Por Mariano Roa
Aníbal Fernández dispuso la llegada de las fuerzas federales sin coordinar con Sergio Berni. El gobernador mandó una carta exigiendo respuestas pero el ministro no la responderá por considerarla improcedente. Los intendentes tampoco fueron consultados.
Es la inflación. Pero también la inseguridad. Y no necesariamente en ese órden. En el Conurbano, el principal reclamo es la pérdida del poder adquisitivo y, casi en el mismo escalón, el temor a morir en un asalto.
Las demandas no son de ahora. Siempre el bolsillo y el resguardo de la vida estuvieron en el tope de preocupaciones. Ninguna sorpresa. Pero en un año electoral, en un país quebrado por la crisis y una alianza de gobierno en clara descomposición, la mochila de la falta de respuestas se hace más pesada.
Anibal Fernández salió con fuertes críticas contra Máximo Kirchner. Ahora dispuso la llegada de Fuerza Federales al Conurbano pero no coordinó con Axel Kicillof.
A los problemas estructurales, hay que sumarle los conflictos autoinfligidos. Incomprensibles ante la desesperación de la gente. Los encargados de dar una solución a la falta de seguridad en el Conurbano son, en definitiva, el Gobierno Nacional y el de la Provincia. Por inacción, los intendentes también pagan la cuenta.
Casi todos ellos, por lo menos en el prode, juegan en el mismo equipo. Pero parecen enemigos. Alberto Fernández dispuso la llegada de efectivos de fuerzas de seguridad federales al Gran Buenos Aires. Pero lo hizo sin avisarle al gobernador Kicillof.
El episodio abrió un nuevo conflicto entre el Gobierno Nacional y el kirchnerismo provincial. Y lejos de recular, y a pesar del enojo y pedido de explicaciones de Kicillof, la intención de desplegar gendarmes en territorio bonaerense continúa firme. Un conflicto que escala en medio de desconfianzas cruzadas.
El Ministro Aníbal Fernández diagramó la instalación de cinco bases operativas en el Conurbano sin coordinar con su par de Buenos Aires, Sergio Berni. Los intendentes también están babia: la mayoría recién se está enterando y nadie sabe cuántos efectivos serán ni los lugares precisos donde serán destinados.
“Nadie se tiene que sentir ofendido. El plan ya estaba hablado y se implementará luego de la firma de una resolución. La convocatoria se hará en los próximos días“, le adelantaron a Clarín desde la cartera nacional encargada de la ingrata tarea de prevenir los robos, asesinatos y evitar el tráfico de droga.
Axel Kicillof, Sergio Berni y Martín Insaurralde en un acto. Berni fue el que le avisó a Kicillof del plan de Aníbal Fernández. para llevar gendarmes al Conurbano.
Se sabe que los efectivos federales harán base en La Matanza, La Plata, Avellaneda, Pilar y Tigre. En estos dos últimos municipios admiten saber poco y nada. “Nos comunicamos con el ministro y nos confirmó que mandarán gendarmes. Inclusive, ya vimos micros con efectivos. Nos pusimos a disposición pero nadie nos dijo ni dónde estarán ni qué funciones cumplirán”, señalaron en una de esas comunas.
En cambio, en La Matanza sí estaban enterados. Inclusive, en la apertura de sesiones ordinarias del Concejo Deliberante, el intendente Fernando Espinosa anuncio la llegada de “100 gendarmes” para recorrer las zonas más castigadas por la inseguridad. Información privilegiada.
Sergio Berni está que trina. Y no lo oculta. Fue él quien le informó a Kicillof de la llegada de las fuerzas federales. Y el gobernador responde que no le cree demasiado a Aníbal Fernández. En La Plata recuerdan que hace tres años que vienen pidiendo gendarmes. “Las promesas se escucharon varias veces pero nunca se cumplieron”, enchastran.
El primero en pedir las fuerzas federales fue el propio Berni. Se lo pidió antes de la pandemia a Alberto Fernández, cuando la relación entre ambos era medianamente civilizada. “Acordamos retomar el operativo Centinela con 6.000 gendarmes, pero nada ocurrió. Otro incumplimiento de alguien que ya no se acuerda ni de lo que promete”, se lamenta el ministro, quien asegura que cuando aceptó asumir en el cargo lo hizo con la condición de reestablecer ese plan. Berni también suele poner condiciones que parecen inflexibles pero que el tiempo derrite para doblarlas con cierta facilidad.
Ante el ninguneo a Berni, se involucró Kicillof. En Provincia aseguran que el gobernador le hizo el pedido “varias veces” al Presidente. Pero tampoco hubo respuesta. La vara la tomó Martín Insaurralde, como representante de los intendentes peronistas del GBA. Otro vez sapo. Finalmente, según aseguran en La Plata, fue Mariano Cascallares, el jefe de Almirante Brown, quien logró destrabar la situación.
Hay también un problema de plata. Volver a implementar el plan Centinela cuesta mucho dinero. “Para desplegar a 6.000 gendarmes permanentes caminando el Conurbano es necesario disponer de, al menos, unos 12.000 efectivos para completar los turnos. Por ese trabajo, el de encargarse de la seguridad ciudadana, se les paga un extra de alrededor de $15.000 a cada uno”, detallaron en el Ministerio.
En la Casa Rosada interpretan que la decisión de no coordinar nada con Provincia no fue ningún descuido. “Fue una respuesta a los ataques constantes de La Cámpora, avalada por Kicillof en el acto de Avellaneda, a la figura presidencial”, dicen los que rodean a Alberto Fernández. Y adelantan que desde ahora hasta que anuncie si será o no candidato “van a ver a un Presidente muy seguro, picante y entusiasmado. Como decidido a dar la batalla interna”, agregan.
El capítulo más extraño se escribió (literal) el miércoles. Cuando el propio Kicillof le mandó una carta al Gobierno (nadie sabe bien por qué tanta resistencia a usar el teléfono) para exigir explicaciones sobre el despliegue de la fuerzas federales.
“Aníbal puso en caja a Máximo. Y también le respondió a Perotti. Pero ni loco le va a contestar a Kicillof. Cree que haber recibido un escrito en vez de un llamado personal es algo absolutamente improcedente”, dicen cerca del ministro.
“Nunca vimos semejante cambalache. Anibal no se habla con Berni, Berni no se habla con los intendentes y los intendentes no paran de cascotear la gestión de Kicillof a pesar de que varios de ellos integran su gabinete. En el medio está la gente pidiendo que no la maten en un asalto. Si el Frente de Todos todavía no explotó por los aires es de puro milagro”, reconoce un jefe del PJ que supo tratar con varios presidentes y ministros de seguridad.
Resulta que los intendentes también apuntan a la Provincia por el problema de la inseguridad. Temen que el efecto Rosario impacte fuerte en las elecciones. Y se quejan de la falta de diálogo con el Ministerio de Seguridad provincial. “Es cierto que Berni nos responde los mensajes. Nos dice a todo que sí, pero no nos involucra en los operativos”, indica otro jefe comunal peronista de uno de los municipios más grandes del Oeste del Gran Buenos Aires.
Por su parte, Berni no oculta la desconfianza que le generan muchos jefes municipales. “Sobre todo los que nombraron como secretarios de seguridad a policías retirados que defienden su negocio en convivencia con el narcotráfico. Ni loco le vamos a dar más recursos y poder a esas comunas que no se preocupan por terminar con la venta de drogas y que sólo buscan administrarlas“, indican.
Fuente Clarin