Polémica en Defensa: Luis Petri echó a un equipo que investigaba archivos de la dictadura, al que acusó de “perseguir” a los militares
Por Guido Braslavsky
Hubo diez despidos en el grupo creado en 2010, que hacía informes a pedido de la Justicia. Para el ministro, era un “grupo parajudicial de persecución” a las Fuerzas Armadas. El caso genera controversias en la Justicia.
El ministro de Defensa, Luis Petri, decidió a fines de marzo desmantelar al Equipo de Relevamiento y Análisis documental (EryA) que desde hace catorce años trabajaba sobre los archivos de las Fuerzas Armadas, tenía facultades para requerir legajos y documentación, y respondía a requerimientos de la Justicia en causas por delitos de lesa humanidad, como tarea principal.
El ministro desvinculó a 10 de los 13 miembros del equipo y disparó munición gruesa contra su actuación en estos años. Afirmó que eran “un grupo parajudicial” con facultades que solo cuenta la Justicia: “Podían tener llaves de todas las oficinas, requisar y meterse en los archivos, precintar lo que quisieran sin tener una orden judicial”, enumeró.
En diálogo con Clarín Petri sostuvo además que “los informes que produjeron no están en el sistema, yo como ministro no puedo acceder, los mantuvieron en secreto en sus computadoras y en los últimos tiempos fueron con memorias portátiles a llevárselos. Eran un grupo de persecución que hacía macartismo en las Fuerzas Armadas”, sentenció.
El desmantelamiento del EryA fue revelado días atrás por Página 12 y generó también repercusiones judiciales entre fiscales y querellantes en causas por delitos de lesa humanidad que apelaban a archivos documentales castrenses a través del Equipo.
La controversia escaló al punto que el procurador general Eduardo Casal le sacó tarjeta amarilla al fiscal federal de Bahía Blanca Miguel Palazzani, quien había enviado un oficio al ministro reclamándole “evitar cualquier acción que pueda poner en peligro al acervo documental que conforma y gestiona el Archivo de Defensa”.
“El oficio por él (Palazzani) remitido, parte de fundamentos hipotéticos en relación con decisiones que corresponden a otro poder, en términos que tampoco lucen apropiados”, lo amonestó su superior Casal en nota del 9 de abril pasado y completó con elegancia: “Corresponde llamar la atención del doctor Palazzani para que en el futuro evite acciones de esta índole”.
20/03/2014.- Acto de apertura al público de actas de la Junta Militar halladas en el Edificio Cóndor. EFE/David Fernández
Amplias facultades
El Equipo de relevamiento fue creado en marzo de 2010 por la entonces ministra de Defensa, Nilda Garré por la resolución ministerial 240. Disponía la conformación de un “Grupo de Trabajo” por un lapso de 6 meses bajo la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio (otra innovación de Garré, que ya en la dictadura recibía denuncias en la APDH).
Con el fin de “preservar” los archivos y documentos existentes que pudieran servir en investigaciones judiciales “o de interés para la sociedad”, facultaba al Grupo a “precintar o limitar el acceso temporal” en dependencias de las FFAA que considerara pertinente para la preservación del contenido. También instruía a los jefes de las fuerzas a permitir el “acceso irrestricto” del Grupo a todas las dependencias bajo su órbita. Y la obligación que dieran copia de las llaves de oficinas y armarios, si así se les solicitaba.
La creación de ese Grupo se correspondió con la reactivación de múltiples causas judiciales por la represión ilegal, tras las nulidades de las leyes del perdón en tiempos del primer gobierno kirchnerista. Y con una intervención sin precedentes de una ministra en los asuntos militares antes vedados.
La tarea del equipo fue apoyada por los organismos de derechos humanos y organismos como el CELS, que ahora cuestionan la decisión de Defensa de desmantelarlo. Hay conexiones e incluso integrantes del equipo ingresadas en el último tiempo habían trabajado antes en los archivos del CELS.
El ministro Petri objetó todo su trabajo en forma lapidaria. “No sabemos a quién respondían. Tenían 6 informes publicados en 14 años. La designación en 2010 era por seis meses y (el ex ministro Jorge) Taiana los declaró permanentes”, objetó.
El ministro anticipó que está bajo investigación el presunto empleo de información por parte de personal del equipo, con fines de “persecución”. Y negó que el área vaya a ser cerrada: “Vamos a rediseñar toda el área y a modificar la resolución” que creó el grupo, completó Petri.
24 de Marzo y después
En Defensa, y en la Casa Rosada con Javier Milei y su vice Victoria Villarruel, hay una política enfrentada a las que llevaron los K respecto de los años de la dictadura y la represión militar. El 24 de marzo el Gobierno difundió su video donde habló solamente de la violencia de las organizaciones armadas, de la “memoria completa” que reclamaban los militares, no aludió al terorismo de Estado y cuestionó la cifra de 30 mil desaparecidos. También busca facilitar la prisión domiciliaria de los condenados mayores de 70 años, un beneficio negado en los gobiernos kirchneristas.
Cinthia Balé, master en Ciencia Política de la Universidad Nacional San Martín (UNSAM) y doctora en Ciencias Sociales, dedicada a investigar la historia reciente, defiende el trabajo del Equipo desarticulado: “La Justicia hacía uso de su trabajo y son los que saben el valor que tenía”. Mencionó otros temas como el informe Rattenbach sobre las responsabilidades en la guerra de Malvinas o los archivos del almirante Isaac Rojas sobre la Revolución Libertadora. Sobre la dictadura ejemplificó que en los juicios por los “vuelos de la muerte” hubo documentación que produjo el equipo que permitió identificar a algunos de los pilotos que hacían vuelos desde Campo de Mayo.
Habla uno de los despedidos
Clarín habló también con Hernán López, licenciado y máster en Historia (UBA), uno de los investigadores echados. Ingresó al Equipo en 2015, en 2017 fue despedido (en la gestión macrista se redujo el Equipo, echaron a los que facturaban) y se reintegró en 2022, hasta hace un par de semanas.
“Estábamos organizados por fuerza, en Ejército donde estaba el mayor caudal de trabajo éramos 7. No dábamos abasto para responder a la Justicia. No íbamos al Ministerio, nuestro lugar diario era México y Defensa, donde está el Servicio Histórico del Ejército. Fundamentalmente respondíamos a pedidos de juicios de lesa humanidad: muchos pedidos sobre reglamentos, reconstruir organigramas. Sabiendo qué función cumplía un militar podían establecerse responsabilidades, o deslindarse también. Yo estaba trabajando en un pedido de la Justicia federal de Paraná, y teníamos unos treinta pedidos dando vueltas”.
“Los despidos fueron dirigidos a nosotros, porque hubo diez en todo el Ministerio, hasta que llegaron a nosotros. El que nos echa es el Secretario de Asuntos Estratégicos, (Claudio) Pasqualini (ex jefe del Ejército en la última parte de la gestión macrista). Nunca tuvimos una reunión cuando se hacen cargo, en marzo nos pidieron todo el material de trabajo, y también desde el Archivo nos hicieron saber que no nos iban a entregar más material por orden de la superioridad.
“Qué cómo era la convivencia con los militares? La verdad que re-bien. Mi etapa anterior (hasta 2017) fue quizás más tensa. Pero si de arriba les dicen entregar material y archivos, la gente lo hace, aun con cara de culo pero es vertical el asunto. Ahora, se había hecho un laburazo con el personal de los archivos de las tres fuerzas (Ejército, Armada, Fuerza Aérea) por los 40 años de Malvinas. Se digitalizaron y catalogaron más de 1.500 documentos, fue un laburo de meses.
“Pero responder a la Justicia nos insumía el día a día. Nosotros no iniciábamos investigaciones, respondíamos a la Justicia y a los pedidos. El Servicio Histórico todos los días en San Telmo, o íbamos al Regimiento de Patricios en Palermo a veces, donde están los legajos de los retirados. Siempre con un nivel de formalidad, todo firmado lo que se entregaba y devolvía, con fecha.
“Hacíamos un trabajo complejo, de cruzamiento de información y datos, de boletines públicos, reservados, Juntas de Calificaciones. Llegar así por ejemplo, a probar que un tipo que decía que no, había estado efectivamente en la ESMA. Podía haber un caso espectacular, pero te diría que hoy es más un trabajo tedioso y riguroso, algo que no puede hacer cualquiera. Hernán López afirma finalmente: “Estoy seguro de lo valioso de nuestro trabajo. Nos echaron no por no hacer, sino por lo que hicimos”.
Fuente Clarin