La elección de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, una trama que cruza a Javier Milei, el kirchnerismo y operadores judiciales
Por Ignacio Miri
El Gobierno dice que tiene el apoyo de gobernadores y senadores peronistas para votar a los candidatos para la Corte.
Aunque tiene un final todavía incierto, la nominación de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla como candidatos a ocupar lugares en la Corte Suprema obligó al Gobierno a montar la que podría ser la negociación más amplia y compleja que emprendió Javier Milei desde que llegó a la Casa Rosada.
En la conversación que abrió el Presidente están sentados varios de los integrantes más notorios de la “casta política” que suele poner Milei en el centro de sus denuncias y que le sirvió como aglutinador de su electorado: hay jueces de la Corte Suprema y de la Justicia Federal, operadores de los tribunales, gobernadores y senadores del peronismo y también dirigentes muy cercanos a Cristina Kirchner.
En la Casa Rosada aseguran que las candidaturas de Lijo y de García Mansilla están atadas. El primero de los nombres fue propuesto por algunos gobernadores peronistas y el segundo es la preferencia del Gobierno. “La negociación con el kirchnerismo es uno de ellos por uno nuestro”, explicó a Clarín uno de los funcionarios encargados de llevarla adelante.
Lijo llegó a la Justicia Federal en 2004, durante el gobierno de Néstor Kirchner. Desde ese momento encadenó una frondosa relación con buena parte de los dirigentes del kirchnerismo y de los peronismos provinciales.También tiene buena llegada al círculo más cercano a Cristina Kirchner a través de Juan Martín Mena, ministro de Justicia de Axel Kicillof y operador del kirchnerismo en los tribunales desde hace años.
El juez tiene además una conexión privilegiada con Ricardo Lorenzetti, que cultiva desde siempre un vínculo casi semanal con los senadores de todos los partidos, y particularmente con los que responden a los gobernadores peronistas. No hay que explicar demasiado esa preocupación de Lorenzetti por vincularse con los senadores: la Cámara alta es la institución clave en el nombramiento de los jueces y también funciona como última instancia de decisión en los juicios políticos a los miembros de la Corte Suprema.
En este punto hay que hacer una aclaración. Lorenzetti no es el único de los jueces de la Corte que mantiene esa relación con los miembros del Senado. Lo hace también Horacio Rosatti -aunque no de manera directa- y también lo hizo siempre Juan Carlos Maqueda, que antes de ir a la Corte fue senador. En ese tablero son más los que juegan que los que se quedan en los márgenes.
Lorenzetti, que desde que Rosatti, Maqueda y Carlos Rosenkrantz decidieron entenderse eligió pararse del lado de enfrente, se preocupó también por relacionarse con Milei, incluso desde antes de que ganara el balotaje. Ellos dos se comunican mucho más de lo que se sabe.
Todo ese cruce de conexiones puede tener el resultado que quiere el Gobierno -y también sus aliados circunstanciales en el peronismo- pero para que eso ocurra tendrá que producirse un alineamiento parecido a un milagro.
“Ojo que falta mucho, eh. Para que cumpla 75 años Maqueda faltan todavía nueve meses. Eso es todo un embarazo“, le dijo a Clarín un miembro muy influyente del Poder Judicial. Esos nueve meses, además, transcurrirán con un miembro de la Corte Suprema que ya sabe que el Gobierno decidió no promover su continuidad presentando otra vez su pliego para extender su mandato por otros cinco años.
Esa jubilación anunciada con un tiempo tan largo de anticipación es algo desconocido en la Argentina. En esos meses llegarán a las mesas de la Corte asuntos de importancia vital para el Gobierno, e incluso los jueces tendrán tiempo de elegir al propio presidente del cuerpo. En octubre, Rosatti, Rosenkrantz y Lorenzetti, y también Maqueda, elegirán a quien conducirá la Justicia en 2025.
Fuente La Nación