Bruselas, 4 de junio de 2025 – Total News Agency-TNA–La elección de Karol Nawrocki como nuevo presidente de Polonia ha generado inquietud y atención en Bruselas, en medio de especulaciones sobre un posible giro en la relación entre Varsovia y la Unión Europea. Con un discurso nacionalista y un perfil marcadamente euroescéptico, Nawrocki asume el cargo respaldado por el partido conservador Ley y Justicia (PiS), en un contexto político tenso y con un Parlamento aún bajo el liderazgo proeuropeo del primer ministro Donald Tusk.
Durante su campaña, Nawrocki abogó por una política de “Polonia primero”, se distanció de los postulados comunitarios y mostró cercanía con figuras como el expresidente estadounidense Donald Trump. Su oposición a la incorporación de Ucrania a la OTAN y su cuestionamiento a la cesión de soberanía a Bruselas alimentaron preocupaciones sobre su futura postura frente a los compromisos europeos del país.
Aunque se presentó como independiente, Nawrocki es visto como una figura alineada con el PiS, formación que gobernó entre 2015 y 2023 y que protagonizó enfrentamientos prolongados con la Comisión Europea, especialmente por reformas judiciales que motivaron el inicio del procedimiento del Artículo 7 por vulneraciones al Estado de derecho. Dicho proceso fue cerrado el año pasado tras el compromiso de Varsovia de revertir dichas reformas, lo que permitió desbloquear millonarios fondos europeos previamente congelados.
En Bruselas, las reacciones a su elección oscilaron entre la prudencia institucional y la preocupación política. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, felicitó al mandatario electo y expresó su confianza en que la cooperación con Polonia continuará dentro del marco común de “paz, democracia y valores”. Por su parte, el presidente francés Emmanuel Macron subrayó su voluntad de trabajar con Varsovia por una Europa “fuerte e independiente, respetuosa del Estado de derecho”.
Los sectores más conservadores del bloque celebraron el resultado. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se mostraron entusiastas ante la victoria de Nawrocki. Desde el Parlamento Europeo, el grupo Conservadores y Reformistas (ECR) calificó el resultado como un respaldo a una Europa de “naciones libres”.
No obstante, voces críticas advirtieron sobre el riesgo de un nuevo estancamiento institucional. El eurodiputado verde Daniel Freund pidió a la Comisión que revise su decisión de liberar fondos y que mantenga la presión sobre Varsovia, ante la posibilidad de que Nawrocki utilice su poder de veto presidencial para bloquear reformas impulsadas por el Gobierno.
El politólogo Piotr Buras, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, sostiene que el presidente polaco carece de competencias directas sobre la política exterior y europea, pero advierte que su rol en la promulgación de leyes podría dificultar la aplicación de normativas comunitarias. Esto podría entorpecer avances en temas como la migración, el aborto o el clima, ámbitos en los que el Ejecutivo de Tusk ya enfrenta desafíos internos.
Desde el Partido Popular Europeo, Manfred Weber expresó su esperanza en una colaboración constructiva. Pero sectores socialdemócratas, como el eurodiputado René Repasi, auguran tensiones crecientes y no descartan que el conflicto institucional derive en nuevas elecciones legislativas.
Aunque Nawrocki no ha planteado la salida de Polonia de la UE, su discurso crítico con Bruselas capitaliza una percepción extendida en parte del electorado: la idea de que la Unión interfiere excesivamente en los asuntos internos. Esa narrativa, alimentada por años de conflicto institucional, marca el inicio de una etapa incierta en la relación entre Varsovia y el bloque comunitario.