Buenos Aires-10 de Marzo de 2025-Total News Agency-TNA- Este Miercoles 12 se realizará un homenaje en Av Dorrego y Av del Libertador, en honor a Guillermina Cabrera, quien fue brutalmente asesinada en un atentado terrorista durante el gobierno democrático del Presidente Arturo Frondizi.

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La historia que amerita el reconocimiento por parte del Estado y la sociedad.
La madrugada del 12 de marzo de 1960 marcó un trágico capítulo en la historia argentina, cuando un atentado terrorista arrasó la vivienda del mayor del Ejército David René Cabrera, causando la muerte de su hija, Guillermina, conocida como Gimy. La explosión, provocada por cinco kilos de trotyl, dejó la casa en ruinas y dejó una profunda huella en la familia.

En el momento del ataque, Cabrera y su esposa Zelmira, junto a sus tres hijos, se encontraban en sus habitaciones. Mientras el mayor resultó levemente herido, su esposa fue lanzada al techo y la pequeña María Celina, de apenas tres meses, milagrosamente quedó a salvo bajo la mesa de luz. Sin embargo, Gimy, de tres años, fue fatalmente golpeada por escombros, convirtiéndose en la primera víctima del terrorismo en el país.

El atentado fue perpetrado por el grupo terrorista Ejército de Liberación Nacional – Movimiento Peronista de Liberación, conocido como Uturuncos, que buscaba llamar la atención sobre el regreso de Juan Domingo Perón. Este grupo, conformado por jóvenes de entre 15 y 24 años, había realizado su primer ataque el 25 de diciembre de 1959 en Santiago del Estero.
El presidente Arturo Frondizi condenó el ataque y expresó su solidaridad con el Ejército, subrayando que el objetivo de estos actos era desestabilizar el orden social y perturbar las próximas elecciones legislativas. Las autoridades lograron detener a algunos de los responsables, pero la familia Cabrera sufrió las consecuencias de la violencia política que asolaba el país.
Tras el atentado, el mayor Cabrera fue trasladado a Italia como agregado militar, mientras su familia enfrentaba una vida marcada por el miedo y la incertidumbre. Años después, al regresar a Buenos Aires, Cabrera fue dado de baja del Ejército sin explicaciones, y la familia se mudó a Madrid en busca de nuevas oportunidades. Durante este tiempo, los responsables del atentado fueron indultados, lo que generó un profundo descontento en la familia.
A pesar de las adversidades, Cabrera inculcó en sus hijos la importancia del trabajo y la resiliencia. Sin embargo, la familia vivió en constante alerta, especialmente tras la llegada de Héctor J. Cámpora a la presidencia, cuando se amnistió a guerrilleros. La familia mantenía un bolso preparado por si surgía la necesidad de escapar, y Cabrera continuó recibiendo amenazas.
En un esfuerzo por honrar la memoria de Gimy y otras víctimas del terrorismo, la legisladora porteña Lucía Montenegro ha impulsado una iniciativa para declarar el 12 de marzo como el Día Nacional de la Niñez Víctima del Terrorismo. Paulo, uno de los hermanos de Gimy, ha expresado su deseo de que la conmemoración no solo reconozca a su hermana, sino a todos los niños que sufrieron a causa de la violencia en el país.
Paulo también ha manifestado su intención de restaurar un mural en Avenida del Libertador y Dorrego, que rinde homenaje a su hermana y a Hermindo Luna, un soldado que resistió ante los montoneros. En sus reflexiones, Paulo enfatiza la importancia del perdón y la responsabilidad, deseando que quienes perpetraron actos de violencia reconozcan sus acciones y asuman las consecuencias de sus hechos.
La historia de la familia Cabrera es un recordatorio de las secuelas del terrorismo en Argentina, un legado de dolor que persiste en la memoria colectiva del país.