Nueva Delhi, 5 de agosto de 2025 – Total News Agency – TNA – La India se ha convertido en un actor clave en el comercio energético global al actuar como una “puerta trasera” que permite la llegada de petróleo ruso a Occidente, a pesar de las sanciones impuestas a Moscú por la guerra en Ucrania. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acusó a Nueva Delhi de comprar masivas cantidades de crudo ruso y revenderlo con grandes ganancias, una afirmación que, aunque contiene elementos de verdad, simplifica un complejo mecanismo comercial conocido como la “laguna de la refinería”. Este sistema, basado en normas internacionales de comercio, ha disparado las exportaciones indias de productos refinados a Europa y ha generado tensiones diplomáticas con Washington.
Según datos de la agencia de seguimiento de materias primas Kpler, India incrementó sus importaciones de petróleo ruso desde menos del 2% antes de 2022 hasta más de un tercio de sus necesidades energéticas en 2024, consolidándose como el principal cliente marítimo de Moscú, solo por detrás de China. En 2024, India importó aproximadamente 1,63 millones de barriles diarios de crudo ruso, una cifra que se mantuvo estable en 2025, según Bloomberg. Este crudo, adquirido a precios descontados debido a las sanciones occidentales, es procesado en refinerías indias como la de Jamnagar, operada por Reliance Industries, y transformado en productos como diésel, gasolina y combustible de aviación. Estos productos, considerados legalmente “Hechos en India” bajo las normas de origen del comercio internacional, se exportan a Europa y otros mercados sin violar formalmente las sanciones impuestas por la Unión Europea y el G7, que prohíben el crudo ruso pero no los productos refinados de terceros países.
El ministro de Asuntos Exteriores indio, Subrahmanyam Jaishankar, defendió esta práctica, afirmando que “el crudo ruso es transformado sustancialmente en un tercer país y ya no es técnicamente ruso”. Esta lógica, respaldada por las normas comerciales internacionales, ha permitido a India exportar picos de más de 230.000 barriles diarios de diésel a Europa en 2024, superando a proveedores tradicionales como Arabia Saudí. Las refinerías indias, beneficiándose de márgenes históricos debido a los descuentos en el crudo ruso, han convertido al país en un centro neurálgico del refino global, fortaleciendo su influencia geopolítica.
Sin embargo, las críticas de Trump, expresadas el lunes a través de su plataforma Truth Social, han generado fricciones. “India no solo está comprando grandes cantidades de petróleo ruso, sino que lo revende en el mercado abierto para obtener grandes beneficios”, escribió, acusando a Nueva Delhi de indiferencia ante las víctimas del conflicto en Ucrania. Trump anunció un aumento del 25% en los aranceles a las exportaciones indias a partir del 1 de agosto, junto con amenazas de sanciones adicionales por las compras de energía y armamento rusos. Estas medidas marcan un giro en la relación bilateral, previamente calificada como cercana entre Trump y el primer ministro indio, Narendra Modi.
India, por su parte, mantiene una postura desafiante. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Randhir Jaiswal, afirmó que la relación con Rusia es “estable y probada en el tiempo” y que las decisiones energéticas de Nueva Delhi se basan en la disponibilidad del mercado y las necesidades nacionales, no en presiones de terceros países. Funcionarios indios destacaron que las importaciones de crudo ruso han ayudado a moderar los precios globales del petróleo, beneficiando incluso a los países que critican a India. Además, el Ministerio de Asuntos Exteriores señaló una “doble moral” en Occidente, ya que países europeos siguen importando productos rusos indirectamente mientras critican a India por hacerlo.
El aumento de las importaciones rusas comenzó tras la invasión de Ucrania en 2022, cuando India aprovechó los descuentos ofrecidos por Moscú, que enfrentaba restricciones en los mercados occidentales. Históricamente dependiente de Oriente Medio para el 88% de sus 5,5 millones de barriles diarios de consumo, India encontró en Rusia una fuente económica y de alta calidad. A pesar de rumores iniciales sobre una posible reducción de estas compras tras las advertencias de Trump, fuentes gubernamentales y de la industria confirmaron a The New York Times y Bloomberg que no se han emitido directivas para suspender las importaciones rusas, y las refinerías, tanto estatales como privadas, continúan operando bajo criterios comerciales.
La tensión se intensifica mientras Trump presiona por un alto el fuego en Ucrania, enviando a su enviado especial, Steve Witkoff, a Moscú para negociar con el Kremlin. Las refinerías indias, preocupadas por las posibles repercusiones de las sanciones, han solicitado claridad al Ministerio de Petróleo, que prepara un plan de contingencia para diversificar proveedores, incluyendo a Estados Unidos, Canadá y Oriente Medio. Sin embargo, fuentes oficiales indicaron que los contratos a largo plazo y los beneficios económicos del crudo ruso hacen improbable un cese inmediato de las importaciones.
La “laguna de la refinería” expone las contradicciones de las sanciones occidentales, que, aunque buscan aislar a Rusia, han permitido a India fortalecer su economía y su posición geopolítica. Mientras tanto, la relación entre Nueva Delhi y Washington enfrenta una prueba significativa, con India defendiendo su autonomía energética y cuestionando la coherencia de las políticas de Occidente.