Viena, 28 de junio de 2025 – Total News Agency-TNA--A más de dos semanas de los ataques lanzados por Estados Unidos e Israel contra instalaciones nucleares clave en Irán, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) expresó una profunda preocupación por la falta de información sobre el paradero de más de 400 kilos de uranio enriquecido al 60 por ciento, cuyo seguimiento se perdió desde el pasado 10 de junio.

Los sitios atacados —Fordo, Natanz e Isfahán— albergaban parte del material más sensible del programa nuclear iraní, y fueron objeto de bombardeos que, según se confirmó oficialmente, causaron daños estructurales significativos. Sin embargo, persiste el misterio sobre si el material fue destruido, desplazado o sustraído antes de los ataques.
El director del OIEA, Rafael Grossi, exigió públicamente acceso inmediato para los inspectores a las instalaciones dañadas y convocó una reunión de emergencia en la sede del organismo en Viena. “Debemos permitir que los inspectores regresen y evalúen la situación”, remarcó.
Según el último informe del organismo, la reserva bajo custodia ascendía a 408,6 kilogramos de uranio enriquecido al 60 por ciento, suficiente, si se elevara al nivel de armas (90 %), para la producción teórica de hasta nueve artefactos nucleares.

El 13 de junio, día en que comenzaron los ataques, el canciller iraní Abás Araqchi notificó al OIEA que Teherán había adoptado “medidas especiales para proteger los equipos y el material nuclear”. Imágenes satelitales captadas en los días previos revelaron movimientos vehiculares inusuales cerca de los accesos subterráneos del complejo de Fordo, lo que alimentó las sospechas sobre un posible traslado del material.
Dado que el uranio enriquecido se almacena en forma de polvo sellado en contenedores metálicos, su transporte puede realizarse con relativa facilidad, lo que complica enormemente cualquier intento de rastreo posterior.
El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró contar con “información interesante” respecto del destino del uranio, aunque evitó brindar detalles. Por su parte, la experta en no proliferación Kelsey Davenport, de la Arms Control Association, sostuvo que “es demasiado pronto para afirmar que los ataques fueron un éxito”, y advirtió que si el material fue retirado antes del bombardeo, su localización podría resultar “virtualmente imposible”.
Desde Washington, el vicepresidente estadounidense JD Vance admitió en declaraciones a ABC News que el uranio enriquecido es “un asunto pendiente” y que “habrá que ocuparse de él en las próximas semanas”. Afirmó no obstante que “Irán ya no tiene capacidad de convertirlo en uranio apto para uso militar, y ese era el objetivo central de la operación”.
Las consecuencias técnicas de los bombardeos aún están siendo evaluadas. Rafael Grossi confirmó que miles de centrifugadoras habrían sido dañadas en Natanz, y mencionó posibles “daños muy importantes” también en Fordo. La delicadeza de estos equipos, sensibles a vibraciones, eleva la probabilidad de inutilización permanente tras los impactos.
No obstante, expertos internacionales recordaron que muchas centrifugadoras no están declaradas ni bajo supervisión del OIEA, y que en años recientes, Irán habría ocultado equipos en emplazamientos desconocidos ante el deterioro del vínculo con la Agencia.
“Con uranio al 60 % y unas pocas centenas de centrifugadoras, Irán podría aún alcanzar capacidad de producir un arma nuclear”, alertó Davenport, señalando que la amenaza no puede darse por conjurada.
La preocupación se amplifica en el plano político. Irán, signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) desde 1970, ha elevado el tono contra el OIEA, acusándolo de parcialidad y de no haber evitado los ataques. Su embajador en Viena, Reza Najafi, declaró que la “agresión” estadounidense e israelí constituye un “golpe irreparable” al régimen de no proliferación.

Rafael Grossi advirtió que si la situación continúa escalando y se impide el acceso de los inspectores a las instalaciones, “el sistema internacional de control nuclear podría desmoronarse”. Analistas del Nuclear Threat Initiative, como Eric Brewer, advirtieron incluso sobre el riesgo de que Irán imite el camino seguido por Corea del Norte, que tras años de tensiones y ocultamiento, abandonó el TNP en 2003 para desarrollar un programa clandestino de armas nucleares.
Mientras tanto, el paradero del uranio enriquecido iraní sigue siendo una incógnita crítica en el escenario global, con implicancias directas sobre la seguridad internacional y la estabilidad del régimen de no proliferación.