Los ministros de Finanzas de los Veintisiete bajarán este viernes al detalle de cómo diseñar un crédito para que Ucrania pueda financiarse usando los activos rusos congelados por las sanciones que la UE ha aplicado a Moscú por la guerra que lanzó en 2022 contra Kiev. Los planes que por ahora ha diseñado la Comisión Europea cuentan con el rechazo de Bélgica, el país que acoge Euroclear, la empresa en la que se encuentran los miles de millones de euros que ahora el Ejecutivo comunitario quiere canalizar a las cuentas ucranianas. La idea extendida en Bruselas es que se debe cerrar un acuerdo hacia finales de otoño o, como muy tarde, finales de año, ya que Ucrania tendrá que cubrir necesidades de financiación a partir del final de la primera mitad de 2026.
El objetivo es que los jefes de Estado y de Gobierno puedan llegar a un acuerdo respecto a este crédito en el Consejo Europeo que se celebrará el próximo 23 de octubre en Bruselas. Este viernes, en Luxemburgo, los ministros tratan de ir allanando el terreno, a pesar de que la oposición belga sigue siendo firme. Bart de Wever, primer ministro de Bélgica, ya expuso sus dudas de manera cruda y directa al resto de líderes durante una cumbre informal celebrada el 1 de octubre en Copenhague. De Wever se mostró enormemente crítico con la idea durante una reunión con periodistas al día siguiente. “Te dicen: tienes el dinero de Putin, úsalo contra él. Es un sueño. Lo puedo entender. Se dice en muchos parlamentos nacionales, también en mi propio parlamento. Porque no todo el mundo es inteligente”, explicó el conservador.
El concepto, que empezó a deslizar en público en septiembre Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, es sencillo. Según un documento al que tuvo acceso El Confidencial, Euroclear transfiere a la Unión Europea unos 140.000 M, aunque en realidad sería algo más, como parte de un préstamo al 0% de intereses y la UE se lo transfiere a Ucrania, por tramos. La idea es que Kiev no tenga que devolver directamente ese dinero, sino que use las reparaciones de guerra que se considera que debería pagar Rusia, para devolver ese montante.
Una de las ideas repetidas por De Wever es que se trata de una “confiscación”. “No es confiscación de ninguna manera”, respondían este lunes fuentes comunitarias, que admiten que el trabajo alrededor de algunas cuestiones técnicas y legales sigue en marcha. Hay varios detalles especialmente espinosos. Por un lado, Bélgica insiste en que el resto de Estados miembros compartan responsabilidades legales presentes y futuras respecto a la operación. ¿Qué significa eso? Entre otras cosas, el Gobierno belga quiere una garantía que cubra no solamente los cerca de 170.000 millones de euros que se retirarían de las cuentas de Euroclear, sino que sea superior.
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La idea de la Comisión es que los Estados miembros efectivamente den esa garantía. ¿Por qué? Porque el dinero, los 170.000 millones de euros, siguen siendo rusos. El día que las sanciones se levante, ese dinero debe volver a Moscú. Técnicamente, los Veintisiete han acordado que no se levantarán las sanciones contra Rusia hasta que se cumplan dos requisitos: que haya un acuerdo de paz y que el Kremlin pague reparaciones de guerra. Las mismas con las que después Ucrania pagaría este crédito, que volvería finalmente a las arcas rusas.
La maniobra es legalmente compleja, y para evitar errores de cálculo, la Comisión ha propuesto cambiar la base legal sobre la que cada seis meses se renuevan las sanciones contra Rusia, pasando de la unanimidad a la mayoría cualificada, para evitar así que Hungría o cualquier otro Estado miembro pueda tumbar la renovación de las medidas restrictivas y, por lo tanto, haya que devolver al Kremlin su dinero antes de que este haya pagado reparaciones de guerra a Ucrania. Bélgica considera que las garantías deberían permanecer incluso cuando en el futuro se levanten las sanciones a Rusia, considerando que Moscú puede llevar al Estado belga a un panel de arbitraje incluso cuando haya recuperado su dinero. “Personalmente, tengo la sensación de que entre otros Estados miembros existe una voluntad de compartir el riesgo del dinero que está congelado en Euroclear. Pero creo que el primer ministro belga pide más que eso”, explica una fuente diplomática.
Un problema que discutirán los ministros es de dónde va a salir esa garantía. Fuentes del ministerio de Economía español apuntan a que ellos preferirían que las garantías salieran del Marco Financiero Plurianual (MFP), el presupuesto de la Unión Europea, pero no está claro que esa vaya a ser una opción, por lo que podría ser necesario que las capitales sean las que pongan esas garantías sobre la mesa. Eso abriría otro detalle espinoso: ¿cómo se decide quién pone cuánto? Por lo pronto, los ministros van a escuchar las explicaciones que la Comisión Europea tenga que dar respecto a las dudas que hasta el momento ha planteado Bélgica.
Fuente El Confidencial

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