Nueva York, 5 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA-El legislador estatal por Queens, Zohran Mamdani, logró una victoria histórica al ser elegido alcalde de la ciudad de Nueva York, convirtiéndose en el primer alcalde musulmán de la Gran Manzana, el primero de origen surasiático y uno de los más jóvenes en ocupar el cargo. Superó al exgobernador Andrew Cuomo —que compitió como independiente— y al republicano Curtis Sliwa, en una contienda que tensó al máximo las líneas internas del Partido Demócrata.
Con cerca del 98% de los distritos escrutados a medianoche, Mamdani rondaba el 50,4% de los votos, frente al 42% de Cuomo y al 7,1% de Sliwa. La participación superó los dos millones de votantes, el registro más alto desde 1969, un dato que subraya el alcance de la cita y el clima de polarización política en la ciudad más poblada del país.
En su discurso de victoria, el alcalde electo reclamó “un mandato para el cambio” y apuntó directamente al presidente Donald Trump, quien había respaldado públicamente a Cuomo en la recta final de la campaña y llegó a amenazar con retener fondos federales si triunfaba la agenda progresista. “Donald Trump, ya que sé que me estás viendo, tengo cuatro palabras para ti: sube el volumen”, lanzó Mamdani ante seguidores enardecidos en Brooklyn, dejando en claro que su relación con la Casa Blanca nacerá en tensión.
La plataforma de Mamdani —orgulloso miembro de los Socialistas Democráticos de América— propone medidas de fuerte impronta social: congelamiento de alquileres, gratuidad en ciertos servicios de autobús, impulso a la educación pública universal y un incremento de impuestos a los contribuyentes de mayores ingresos. Sus detractores advierten sobre riesgos fiscales y fuga de contribuyentes de alto poder adquisitivo, mientras que sus partidarios sostienen que la asequibilidad y la movilidad social requieren intervenciones ambiciosas después de décadas de desigualdad creciente.
La campaña no estuvo exenta de debate. Al joven dirigente se le cuestionaron posturas críticas hacia la policía y sus duros posicionamientos frente a la política del gobierno israelí, aspectos que le granjearon resistencias en sectores moderados y de la comunidad judía. Pese a ello, capitalizó un mensaje de renovación que conectó con jóvenes, trabajadores de bajos ingresos y barrios periféricos, donde el costo de vida y la vivienda son el problema número uno.
Cuomo, por su parte, invirtió sumas significativas en publicidad y contó con el respaldo explícito de figuras nacionales, presentándose como un muro de contención ante lo que describía como “promesas imposibles de cumplir”. En su intervención tras reconocer la derrota, pidió no ignorar “a casi la mitad de los neoyorquinos” que no votaron por Mamdani y advirtió que la gestión pondrá a prueba la viabilidad de las promesas de campaña.
El reto para el alcalde electo es inmediato: traducir un programa maximalista en ordenanzas y presupuestos concretos en medio de una ciudad con recursos tensos, una base impositiva volátil y necesidades sociales urgentes. La negociación con el Concejo Municipal, los sindicatos, el sector empresarial y los organismos estatales y federales será decisiva para evitar cuellos de botella financieros y políticos. A la par, la relación con Washington —cruzada por la confrontación retórica con Trump— anticipa una disputa por fondos clave en transporte, seguridad y vivienda.
Con esta elección, Nueva York envía una señal que trasciende sus fronteras: la agenda progresista puede ganar mayorías en grandes urbes, pero su éxito dependerá de convertir consignas en políticas sostenibles. El 2026 pondrá a prueba esa ecuación.

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