Total News Agency presenta un anticipo del libro de Mauricio Javier Campos, Criminales, narcos y terroristas, que aparecerá para fin de año, justo para entender el fenómeno del crimen organizado, narcos y terrorismo, durante las vacaciones. Es de Editorial Autores de Argentina, y será en diciembre de 2024.
Síntesis
Desde la antigüedad ha existido un modelo de delito constante y tradicional vinculado al robo, la violación, la extorsión, el saqueo, el asesinato y otros ilícitos. Al respecto, resulta estéril la tarea de intentar vincular la actividad delictiva de algunos grupos aislados o de actuación circunstancial en la historia al, sin duda, actual concepto (surgido en las primeras décadas del siglo XX) de crimen organizado.
Por otro lado no existe una definición consensuada sobre el terrorismo, pero este se caracteriza por llevar a cabo actos violentos con la intención de producir daños humanos y materiales sin distinción de categorías, ejecutados por grupos, individuos y Estados que hacen uso sistemático del terror y su propaganda para impactar en el imaginario colectivo, intimidar a la sociedad y forzar reacciones políticas en pos de sus objetivos, que abarcan un amplio espectro de creencias, ideologías o doctrinas.
El terrorismo se diferencia por su carga ideológica y meta política de conquistar el poder, características de las cuales está exento el crimen organizado tradicional cuyo objetivo fundamental es el lucro económico. Por el contrario, el terrorismo se involucra en actividades delictivas para el financiamiento de sus causas.
Introducción:
Sobre el terrorismo de origen divino y confesional, en el Antiguo Testamento hay continuas citas y referencias a la ira de Dios. Una característica común a las tres religiones monoteístas y salvíficas.
En el judaísmo destacan los zelotes, facción nacionalista opositora a la ocupación romana que utilizaba como vehículo de lucha el asesinato y unas dagas o espadas cortas llamadas “sicas”. Su rebelión está vinculada a la destrucción de la fortaleza de Masada.
En el Islam, existe el concepto de la pequeña yihad, es decir, la lucha contra los apóstatas o yahiliya (paganismo). Hacia los siglos X y XIII cobra notoriedad la denominada secta de los asesinos, sicarios y mercenarios consumidores de hachís y que ocupaban amplias zonas de Siria e Irak, así como más tarde la sociedad secreta de los thug o estranguladores en la India.
Con respecto al Cristianismo, hay una oposición con el paganismo y las doctrinas alternativas o heréticas, una estrategia propagandística de Pablo de Tarso para la conversión y luego una absorción de dicho paganismo a partir del Concilio de Nicea y la adopción oficial de la fe cristiana como religión del Imperio. Luego la doctrina de la Iglesia da origen a la Inquisición, al terrorismo ideológico, a la persecución de la divergencia (por ejemplo, los cátaros y albigenses), o la caza de brujas. Durante la Contrarreforma surge el concepto de propaganda para contrarrestar las ideas de Lutero y otros reformistas. Resultan relevantes los seminarios de Michel Foucault sobre la figura político-religiosa del Buen Pastor y su vinculación con algunas sociedades secretas.
Con respecto al terrorismo político, es posible mencionar la Revolución Francesa y el período jacobino de septiembre de 1793 hasta julio de 1794 y la caída de Robespierre (aquí se puede trazar un paralelismo con regímenes contemporáneos como los implantados por Hitler, Stalin, Mao, Franco o Mussolini, por ejemplo). Otros autores también señalan el período crucial de 1867-1868 de la Restauración Meiji contra el Shogunato (gobierno militar de los señores feudales) en Japón. También la pos Guerra Civil de Estados Unidos (1861-1865) y el surgimiento del Ku Klux Klan. El investigador David Rapaport va a fijar una cronología de oleadas terroristas a partir del anarquismo a fines del siglo XIX.
En el período que se extiende entre 1830 y 1860, y durante las llamadas Guerras del Opio, con el intervencionismo de Gran Bretaña y Francia, China sufre una grave crisis social producto de la introducción de la droga proveniente desde la India, y que permitió a los británicos paliar el déficit comercial que tenía con el país asiático. Al igual que sucedió con Japón, las potencias occidentales obligaron a la apertura de los puertos chinos al comercio y es en este período que se produce la anexión de Hong Kong en 1842.
Al margen de organizaciones como la Yakuza y las Tríadas, el concepto moderno de crimen organizado se empieza a gestar a principios del siglo XX en Estados Unidos con la promulgación de leyes prohibitivas contra el opio y los narcóticos (Ley Harrison), la Ley Seca (1919) y el afianzamiento del contrabando, el surgimiento del FBI y la controvertida figura de J. Edgar Hoover.
En los años 40 surge la Cosa Nostra, organización criminal vinculada a la mafia ítaloamericana y se consolida el poder de las cinco familias del crimen de Nueva York: los Bonanno, los Colombo, los Gambino, los Genovese y los Lucchese. En los años 60 se produce un incremento en el tráfico de drogas.
Otros puntos de inflexión lo constituyen la ley RICO (1970) de chantaje civil, influencia y organizaciones corruptas y la creación de la DEA en 1973.
Durante las décadas del 70 y 80 aumentan su poder e influencia los grandes carteles de la droga en Colombia (Cali y Medellín, este último encabezado por Pablo Escobar) y, en México, Félix Gallardo, el cartel de Guadalajara y sus sucesores (los carteles de Tijuana, Sinaloa, Juárez y del Golfo).
En la pos Guerra Fría eclosionan de forma violenta la mafia rusa y la de los países balcánicos surgidas en un contexto de Estados fallidos y un nuevo proceso de globalización.
Tatuajes, ritos de sangre, códigos de silencio, juramentos de lealtad al grupo, a los santos o la deidad son el sello de identidad y secretismo de las mafias y organizaciones criminales. En las últimas décadas se ha extendido en el ámbito de la narcocultura el culto a la Santa Muerte, una especie de espiritualidad asociada al estilo de vida y las muertes brutales a las que están sujetos los miembros de estos grupos criminales, incluidos rituales y prácticas extremas de canibalismo entre bandas rivales, como se ha dado el caso entre algunos carteles mexicanos. Constituye un aditamento sectario que transgrede la moral imperante en la sociedad y el Estado al cual le disputan territorialidad y espacios de poder.
Los artículos reunidos para este libro abordan algunas de estas cuestiones.
Datos de autor:
Mauricio Javier Campos cursó el Máster en fenomenología terrorista de la Universidad de Granada obteniendo la calificación de SOBRESALIENTE y la especialización en crimen organizado transnacional del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado-UNED (España). Cursó posgrados en Criminalística y Criminología (US21) e Historia de la Guerra Contemporánea (UCh). Es diplomado en Seguridad Privada y Corporativa (UBP) y en Relaciones Internacionales (UAI).
Ejerció como docente de la Diplomatura Superior Internacional de Narcoterrorismo de la Universidad Abierta Interamericana.
Publicó varios libros de ensayo por los cuales obtuvo en dos oportunidades la Faja de Honor de la Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires.