la política. Pese a que ella carece de candidatos competitivos, jamás confiaría en el Aceitoso puesto que éste, como todo heredero, podría rebelarse y cumplir sus viejas promesas de echar a los ñoquis de La Cámpora y meter presos a los corruptos (¿se autodenunciará por los muchos negociados que describió Carlos Pagni el jueves en La Nación?); coincidiría con el Caracol, que dijo pretender terminar con veinte años de kircherismo.
Hasta ahora, probando así la autoría intelectual de quienes, en 2001, obligaron a Fernando de la Rúa a renunciar, no ha habido asaltos a los supermercados ni estallidos violentos, a pesar del 50% por ciento de pobreza y del hambre imperante. Pero la desmadrada inflación está poniendo a la sociedad en grado de ebullición, como lo muestran la intemperancia con que reacciona cotidianamente en la calle y las espontáneas puebladas motivadas por los prolongados cortes de luz. El peronismo territorial está perdiendo la crucial batalla por el control social de los barrios carenciados y cediéndole ese puesto a los narcotraficantes, que dispensan justicia en los conflictos entre vecinos, dan trabajo y dinero a los jóvenes ni-ni, reparten alimentos y ejercen el monopolio de la violencia.
Las declaraciones que formuló el viernes el ridículo Senador Oscar Parrilli fueron intimidantes para el futuro institucional. Ese perro faldero de Cristina Fernández afirmó que, si su dueña no fuera ¡absuelta! antes de las elecciones en la causa que la condenó por concretar el mayor robo de la historia, quien resulte victorioso carecerá de toda legitimidad; o sea, amenazó a la República con nuevas andanadas de piedras y con el resurgimiento del terrorismo que, por lo demás, ya está presente en el territorio nacional, como bien saben en Villa Mascardi y El Bolsón.
Salvo que “convenzan” al subnormal Axel Kiciloff de aspirar a Presidente, ese puesto lo ocupará Daniel Pichichi Scioli. y Cristina Fernández de Hotesur reculará en chancletas de su autoproscripción para ser electa Senadora por Buenos Aires y conservar así los fueros que gozan tantos miembros del H° Aguantadero. Descreo de una postulación de Mauricio Macri, a quien veo sólo con intención de ser el “gran elector” de Juntos por el Cambio, e imagino que, en las PASO, competirán dos fórmulas, con Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, cada uno acompañado por una figura de la UCR. La incógnita sigue siendo qué hará y qué suerte correrá Javier Milei; hasta ahora, no abre a la política su discurso, centrado en unas exóticas propuestas económicas, y a quien no se le conocen equipos técnicos ni candidatos provinciales, además de carecer, al menos por el momento, de un partido nacional para sustentar su candidatura.