Washington, 23 de junio de 2025 – Total News Agency-TNA-En una operación de alta precisión y máxima confidencialidad, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos ejecutaron en la madrugada del viernes la denominada Operación Martillo de Medianoche (“Midnight Hammer”), un masivo ataque aéreo y cibernético contra las principales instalaciones nucleares de Irán, incluyendo los complejos de Fordow, Natanz e Isfahan.
La ofensiva, de apenas 25 minutos de duración sobre el espacio aéreo iraní, se desplegó con la participación de más de 125 aeronaves, incluyendo bombarderos furtivos B-2 Spirit, cazas de cuarta y quinta generación, aviones cisterna, unidades de reconocimiento y señuelos. A ellos se sumó el lanzamiento coordinado de 24 misiles de crucero Tomahawk desde un submarino estadounidense.
Según detalló el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Douglas Kane, el operativo comenzó con una maniobra de engaño: múltiples aeronaves despegaron desde Misuri con rumbo al Medio Oriente, pero solo siete bombarderos B-2 continuaron hacia Irán en un vuelo de 18 horas con múltiples reabastecimientos en el aire. Simultáneamente, cazas de escolta convergieron desde otras direcciones, mientras se realizaban ciberataques y disparos preventivos para desviar la atención del sistema defensivo iraní.
A la 1:45 de la madrugada (hora local), los B-2 lanzaron dos municiones MOP (Massive Ordnance Penetrator) de 13.600 kilos sobre la instalación subterránea de Fordow. Posteriormente, se arrojaron otras 14 bombas del mismo tipo sobre Fordow y Natanz. En total, se utilizaron 75 armas guiadas con precisión en toda la operación, y docenas de misiles Tomahawk impactaron objetivos en la región central, alcanzando la planta de Isfahan.
“La operación era tan secreta que incluso muchos en Washington la desconocían”, afirmó el general Kane, quien indicó que la evaluación final de daños aún se encuentra en curso y que el informe completo podría estar disponible entre el domingo por la noche y el lunes.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, subrayó que la ofensiva no tuvo como objetivo a ninguna persona, civil o militar, y que todos los misiles fueron dirigidos exclusivamente contra infraestructuras nucleares. Afirmó que los blancos fueron alcanzados con precisión quirúrgica y sostuvo que, a criterio de Estados Unidos, los sitios de Natanz y Fordow quedaron destruidos.
En cuanto a las motivaciones, Hegseth remarcó que Washington no busca un cambio de régimen en Teherán, sino lograr un nuevo acuerdo para frenar la carrera nuclear iraní. No obstante, el expresidente Donald Trump —actual líder de facto del gobierno bajo la nueva Constitución— reconoció que las negociaciones con la República Islámica estaban estancadas y que Irán se negaba a retroceder en su programa de armamento nuclear.
Trump advirtió que, si Irán respondiera con ataques a fuerzas estadounidenses desplegadas en la región, enfrentaría represalias más severas. Pero también dejó entrever que, si no hay represalias, la operación militar podría considerarse concluida, ya que “la ambición nuclear de Irán ha sido desmantelada”.
La Operación Martillo de Medianoche marca un punto de inflexión en la política de seguridad estadounidense en Medio Oriente, en un contexto regional de máxima tensión y ante el temor de que Teherán estuviera a semanas de alcanzar capacidad armamentística nuclear plena.