Por Santiago Sautel
A través del entonces canciller Santiago Cafiero, la gestión de Alberto Fernández financió con casi 10 mil dólares la traducción a tres idiomas de “Cometierra”, el polémico libro de Dolores Reyes de alto contenido sexual que se distribuye en las escuelas bonaerenses a través del gobierno de Axel Kicillof.
Presentación del “libro” en embajada argentina en Dinamarca
Durante la presidencia de Alberto Fernández, el ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, a través del programa SUR de apoyo a las traducciones, financió con 9.400 dólares la adaptación a tres idiomas del libro “Cometierra” de Dolores Reyes. La obra, que incluye contenido sexual explícito, fue traducida al portugués, sueco y danés, logrando así su publicación en Brasil, Suecia y Dinamarca.
Génesis de la polémica
El proyecto de traducción, impulsado bajo la gestión del canciller Santiago Cafiero, promete seguir generando controversia, especialmente luego de que trascendiera que el libro se distribuyó en la mayoría de las instituciones educativas bonaerenses.
“Aspiramos a que las y los bonaerenses tengan un libro al alcance de la mano, ya que estamos convencidos de que el derecho a leer es un eje central de una buena política educativa. Es por eso que esta colección llegará a una gran cantidad de instituciones públicas: 2350 escuelas secundarias, 443 escuelas secundarias técnicas, 195 institutos de formación docente y técnica, 600 bibliotecas municipales y populares, 135 centros de investigación e información educativa y 517 escuelas y centros secundarios de adultos. Solo una muestra de nuestro inmenso sistema educativo”, escribió Alberto Sileoni en el apartado “Palabras preliminares”, durante la presentación de esta colección que fue posible gracias al financiamiento del gobierno de Axel Kicillof a través del programa Identidades Bonaerenses.
Sin embargo, la inclusión de “Cometierra” en las escuelas desató un fuerte debate, sobre todo tras una entrevista en Radio Mitre, donde el periodista Eduardo Feinmann cuestionó duramente el contenido explícito de algunos fragmentos, sugiriendo que el texto podría no ser apropiado para estudiantes jóvenes.
Un proyecto de casi 10 mil dólare
Según consta en la página oficial del programa SUR, que depende del canciller Gerardo Werthein, el libro de Dolores Reyes recibió casi 10 mil dólares en subsidios para facilitar su traducción a tres idiomas, tanto en Sudamérica como en Europa.
La traducción al sueco, a cargo de la editorial Palabra Forlag, contó con una tirada de 750 ejemplares y un subsidio de 3.200 dólares. En septiembre de 2021, la embajadora Clara Biglieri, quien continúa en funciones aún hoy bajo la administración de Javier Milei, organizó una presentación oficial de “Cometierra” en la sede diplomática de Suecia.
Por otra parte, en Dinamarca, la editorial Skjødt Forlag también tradujo la obra con un financiamiento similar, imprimiendo 600 copias y organizando una inauguración oficial desde la embajada argentina en ese país.
Finalmente, la traducción al portugués fue realizada por la editorial Moinhos en Brasil, donde el gobierno nacional otorgó un subsidio de 3 mil dólares para una tirada de mil ejemplares. Se ignora qué participación tuvo el entonces embajador Daniel Scioli en esta iniciativa.
Hace apenas unos días, Moinhos anunció a través de sus redes sociales que el próximo 15 de noviembre Reyes asistirá a la Feria del Libro de Porto Alegre para presentar su otra obra, llamada “Miseria”. Más allá de las coincidencias con la editorial, no hay certezas sobre el rol de la embajada de Brasil en esta gestión.
Los utilización de fondos de la Cancillería Argentina en proyectos de traducción de obras literarias, incluso a pesar de su contenido, merece una profunda crítica. Más aún considerando la absurda necesidad de promover y financiar este tipo de obras, que han tenido como único fin el de ser distribuidas entre las escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires.
Ahora, será tarea del gobierno libertario poner los ojos sobre el programa denominado SUR, que durante los últimos años ha gastado cientos de miles de dólares en traducir a los más variados idiomas obras que, en la mayoría de los casos, están lejos de convertirse en best seller y ni los propios argentinos reconocen.
Fuente Realpolitik