“Al héroe anónimo, sean eternos los laureles que supieron conseguir”.
Por Dr. Jorge Corrado –Especial para Total News-
A Ustedes, héroes anónimos, a su eterna memoria de HOMBRES DIGNOS Y VALIENTES.
A Ustedes que pelearon y murieron por nuestra Argentina, por sus Padres, por sus Hijos, por su Cultura, por sus Raíces y por su Bandera, les dedico éstas humildes líneas.
Regaron con su sangre aquellas tierras irredentas y lejanas, dándonos un rayo de luz en la larga noche de la disgregación y el caos. Su fuego sagrado ilumina el camino hacia una Argentina que renace al impulso de su recuerdo límpido y heroico, contrastado con los espíritus confusos y oscuros de nuestros ideólogos extraviados, de dirigentes corruptos y de la pequeñez egoísta de los desarraigados.
Nosotros también queremos morir aquí ¡Defendiendo lo heredado!. Sobre esa tierra verde y ancha donde pacen los ganados y crecen las espigas. Bebiéndola, hecha barro, en la larga noche de la decadencia, bajo su peso leve, porque es ella. Así como fue siempre, como tendrá que ser siempre.
Para que en las prematuras tumbas de las frías aguas y de los turbales, resuene el grito que despierte a “Una grande y gloriosa Nación”.
En Ustedes, héroes anónimos, está la savia de la grandeza futura de nuestra Argentina.
Tengo tu misma edad, Soldado de Malvinas, tu misma condición de argentino, tu misma ansiedad y no tengo tu gloria. Por la poca fortuna del bolillero, no estuve con ustedes en el pozo de zorro, en la simbólica raíz profunda que busca el néctar de la tierra y en ella, su destino manifiesto. De la misma forma en que peleó mi padre por su Patria, en las costas de Francia, allá por los ‘40. Aquella generación reconstruyó Europa y contribuyó con sudor y sacrificio al engrandecimiento de nuestra América. Hoy debemos reconstruir a la Argentina de la demolición de los ineptos y malvados, volveremos a levantarla desde sus cenizas. La “Generación Malvinas” será, sin dudas, el núcleo vivo de la Nueva Argentina que está naciendo. Ustedes, nuestros héroes, el testimonio generacional que ofrendaron su sangre para que volvamos a vivir con orgullo.
¿Qué estatuas les hemos levantado sobre los pedestales? ¿Qué retratos de Uds. presiden los salones de las escuelas y de los edificios públicos de la República? ¿Qué hechos se rememoran oficialmente y cuáles se silencian? ¿Qué dicen los programas de los ciclos secundarios y universitarios? ¿Qué enseñan los maestros? ¿Qué enseñan los libros de texto desde el primer grado? ¿Quiénes están en las academias? ¿Qué dicen los grandes diarios?.
Ustedes, Héroes de Malvinas, son ignorados. Lo sabemos. Pero no por el verdadero pueblo, en cuyas entrañas nacieron, se criaron y lucharon. Sino por la ignominia banal y el oprobio artero de quienes extraviaron su camino, perdieron su identidad y levantan hoy otra bandera. Esos simpatizantes del terror, que abominan de nuestros valores y que se escudan en la falsedad de su democratismo, no son precisamente los iluminados por el sol de la azul-celeste y blanca. Son la discordia que impide nuestra unidad. No son “lo que deben ser y por eso no son nada”. Creo que la hora les ha llegado. No podemos tropezar de nuevo en la misma piedra. Hoy tenemos esperanzas y Uds. son nuestro faro.
Desde que aceptamos como cierto que la historia argentina era el conflicto entre Civilización y Barbarie, entendiendo por barbarie a la propia cultura, los argentinos, de espaldas a la Nación nacida en la profundidad minera que le dio su límpido y hermoso patronímico, carece de raíces. No se trata de incorporarnos a la civilización, tomando a ésta como reemplazo de la cultura originaria, sino que la civilización se incorpore a nuestra tradición, a nuestra propia particularidad, a nuestra identidad incambiable. La modernidad no puede conmover a uno solo de nuestros valores y principios. Éstos son los que “dan forma al progreso”, dan credibilidad y confianza y evitan la descomposición.
Vos, querido héroe argentino, que dejaste el sol de tu tierra para luchar paradójicamente en el frío del olvido una guerra inesperada en la que pusiste tu amplio y generoso pecho guerrero, fuiste ayer la muralla de nuestra dignidad frente al desafío prepotente del colonialismo. Hoy te honramos, Uds. hicieron honor a la historia de la Patria. Son el cimiento del futuro esperado. Están presentes en nosotros, día a día.
Hermanos queridos, el pueblo sano no los olvidará jamás. Ustedes representan al valor y la nobleza del criollo que ganó la Guerra de la Independencia y peleó con bravura y desinterés las Guerras Civiles que nos asolaron. En tus venas seguirá corriendo por siempre el fuego sagrado del patriotismo y la abnegación. Es la misma sangre de San Martín, de Güemes, de Belgrano, de Juana Azurduy y otros mil. Nadie podrá dejar de comprender que el Libertador, al concitar a los pueblos para organizar sus libertades, formar sus ejércitos, conducirlos a la victoria, proclamar y establecer sucesiva y generosamente la independencia de tres repúblicas, lo hace desde la fortaleza espiritual de aquel núcleo originario. Esa gesta no fue literaria ni ideológica, sino POLITICA; no transitoria, sino perdurable; no material, sino moral. Como la de ustedes, queridos hermanos. Uds. son el blasón de la nacionalidad de nuestros días. Hoy, en medio de las crisis y de la mediocridad, Uds. son nuestro sostén y ejemplo.
Héroes de Malvinas, los que están físicamente con nosotros y los que nos iluminan desde el Cielo para que no cambiemos el rumbo que han trazado, nosotros, los hombres y mujeres de la Generación Malvinas, les prometemos GANAR EL FUTURO.
Prometemos que lucharemos aquí, en nuestra tierra, que no emigraremos a otras para sembrar una planta que jamás dará flor ni fragancia, simplemente para tener un auto mejor o unas joviales vacaciones. Cedamos esos privilegios a aquellos que deseen abandonar el hogar donde viven sus padres, donde están enterrados sus abuelos y donde debieran nacer sus hijos, por un porvenir material, por un bien “estar”. Volverán.
Nosotros, quienes no tuvimos el honor de batirnos al lado de Uds., prometemos con pasión por la Patria del Futuro, empeñarnos con toda nuestra fuerza espiritual en la huella que Uds. han abierto.
La sangre criolla no fue en vano, nos dio la Libertad y la Independencia. La sangre de Malvinas nos da el Futuro y la Esperanza para nuestros hijos. Que así sea. Gloria eterna a los Héroes Anónimos. El fuego de sus jóvenes espíritus ilumina hoy y por siempre nuestro camino.
¡VIVA LA PATRIA!!!!!!!!.
Dr. Jorge Corrado
Director del Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires