En el caudal incesante de la actualidad, entre tantos y tantos descalzaperros políticos, caos en los trenes y apagones, hay algo que nunca acaba por desaparecer: los ERES.
Ahora la Junta de Andalucía ha decidido personarse en el procedimiento abierto en la Audiencia Provincial de Sevilla para «apoyar la presentación de una cuestión prejudicial ante el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea» asumiendo, dicen, el compromiso moral con los andaluces de tratar de recuperar el dinero. Claro que el escándalo de los ERES tiene también mucho de intangible: fue, sobre todo, el mayor caso de clientelismo en la historia de España, comprando la ‘pax social’ ante la crisis.
Pero además fue «un gran fraude» en palabras de Griñán. No hay una cifra exacta de intrusos pero cuando menos superará de largo los cien millones de euros. El dinero, más allá del uso espurio, se repartía con una arbitrariedad que retrata el llamado fondo Pormisco’, o sea, aquel que se daba ‘Posmico…jones’.¿Puede la Junta recuperar el gran botín de los ERES, la pasta de aquel gran fraude? Pues es difícil, muy pero que muy difícil. Pero el mensaje de la Junta no puede ser la resignación. Mientras la Audiencia de Sevilla resuelve llevar a Europa las sentencias del TC de Conde-Pumpido que blanquearon parcialmente la trama llevando el escándalo al borde de la impunidad, la Junta vuelve ahí para mandar un mensaje lógico de resistencia al olvido y a renunciar al dinero.
En definitiva, como resume Antonio Sanz, «la Junta de Andalucía ha hecho lo que tenía que hacer, lo que nunca debió dejar de hacer». Ya se verá el resultado, pero de momento el PSOE, que se ha dedicado a difundir el relato de que los Eres fueron «un montaje político», ha reaccionado pataleando –qué significativo– y personándose en la causa gaditana de los contratos sanitarios troceados en los años de pandemia. Si creen que es lo mejor, pues hacen muy bien, pero en ningún caso lograrán tapar la memoria ominosa del escándalo mayúsculo de los Eres y sus deudas pendientes.
Fuente ABC