Lima, 4 de octubre de 2025 – Total News Agency – TNA -El general Nilton Reinaldo Santos Villalta, jefe de la delegación antidrogas del Perú, dio detalles del operativo que permitió la captura de Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, el principal acusado del triple femicidio narco de Florencio Varela, y reveló que el fugitivo argentino-peruano fue hallado sin recursos económicos, agotado y desplazándose en condiciones precarias, muy lejos del perfil de un gran jefe narco que se le atribuía.
Una captura en plena ruta y en condiciones miserables
El operativo, desarrollado el pasado martes en el sur de Lima, fue coordinado entre la Policía Nacional del Perú y las autoridades bonaerenses, con intercambio de información en tiempo real, geolocalización telefónica y seguimiento de vehículos de transporte.
“Lo encontramos escondido en la cabina de un camión que transportaba pescado. Estaba cansado, sin dinero y en evidente estado de deterioro físico”, relató Santos Villalta.
El general explicó que el fugitivo fue interceptado cuando intentaba llegar a Lima para reunirse con Matías Ozorio, su presunto segundo, que había sido detenido días antes y ya fue extraditado a Argentina. “Venía desplazándose desde el sur. Cambió de vehículo varias veces para evitar controles, pero no tenía medios economicos para seguir moviéndose. Lo íbamos siguiendo con la policía argentina hasta que finalmente logramos interceptarlo”, precisó.
Según el parte oficial, “Pequeño J” no opuso resistencia, se identificó de inmediato y negó haber cometido delitos. En el momento de la detención llevaba apenas algunas pertenencias personales y no contaba con dinero ni documentación suficiente para continuar huyendo.
Coordinación binacional y comunicación permanente
El general Santos Villalta destacó la cooperación con la Policía Bonaerense y el seguimiento digital de los movimientos del sospechoso. “La policía argentina nos iba dando poco a poco su ubicación. Nosotros controlábamos el GPS de los vehículos de transporte y la geolocalización del teléfono que usaba”, explicó.
Las autoridades peruanas temían que el prófugo descubriera la detención de Ozorio, ocurrida días antes, lo que habría puesto en riesgo el operativo. “Si él apagaba el teléfono, quedábamos completamente ciegos”, admitió el jefe antidrogas. La minstra de seguridad, Patricia Bullrich, habia notificado a los medios sobre la detencion de Ozorio, lo que provoco el enojo del fiscal.
Santos Villalta confirmó además que Ozorio llevaba dos días durmiendo en la calle cuando fue arrestado, y que declaró haber sido trasladado “con engaños” al Perú por una organización narco.
Perfil criminal y vínculos familiares
El detenido, de nacionalidad peruana, habría crecido —según los registros policiales de ese país— en un entorno marcado por la criminalidad y la violencia. Su padre fue asesinado en 2018, y varios de sus tíos poseen antecedentes por robo, extorsión y narcotráfico. Algunos de ellos emigraron a la Argentina, posiblemente vinculados a la estructura narco en la que operaba Pequeño J.
El jefe antidrogas reveló que “los tíos Luis y Mario salieron del Perú rumbo a la Argentina por vía terrestre, y solo uno regresó. El otro nunca registró movimiento migratorio”.
Capas superiores en la red narco
Pese a la espectacularidad de su captura, especialistas cercanos y consultadas por TNA señalaron que el poder económico y logístico de Pequeño J era limitado, lo que refuerza la hipótesis de que no era el verdadero capo de la organización, sino un eslabón intermedio dentro de una red más amplia que opera en el conurbano bonaerense, especialmente en La Matanza.
Según los especialistas de TNA, por encima de Pequeño J y de Ozorio existen varias capas jerárquicas que conforman la estructura del narcotráfico local, vinculada a redes internacionales. “Estamos ante un engranaje menor dentro de un sistema mucho más complejo”, reconoció un funcionario con acceso a la investigación.
Mientras tanto, Pequeño J permanece detenido en Perú con prisión preventiva a la espera de su extradición a la Argentina, donde será juzgado por el triple femicidio de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez, un crimen que conmocionó al país.