Adiós a Sinaloa. CJNG, el cártel del nuevo sexenio
Por Ricardo Ravelo
“Lejos de ser combatido, el cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) vive momentos de jauja”.
La crisis que enfrenta el cártel de Sinaloa, tras la entrega pactada o captura de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, el pasado 25 de agosto, representa una oportunidad para que el cártel de Jalisco Nueva Generación esté al acecho de rutas, clientes y negocios tras el descabezamiento de Sinaloa. La posible captura de Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán –herederos de su padre, Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo” — podrían poner al cártel en posibilidad de vender la concesión criminal y posicionar al CJNG como el grupo preferido del nuevo sexenio.
El excandidato presidencial
Con la captura o entrega pactada de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López, “El Güero”, el cártel de Sinaloa cayó en crisis interna. Los jefes que ahora operan son Iván Archivaldo y Alfredito Guzmán, quienes comparten el poder aunque enfrentan una fuerte disputa con su tío, Aureliano Guzmán Loera, “El Guano”.
Ante esta crisis, el grupo criminal que se apresta a convertirse en el más poderoso del continente –si no es que ya lo es el cátel de Jalisco, fundado por Nemesio Oseguera Cervantes, quien para la DEA, la agencia antidrogas norteamericana, podría estar muerto.
El Cártel de Jalisco domina el mercado de huachicol y tráfico de fentanilo en Estados Unidos y mantiene presencia en al menos tres continentes: Asia, Europa y América.
¿Debería ser un derecho humano el biohacking extremo?
Lejos de ser combatido, el cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) vive momentos de jauja.
El CJNG no para de crecer, a pesar de la presunta ausencia de “El Mencho”, declarado muerto hace dos años. No obstante, el grupo criminal ya domina el negocio del tráfico de drogas en América Latina y ahora se proyecta para apoderarse de otros territorios en distintos continentes.
Y es que la DEA –la agencia antidrogas norteamericana –le sigue los a los herederos de Oseguera Cervantes, “El Mencho” y ha ubicado a varios de ellos en tres continentes: Asia, África y Europa, hasta donde llegan sus tentáculos y redes con los que ha podido invadir esos mercados con drogas sintéticas, particularmente fentanilo.
Conocido como “El Señor de los Gallos”, “El Mencho”era aficionado a los palenques y a las apuestas; en vida se apropió de esos mercados boyantes, además del de Norteamérica, mediante el tráfico de drogas por la vía marítima, una de las vías más explotadas por el capo michoacano que en sus inicios trabajó como sicario del cártel de los hermanos Valencia.
De acuerdo con la DEA, “El Mencho” controla puertos y aduanas en esos tres continentes y, con el apoyo de sus socios colombianos, utiliza un medio de transporte sigiloso y eficaz: los submarinos, también conocidos como sumergibles, un medio de transporte muy socorrido por los criminales en Colombia. Se trata de aparatos que pueden transportar hasta tres toneladas de droga y son construidos en astilleros improvisados en el país sudamericano. También utiliza el comercio marítimo para sus fines ilegales, pues en buques de carga transportan drogas hacia decenas de países en todo el mundo.
Así, los tentáculos de “El Mencho” –ahora operador por sus herederos — han alcanzado una extensión territorial sorprendente; por ello, es el segundo cártel más poderoso, después de Sinaloa, que tiene presencia en cien países.
CRECIMIENTO IMPARABLE
A “El Mencho” nada lo detuvo en sus planes de expansión en el sórdido mundo de las drogas.
Tan pronto se entronizó como jefe del cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), hace más de quince años, Nemesio Oseguera se desprendió del cártel de Sinaloa –no sin entrar en guerra con ese grupo criminal –y selló una alianza con su cuñado, Abigael González Valencia, El Cuinis, líder del cártel del mismo nombre, quien ayudó a El Mencho introducir cuantiosos cargamentos de cocaína a México y Estados Unidos a bordo de submarinos.
De hecho, fue el primer capo que se dio a conocer en el mundo criminal utilizando naves sumergibles que eran enviadas desde Colombia hacia México y que lo mismo eran descargadas en costas del Caribe que en las del Pacífico. Luego, en lanchas rápidas, ponían el cargamento a salvo para después enviarlo al mercado estadunidense en barcos portacontenedores, según ellos, el medio más seguro.
El poder que acumuló el CJNG y El Mencho se debió, en buena medida, a la capacidad que mostró a partir del año 2008 y hasta el 2015 el cártel de Los Cuines, pues para el gobierno de Estados Unidos este grupo criminal tuvo en ese momento más poder que el propio cártel de Sinaloa. Y eran aliados de El Mencho.
Un agente de la DEA dijo en 2015 que Los Cuines eran el cártel más rico del mundo; lo expuso en el momento en que la agencia antidrogas norteamericana y otros órganos de inteligencia sumaban fuerzas para investigar a este cártel mexicano, sus alianzas, sus mercados y su poderío económico. Su conclusión en ese momento no dejó lugar a dudas: eran más poderoso que Sinaloa, pero curiosamente no atraían los reflectores nacionales ni internacionales como ocurría entonces con el grupo criminal encabezado por Joaquín El Chapo Guzmán.
Este diagnóstico del cártel de Los Cuinis no era visto por las autoridades mexicanas con el lente de aumento con el que lo miraba la DEA. Incluso, el 28 de febrero de 2015, cuando fue detenido el jefe de esta banda, Abigail González Valencia —El Cuini –la Procuraduría General de la República desconocía que habían capturado al capo “más rico del planeta”, de acuerdo con el perfil criminal y económico realizado por la agencia antidrogas de Estados Unidos.
González Valencia, en efecto, había sido detenido en Puerto Vallarta, Jalisco; su captura fue producto de un operativo conjunto realizado entre la Marina, Policía Federal y PGR. La caída de este capo fue festinado por el gobierno de Estados Unidos. Y tenían razón:
“Los Cuinis son los dueños caso absolutos del mercado europeo y asiático de las drogas –dice el diagnóstico de la DEA –que detectó la alianza de este cártel con la organización encabezada por Nemesio Oseguera, de ahí que éste último haya alcanzado tanto control y poder dentro y fuera de México.
El diagnóstico de la DEA amplió todavía más su visión sobre el jefe del cártel de Los Cuinis:
“El Cuini y sus hermanos, cinco en total, son los narcotraficantes más ricos porque son quienes venden más cocaína y metanfetaminas a Europa y las autoridades europeas no han logrado confiscarles casi nada de dinero ni de drogas. Esto quiere decir que sus ganancias se podría afirmar que son cercanas al cien por ciento”.
Abigael González Valencia –según los informes de la DEA –fue el responsable de traer a México a guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para entrenar al equipo de sicarios del CJNG.
Lo anterior fue confirmado por uno de los socios de El Mencho, Óscar Nava Valencia, El Lobo, tras ser capturado en 2009. Ante las autoridades estadunidense declaró que integrantes de la guerrilla colombiana proporcionaron adiestramiento militar a sicarios del CNJG entre 2010 y 2012, antes de que las FARC aceptara las conversaciones de paz y cese al fuego en Colombia.
Y agregó:
“Yo también sabía que Abigael González tenía conexiones con las FARC y que se aprovechó de las mismas para traer al menos cuatro combatientes de las FARC para entrenar a los integrantes del CJNG y Los Cuinis en técnicas de fabricación de bombas y asesinato.
Este testimonio resultó clave para que Estados Unidos ordenara el arresto de Abigael González Valencia, pues otras fuentes confirmaron no sólo su poderío en materia de introducción de drogas a varios países del mundo sino sus vínculos con la guerrilla colombiana, lo que favoreció en todo a “El Mencho”, sobrevivientes de aquella redada internacional.
El testimonio de El Lobo tuvo varios efectos y sirvió para abrir nuevas líneas de investigación: por ejemplo, sirvió a las autoridades estadunidenses para documentar la relación de Los Cuinis con el CJNG y narcotraficantes colombianos.
Sin la presencia de “El Mencho”, el cártel de Jalisco sigue en jauja y se apresta a controlar el mercado de las drogas en buena parte del planeta.
Ricardo Ravelo
Ricardo Ravelo Galó es periodista desde hace 30 años y se ha especializado en temas relacionados con el crimen organizado y la seguridad nacional. Fue premio nacional de periodismo en 2008 por sus reportajes sobre narcotráfico en el semanario Proceso, donde cubrió la fuente policiaca durante quince años. En 2013 recibió el premio Rodolfo Walsh durante la Semana Negra de Guijón, España, por su libro de no ficción Narcomex. Es autor, entre otros libros, de Los Narcoabogados, Osiel: vida y tragedia de un capo, Los Zetas: la franquicia criminal y En manos del narco.
Fuente Sinembargo-mx