París, 22 de mayo de 2025 – Total News Agency-TNA–El Gobierno francés volvió a encender señales de alarma ante lo que considera una penetración sistemática y silenciosa del islamismo político en su territorio. Un informe reservado del Ministerio del Interior, elaborado por los servicios de inteligencia y elevado recientemente al Consejo de Seguridad Nacional, advierte sobre la estrategia de expansión de los Hermanos Musulmanes en distintos sectores de la sociedad civil.
Según el documento, aún no difundido en su totalidad, la organización ha desarrollado un modelo de infiltración progresiva que abarca desde espacios comunitarios y religiosos hasta clubes deportivos, asociaciones juveniles, centros educativos y estructuras de representación local. El objetivo final, según los analistas, sería instaurar un ecosistema normativo basado en la sharia, que opere en paralelo a los valores republicanos.
Las cifras oficiales revelan que al menos 139 lugares de culto estarían directamente vinculados al movimiento, mientras que otros 68 se encuentran bajo influencia cercana. Además, unas 280 asociaciones operarían alineadas con los principios de la Hermandad en áreas sensibles como la educación, la asistencia social y las finanzas islámicas.
La red, financiada en parte por gobiernos como los de Qatar, Kuwait y Arabia Saudita, ha aprovechado vacíos institucionales y la creciente fractura social en barrios periféricos para ganar terreno, según el reporte. En esos contextos, se promueve un discurso victimista que acusa sistemáticamente de “islamofobia” a quienes cuestionan sus motivaciones.
Uno de los referentes ideológicos clave de esta estrategia es el teólogo egipcio Yusuf al-Qaradawi, fallecido en 2022. Su concepto del “mal menor” permitió una adaptación discursiva del islamismo político a las democracias liberales, sin abandonar su proyecto final. En ciudades como París y Marsella, expertos advierten sobre el avance de lo que denominan “islamismo municipal”, con fuerte inserción en estructuras locales y comunitarias.
La reacción política no se hizo esperar. Jordan Bardella, líder del partido Agrupación Nacional, pidió la proscripción de los Hermanos Musulmanes, a los que calificó como una “amenaza existencial”. En contraste, sectores de la izquierda radical, encabezados por Jean-Luc Mélenchon, rechazaron el informe, denunciando que “alimenta la estigmatización de comunidades enteras”.
Por su parte, el ex primer ministro Gabriel Attal propuso medidas legislativas concretas, entre ellas la prohibición del uso del velo islámico en menores de 15 años, como parte de una estrategia para reforzar el laicismo.
El informe también señala conexiones transnacionales, particularmente con organizaciones como el Consejo de los Musulmanes Europeos (CEM) y la Federación de Estudiantes Musulmanes (FEMYSO), a través de las cuales el movimiento accedería a fondos de la Unión Europea bajo la fachada de proyectos de integración y activismo social.
Más allá del plano operativo, el documento subraya un problema estructural: la dificultad del Estado francés para articular una integración efectiva de las comunidades musulmanas en un marco de respeto por los principios seculares. En ese contexto, alertan los expertos, ciertos sectores progresistas han relativizado los riesgos, amparados en discursos de defensa de las minorías o multiculturalismo.
El presidente Emmanuel Macron ha ordenado a su gabinete elaborar nuevas iniciativas para contener el avance de esta corriente islamista, que, a diferencia del extremismo violento, se presenta como una amenaza persistente y estratégica al orden republicano. La encrucijada, plantean desde el Ejecutivo, radica en garantizar la libertad religiosa sin ceder terreno a proyectos que buscan minar los pilares de la República.