Bárbara Rey cobró al menos 25 millones de pesetas y contratos con TVE en 1994, cuando consumó el primer chantaje a Juan Carlos I a cambio de no difundir las fotografías que hace unas semanas publicó una revista neerlandesa. Pronto se le acabó el dinero y, como quedó acreditado en el libro ‘El jefe de los espías’, pidió más en 1995, 1996 y 1997.
Fue en este último año cuando se consumó el segundo y gran chantaje: 600 millones de pesetas pagaderos a lo largo de diez años. Los representantes del Rey Juan Carlos decidieron hacerlo de este modo para que la vedete no se gastara los fondos de golpe y volviera a la carga, según revelan a ABC fuentes conocedoras de las negociaciones.
Tras varios intentos infructuosos, la artista recurrió al fotógrafo Santiago Arriazu. Él mismo se encargó de elaborar un dossier de 103 páginas que contenía las transcripciones de las conversaciones que Bárbara Rey había grabado al Monarca , tanto en audio como en vídeo. «Era como un reportaje que podía publicarse y así se hizo llegar a un emisario del Rey», narran fuentes conocedoras de los hechos.
Dicho dossier, que recoge el contenido de los audios revelados durante los últimos días, fue acompañado de una cinta en la que se podían escuchar algunos de ellos, que habrían generado un escándalo sin precedentes que afectaba a la línea de flotación de la jefatura del Estado. El receptor del material fue Ricardo Martí Fluxá, en ese momento secretario de Estado de Seguridad del primer Gobierno de José María Aznar . Antes había trabajado en la Casa del Rey como jefe de Protocolo, por lo que era una persona idónea para hacerle llegar la envergadura del problema.
«Al verlo se escandalizó, porque era la primera vez que el Estado tenía delante toda la magnitud del caso», recuerdan fuentes confidenciales. La conclusión a la que llegaron era que «eso no podía publicarse» y, por lo tanto, había que «negociar» , añaden. Viaje a TotanaÁngel Cristo, el hijo de Bárbara Rey, acompañado de Hugo Arriazu, hijo de Santiago, se habían desplazado a Totana (Murcia), el domicilio familiar de Bárbara Rey, para coger las cintas, que estaban escondidas dentro del sofá del padre de la artista. Ella, antes de entregar el material al Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid) -precursor del actual Centro Nacional de Inteligencia (CNI)-, encargó que hicieran «ocho copias», dicen fuentes conocedoras del operativo.
« Después pidió otras tres más -añaden- porque las quería para otras personas». Ángel Cristo guardó al menos una de las copias y el resto fueron distribuidas entre personas de la confianza de la vedete, a las que les trasladó un mensaje: «Por si me pasa algo» . Algunos de los receptores fueron periodistas de la época, como Mayka Vergara, buena amiga de la artista. Se hizo un compactado de los vídeos y se pasó de formato VHS a DVD, aunque este periódico desconoce el momento exacto en el que se realizó la mencionada copia.El acuerdo se firmó necesariamente algo antes del 2 de octubre de 1997, pues fue ese día cuando el Rey Juan Carlos se lo relató al teniente general Manglano, entonces exdirector del Cesid, tal y como se reveló en ‘El jefe de los espías’: 600 millones de pesetas (3,6 millones de euros sin el efecto de la inflación), a razón de 100 de inicio y 50 millones al año durante una década.
El pago diferido se hacía en porciones mensuales que «ponía el Cesid», sostuvo el Rey Juan Carlos en una conversación con su consejero Manglano. Se trataría, obviamente, de dinero público. Cabe recordar que una parte del primer chantaje , el de 1994, se abonó mediante contratos de TVE para la artista y, por lo tanto, también con fondos públicos. Bárbara Rey firmó un documento con el acuerdo, que debería estar en los archivos del Centro Nacional de Inteligencia, si no ha sido destruido. Es el segundo ‘contrato’ similar, pues también suscribió uno en el primer chantaje, para el que se utilizaron las fotografías en las que se ve a ambos tomando un arroz en el jardín de la casa sita en la localidad madrileña de Boadilla del Monte, a las que Don Juan Carlos llegó , según varios testimonios, acompañado sólo de un chófer, sin miembros de seguridad que revisaran el interior y aledaños del inmueble. Entre los vídeos hay dos grabados en el dormitorio de Bárbara Rey.
La imagen, aunque explícita, es «mala», pero el audio se escucha bien. De hecho, algunos de los cortes emitidos estos días proceden de ese escenario. Es el caso de la grabación en la que el Rey Juan Carlos habla con la artista sobre la Reina Sofía, publicada por ‘Ok Diario’.El propio Juan Carlos I habló en 1997 con el entonces presidente del Gobierno, el popular José María Aznar, sobre el acuerdo al que habían llegado con la artista. El líder del PP reaccionó enfadado y molesto, por lo que el Rey se mostró incluso dispuesto a abdicar, cosa que finalmente no ocurrió. Vulnerabilidad del ReyAlgunas fuentes destacan que esta historia dejó a Don Juan Carlos en una situación de enorme vulnerabilidad, de algún modo en deuda con Jose María Aznar por permitir el chantaje para evitar el escándalo. No en vano , el Cesid dependía del Gobierno que él presidía.Después del acuerdo, el servicio de inteligencia supo que existían más copias, pues, como es lógico, espiaban a Bárbara Rey.
Además, una de las copias se guardó en un maletín con clave que, en teoría, el Cesid revisaba en casa de la vedete, aunque algunos extremos no están claros. Los intentos para recuperar el material y destruirlo no dieron sus frutos, aunque sí lograron borrar una cinta accediendo subrepticiamente al domicilio de la artista.
Fuente ABC