Buenos Aires, 6 de octubre de 2025 — Total News Agency-TNA-Un nuevo capítulo se escribe en el Palacio San Martín: la actual conducción de la Cancillería, encabezada por Gerardo Werthein, ha puesto en marcha una estrategia que, según fuentes diplomáticas internas, reinstala con sutileza la vieja guardia kirchnerista al corazón del Servicio Exterior. Lo hace sin fanfarrias, recurriendo a maniobras políticas y nombramientos selectivos.
Una purga quirúrgica
Desde su asunción el 4 de noviembre de 2024, Werthein ha evitado la lógica del “corte de raíz” con la estructura diplomática heredada y optó por intervenciones calibradas: el desplazamiento de Diana Mondino —removida tras el voto argentino en la ONU respecto a Cuba— fue solo el inicio visible de un ajuste mucho más profundo.
Según legajos internos y declaraciones reservadas, de los menos de 40 movimientos de jerarquía revisados, unos 30 beneficiaron a perfiles leales al kirchnerismo, mientras que solo 7 recayeron en figuras neutrales, ninguno identificado claramente con la agenda liberal o “republicana”.
La devoción pública hacia Cristina
El vínculo ideológico de Werthein con el kirchnerismo no es secreto para quienes frecuentan la política nacional. Sus redes empresariales, muchas de ellas activas durante los gobiernos K y en interacción constante con el sector farmacéutico, fortalecen su posición como puente informal entre el poder económico y la diplomacia.
En actos oficiales y declaraciones públicas, no ha ocultado su admiración por figuras del peronismo progresista, en especial Cristina Kirchner, modelo de alineamiento político que ha marcado el estilo de su reconstrucción del poder estatal. Al asumir funciones en el gobierno liberal, sus redes socilaes fueron despobladas de imagenes vinculadas al kirchnerismo.
La relación con los grandes laboratorios
Detrás de la pantalla diplomática se extiende un entramado privado: Werthein ha estado vinculado históricamente al Grupo Werthein, que mantuvo intereses en telecomunicaciones, seguros, agro y salud. Aunque oficialmente se desligó en 2019, sus redes financieras e influjos permanecen vigentes, y su cercanía al sector farmacéutico es objeto de especulación entre operadores del mercado medicinal.
Fuentes que operan dentro del entorno más reservado aseguran que varios de los titulares de los grandes laboratorios asisten cada 15 días a reuniones en “un club” reservado para muy cercanos donde se discuten no solo estrategias de mercado, alianzas políticas y apoyos institucionales, para beneficio de unos pocos, también se discuten cargos en el gabinete. En este contexto, la Cancillería funciona como caja de resonancia de determinados intereses corporativos.
La estructura diplomática reinstalada
La vía de retorno kirchnerista no ha sido anárquica: se apoya en el control de órganos claves. La Junta Calificadora de ascensos —órgano que determina quién escala en la carrera diplomática— mantiene mayoría de miembros leales. En muchos casos, los diplomáticos con antecedentes “K” han sido promovidos, mientras que diplomáticos liberales han sido reasignados a destinos periféricos o exiliados dentro de Buenos Aires.
Luis María Kreckler —ex embajador con trayectoria kirchnerista y figura central en los traslados— aparece como nodal de este movimiento. Desde su rol, habría articulado nombramientos, influido en traslados y consolidado alianzas internas, con el objetivo de fortalecer una base institucional homogénea ideológicamente.
Riesgo institucional y escenario por delante
Si esta maniobra culmina el proceso de afianzamiento kirchnerista dentro de la Cancillería, se verá comprometida la promesa de un servicio exterior basado en criterios de mérito y pluralismo.
Algunas voces internas proponen medidas urgentes: suspender ascensos 2024-2026, intervenir la Vicecancillería y abrir auditorías imparciales sobre los nombramientos. Pero las órdenes desde las oficinas altas parecen ir en sentido opuesto, consolidando más que neutralizando los lazos entre poder político y diplomacia partidaria.