Por Enrique Munilla
Eduardo José María Lance, coronel de Infantería, aviador y paracaidista militar, fue condenado a prisión perpetua por el Tribunal Oral Federal N° 2 de San Martín (causa FSM 27004012/2.003), y está privado de su libertad desde hace más de 12 años, por participar en supuestos “vuelos de la muerte” desde el Batallón de Aviación del Ejército 60. El juicio oral demandó 7 meses y 400 testigos “de oídas”, que no conocieron ni de nombre al entonces oficial subalterno Lance, y refirieron solo comentarios de terceros no identificados. Ninguna prueba lo vinculó a los hechos.
La inocencia de Lance se sustenta en que su habilitación para pilotear las aeronaves con que se habrían realizado los “vuelos” es posterior a los hechos, al igual que la llegada al país de los aviones que se le atribuye haber volado a esos fines; en que no integró la tripulación de los que ya estaban. Tampoco estaba facultado para navegar helicópteros, por una expresa prohibición militar para los pilotos de aviones. Tuvo una prolongada internación en el Hospital Militar; fue largamente destinado al Estado Mayor; participó de una expedición a la Antártida en el rompehielos Irizar; revistó como alumno de la Escuela Superior de Guerra; y nadie lo reconoció ni mencionó siquiera como partícipe de los hechos que se le atribuyen. En cambio, el juez Walter Venditti, a quien siguieron entusiastas sus colegas Esteban Rodríguez Eguers y Matías Mancini, fundó su voto condenatorio en haber percibido la angustia de las víctimas y leído los pensamientos de Lance (¿juez, adivino, vidente?), afirmando además que este “debía saber algo solo por pertenecer” a “las FF.AA., (que) son una organización criminal, por lo tanto, todos sus integrantes lo son”.
Jueces Walter Venditti, Esteban Rodríguez Eggers y Matías Mancini,
Agregó que Lance era un elemento fundamental ¡cuando solo era un oficial subalterno! sin importarle que 400 testigos declararan no conocerlo, muchos ni de nombre, así como tampoco que no se encontró ninguna prueba sobre la supuesta actividad del Batallón de Aviación, cuyo predio y alrededores fue registrado hasta con excavadoras, en procura de pruebas nunca halladas.
El ahora anciano coronel Lance, a los 81 años, para recuperar la libertad que le robaron, aguarda la revisión de tan arbitrario fallo por los jueces Mahiques, Yacobucci y Slokar, de la Cámara de Casación, con la fe que nunca lo abandonó, y la inquebrantable tranquilidad de conciencia por saberse inocente.
Enrique Munilla