Por Darío Rosatti
Duró 3/4 horas, no hubo ocupación de radios ni medios y sólo participó un grupo reducido. La idea, aparentemente, habría sido, levantar la imagen del alicaído Presidente Arce y mostrar a los opositores de derecha como responsables del infantil “golpe”.
Bolivia posee una interesante trayectoria en materia de golpes de Estado militares, cuenta con casi 200 golpes desde su independencia en 1825, uno de ellos duro 18 años, después del infame golpe de 1964.
Durante los últimos 20 años, con Evo Morales, el régimen del MAS ha perfeccionado el arte de los “autogolpes” organizando falsos golpes con los que distraer a la población de los conflictos político-económicos y dando el marco ideal para orquestar una persecución política más agresiva y una mayor confrontación civil.
El cocalero Morales hizo exactamente esto en 2009 y lo repitió en 2019, lo que desemboco en el paso al gobierno de Luis Arce.
El General “golpista” aceptó sumisamente el sermón de Arce para que “deponga” su actitud y luego terminaría admitiendo que hubo un acuerdo entre ambos. Todo había sido una patraña orquestada entre el Presidente Arce y el General Zúñiga
Éste supuesto se produjo en momentos que la Asamblea de la OEA se desarrolla en el vecino Paraguay con la participación de los países que la integran.
Las encuestas le están dando al MAS de Arce y Evo un 18% de apoyo, lo cual indica una pérdida de apoyo popular que hace insostenible el gobierno socialista.
Esto se produce en medio del desabastecimiento de mercaderías y la falta de gas para exportar, a Brasil y Argentina, principal ingreso de Bolivia, Esto sucede por falta de inversiones en prospección; deberá importar en poco tiempo más, pero las arcas del estado están quebradas.
El panorama es bastante negro, no sólo para el MAS, sino para la izquierda Latinoamericana que perdería un apoyo sustancial y sin límites, otro fracaso muy similar al venezolano.
Bolivia tiene acuerdo militar con Irán y de explotación de recursos mineros por empresas chinas.
Los dictadores Diaz Canel y el nicaragüense, Daniel Ortega, los principales afectados por el panorama interno, dónde lo único que parece funcionar es el negocio de la cocaína, en una gran franja de la Amazonia desmontada para el cultivo de estupefacientes, por cuyos efectos ambientales no muestran preocupación los ambientalistas.
Las inversiones en esa franja de El Chapare son de los carteles colombianos y mexicanos que mantienen en su zona, una paz social financiada por el tráfico; con rutas hacia distintos puntos del continente donde tienen apoyos en parte de restos de la guerrilla colombiana y en la Venezuela de Maduro.
Por si caben dudas sobre el fraude con el supuesto golpe, solo habría que analizar el papel que juegan hoy día la inteligencia de Cuba, Irán, Venezuela y China en territorio boliviano. Seria imposible que estas no detectaran el torpe movimiento armado en gestación, contra el gobierno de Arce. Presencias estas, similares a las que hay en Venezuela.
Resta saber en que momento Arce decidió traicionar a Zúñiga, el mismo día del acuerdo o cuando ya todo se mostraba como un absurdo, tras las declaraciones del narco-general que anunciaba la liberación de presos políticos, dando solo dos nombres, el de la ex Presidente Añes y del ex Gobernador Camacho, representantes de la derecha boliviana, que de ese modo quedaban vinculados a la supuesta asonada. Estos, rápidos de reflejos, salieron a condenar la “revuelta”, mucho antes del paso de comedia que fue el desenlace final.