Campana, 7 de agosto de 2025 – Total News Agency – TNA–La modelo y conductora Julieta Prandi volvió a conmover al declarar en la segunda audiencia del juicio oral contra su exmarido, Claudio Contardi, acusado de abuso sexual con acceso carnal agravado por causar grave daño en la salud mental de la víctima en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 de Zárate-Campana. “No hay condena que valga por los años de vida que me robó”, afirmó Prandi al llegar este jueves al tribunal, respondiendo a las declaraciones de Contardi, quien minutos antes había defendido su inocencia asegurando que “nunca tuvo una relación no consentida” con ella. La audiencia, marcada por testimonios clave y una interrupción por una alarma, continúa este viernes con los alegatos finales, mientras la actriz busca justicia tras años de violencia y un arduo proceso judicial.
Prandi, acompañada por su abogado Javier Baños del equipo de Fernando Burlando, expresó su rechazo a cruzarse con Contardi, quien cumple prisión domiciliaria con monitoreo electrónico y enfrenta una posible pena de hasta 50 años de prisión. “No tengo ninguna intención de cruzármelo ni de escuchar su voz”, señaló, al tiempo que pidió una restricción perimetral para proteger su integridad y la de sus hijos, Mateo y Rocco. La modelo criticó duramente un comentario de Contardi, quien afirmó que “nunca abusó de ella sin su consentimiento”, interpretándolo como un “fallido” que lo traicionó: “Lo tomé como justicia divina, porque le ganó el inconsciente y lo celebro”, afirmó, según reportó Infobae.
Testimonios clave en la segunda jornada
La audiencia de este jueves incluyó declaraciones cruciales que respaldaron el relato de Prandi. Verónica, una amiga íntima de la conductora, testificó sobre el control extremo al que era sometida, describiendo cómo Contardi y personas de su entorno, como el piletero o una empleada apodada “la carcelera”, vigilaban sus conversaciones. “¿Qué tipo de intimidad podés tener con tu amiga si todos se sientan a escuchar tu charla?”, cuestionó Baños, según Ciudad Magazine. La declaración fue interrumpida por una alarma de dióxido de carbono, que obligó a evacuar la sala por 20 minutos, pero Baños descartó que fuera una maniobra deliberada de la defensa para dilatar el proceso.
Otro testimonio relevante fue el de Ángel Pelozo, encargado de seguridad del barrio cerrado Septiembre en Escobar, donde Prandi convivió con Contardi. Pelozo confirmó que la modelo “entraba y salía siempre acompañada por su marido o en un auto con un chofer”, corroborando las denuncias de aislamiento. Además, la perito oficial Bárbara Tomasich afirmó que Prandi presentó “momentos de alto grado de angustia” durante las pericias, sin contradicciones en su relato, y señaló “indicadores consistentes de abusos y violencia de género”. Tomasich destacó que el trauma sostenido dejó “manifestaciones visibles” en la víctima y sus hijos, según TN.
Por la tarde, se esperaba la declaración vía Zoom de Emanuel Ortega, pareja de Prandi desde 2020, considerado un testigo clave por haber acompañado su proceso de recuperación tras la separación en 2019. “Él me conoce desde 2020 y fue testigo de mi recuperación. Llegamos a una casa rota, sin muebles, hasta con la mesada arrancada”, relató Prandi a América, recordando las dificultades económicas y emocionales que enfrentó tras dejar a Contardi. Ortega, descrito por la modelo como el “padre del corazón” de sus hijos, optó por mantenerse en silencio fuera de los tribunales, brindando apoyo privado a Prandi. Su testimonio, según el periodista Mauro Szeta en X, fue contundente, calificando a Contardi como “un criminal capaz de hacer cualquier cosa”.
Un relato de años de violencia
En su declaración del miércoles, Prandi detalló el calvario que vivió durante su matrimonio con Contardi, iniciado en 2011 y finalizado con su separación en febrero de 2019. La modelo describió cómo los abusos sexuales comenzaron tras el nacimiento de su hijo mayor, Mateo, en 2015, y se prolongaron hasta marzo de 2018. “Los abusos empezaban cuando yo dormía, era parte de su modus operandi”, relató entre lágrimas, según TN. También denunció maniobras de control y aislamiento, como cortar el módem, esconder su celular en el freezer y designar a una empleada, Lorena, para vigilarla. “Pasaba informe de todo lo que hacía”, afirmó.
Prandi reveló que planificó su escape durante un año, logrando mudarse a Martínez el 14 de febrero de 2019 tras enfrentar amenazas de muerte contra ella y sus hijos. “Me dijo que no me iba a ir hasta que le diera la mitad de todo”, aseguró. La conductora también denunció violencia económica, ya que Contardi manejaba sus ingresos mediante un poder administrativo, dejándola sin recursos tras la separación. “Me sacó 22 años de trabajo, todo lo que estaba en mi caja de seguridad”, afirmó en La Nación. Su psiquiatra, Rafael Herrera Milano, confirmó en la audiencia que Prandi sufrió “estrés crónico” y secuelas físicas, como arcadas en momentos íntimos con Ortega, derivadas del trauma.
La respuesta de Contardi y tensiones en el juicio
Contardi, un empresario gastronómico de 57 años, negó las acusaciones en su declaración, asegurando que todas las relaciones con Prandi fueron “consentidas” y que ella “miente” con intenciones económicas. “Yo sé que nos amamos, nos casamos enamorados, tuvimos dos hijos enamorados”, afirmó, según Clarín, aunque su frase “nunca abusé de ella sin su consentimiento” fue señalada por Prandi como un acto fallido. El empresario, que llegó al juicio con un embargo de 100 millones de pesos y una prohibición de acercamiento de 300 metros, intentó desacreditar la denuncia alegando que Prandi era “una mujer libre” y no estaba “encerrada”.
La tensión se trasladó a las escalinatas del tribunal, donde los abogados de ambas partes protagonizaron un cruce frente a la prensa. Baños cuestionó que Contardi no se sometiera a pericias psicológicas ni psiquiátricas, mientras que el defensor del acusado, Maximiliano Acosta, replicó que su cliente “brindó una declaración extensa” y respondió todas las preguntas. El tribunal, integrado por los jueces Daniel Répolo, Lucía Leiro y Mariano Aguilar, desestimó un intento de la defensa de anular el proceso, garantizando la continuidad del juicio.
Un proceso marcado por la espera
La causa, iniciada en 2021 ante la Comisaría de la Mujer y Familia de Martínez, enfrentó años de demoras que Prandi describió como “una agonía a la burocracia”. La elevación a juicio, ordenada por el juez Luciano Marino tras la investigación del fiscal Christian Fabio, se basó en pericias psicológicas y el testimonio de Herrera Milano, que documentaron el impacto del abuso en la salud mental de Prandi. La modelo, que publicó en 2024 la novela Yo tendría que estar muerta, basada en su experiencia de violencia, destacó el apoyo de su familia, su pareja y su terapia semanal para enfrentar el proceso.
En diálogo con Lape Club Social (América), Prandi expresó sentirse “más entera” que en 2019, aunque reconoció que “las cicatrices quedan”. También subrayó la importancia de proteger a sus hijos, motivo que la llevó a denunciar pese a la vergüenza inicial. “No lo hubiese hecho si no sentía que era necesario defender a mis hijos”, afirmó. Entre los 13 testigos del juicio, que incluyeron a su padre, su hermana y el conductor Mariano Peluffo, se destacó el relato de Peluffo, quien confirmó que los hijos de Prandi “ya no querían ver al papá” debido al maltrato.
Contexto y eco social
El caso de Prandi ha resonado en un contexto de creciente visibilización de la violencia de género en Argentina. Según el Observatorio de Femicidios de la Casa del Encuentro, en 2024 se registraron 322 femicidios y más de 1.500 denuncias por violencia de género solo en la provincia de Buenos Aires. El juicio, seguido de cerca por medios como Página/12 y TN, ha generado debate en redes sociales, donde usuarios en X expresaron apoyo a Prandi y criticaron la lentitud judicial. “Julieta Prandi contando su verdad con una fortaleza increíble. La Justicia tiene que estar a la altura”, escribió un usuario.
El proceso, que concluirá este viernes con los alegatos, podría marcar un precedente en casos de abuso sexual y violencia de género. Prandi, respaldada por un sólido equipo legal y el testimonio de profesionales, espera una “condena ejemplar” que refleje la gravedad de los hechos. “Estoy satisfecha, pero es difícil meter un planeta en un embudo para contar todo lo que viví”, cerró ante la prensa, reafirmando su búsqueda de justicia tras años de lucha.