
El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha salido en auxilio de Pedro Sánchez y de la negociación con los independentistas catalanes para su investidura, aún sin fecha. En una entrevista en Onda Cero, la primera que concede en mucho tiempo, Zapatero ha dicho con claridad que «estoy a favor de la amnistía, cabe en un ordenamiento democrático como el nuestro». El exlíder del PSOE ha negado incluso, contra toda evidencia, que Sánchez dijese antes de las elecciones generales del pasado 23 de julio que esa amnistía no cabía en la Carta Magna. Algo que ha explicado así: «Yo creo que el presidente se refería, y creo que este es un debate que tendremos, si la amnistía va adelante, pero yo creo que se refería más bien al tipo, al tipo de amnistía que habían presentado los independentistas».
Ha deslizado también que «me sorprenden algunos pronunciamientos», algo en lo que no ha profundizado, aunque pudiera referirse a Felipe González, que se ha manifestado tajanmente en contra de esa eventual medida. Y ha añadido que el eventual olvido legal de los delitos relacionados con el ‘procés’ «debe estar motivada adecuadamente, justificada adecuadamente y amparada adecuadamente, y ese es el debate que debemos tener». Zapatero ha negado que el debate sobre la misma se deba a la necesidad de Sánchez de obtener el sí de los siete diputados de Junts para su investidura, ya que a su juicio «se trata de algo más profundo».
Para argumentar su posición, el que fuera jefe del Ejecutivo entre 2004 y 2011 ha dicho que la amnistía existe en «las democracias homologables a la nuestra» y que se han concedido «decenas de ellas desde la Segunda Guerra Mundial». Que ningún país occidental ha renunciado a ese instrumento -que ha definido como «institución»- aunque «unos lo recogen en su constitución y otros no», lo que es el caso de la Carta Magna española, en la que no aparece. E incluso se ha remontado a la antigua Grecia.
Todo ello, ha explicado, «en circunstancias excepcionales», como a su juicio concurrieron en el otoño de 2017 en Cataluña, unos hechos que el presidente ha definido como los más excepcionales desde el golpe de estado del 23-F, en 1981. En ese punto Zapatero ha puesto encima de la mesa como argumento (en una entrevista en la que ha dicho que ayudará en lo posible para conseguir la investidura de Sánchez, por considerar que España necesita un nuevo Gobierno de coalición del PSOE y Sumar) el apoyo popular a los independentistas, que en las elecciones del 23J quedaron en Cataluña en cuarto y quinto lugar, Junts y ERC, por detrás del PSC, Sumar y el Partido Popular de Cataluña (PPC). «No fue una situación que fuera fruto de un número reducido de personas, para bien o para mal, los independentistas tenían mayoría absoluta en el Parlamento. Es más, después del 155, que fue una respuesta del Estado para impedir lo que sucedía, cesando a un parlamento elegido democráticamente y cesando a un gobierno elegido democráticamente, pues aún en las siguientes elecciones los independentistas obtienen mayoría absoluta. lo que debo decir que a mí, al menos, me llamó la atención», ha argumentado.
Zapatero, igualmente, ha sostenido que el olvido legal de los delitos relacionados con el ‘procés’ servirá para «el reencuentro de Cataluña con el resto del Estado». En todo momento, Zapatero ha situado el origen de la «crisis de 2017», como se ha referido a los hechos que merecieron una condena por sedición por parte del Tribunal Supremo (TS), en la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) de 2010 que recortó severamente el Estatuto que él mismo impulsó desde La Moncloa. Algo que a su juicio es «inequívoco» y «se ha estudiado poco». Aunque no ha sabido responder cuando el entrevistador, Carlos Alsina, le ha recordado que en su momento calificó de «muy positiva» esa sentencia.
Fuente ABC