Buenos Aires, 6 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA-El riesgo país argentino retrocedió este miércoles hasta los 621 puntos básicos, su valor más bajo en casi un año, impulsado por el repunte de los bonos soberanos y una mejora en la percepción de los inversores internacionales sobre la estabilidad política y económica del país. El índice, elaborado por JP Morgan, refleja la diferencia entre el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense y los títulos argentinos, y sirve como termómetro de la confianza en la capacidad de pago del Estado.
La tendencia a la baja comenzó tras los comicios legislativos de medio término, en los que el oficialismo consolidó su mayoría, y se profundizó con el rally de los bonos en dólares, que llegaron a subir hasta un 3,5 % en la última rueda. Este comportamiento significó una caída de más de 450 puntos desde las 1.081 unidades registradas en la previa electoral y dejó al índice a sólo 61 puntos del mínimo de la era Milei, alcanzado en enero de 2025, cuando llegó a 560.
Los analistas financieros atribuyen el descenso a una conjunción de factores: el fortalecimiento político del Gobierno tras el resultado electoral, la mejora de las expectativas de gobernabilidad, la continuidad del ajuste fiscal y la percepción de que el país podría normalizar su acceso al crédito externo. En paralelo, la intervención del Tesoro de Estados Unidos por unos 2.100 millones de dólares y el anuncio de un swap financiero por 20.000 millones actuaron como estabilizadores adicionales en el mercado cambiario y de deuda.
El retroceso del riesgo país es leído en los mercados como una señal de confianza y como un paso hacia la eventual recuperación del financiamiento internacional. Según cálculos de JP Morgan y de diversas consultoras locales, Argentina necesitaría sostener un nivel inferior a los 500 puntos básicos para recuperar el acceso a crédito a tasas razonables, un escenario que se considera posible hacia 2026 si continúa la tendencia de mejora macroeconómica y se consolida la reducción del déficit.
El impacto del nuevo clima financiero ya se percibe en las carteras corporativas: varias empresas y provincias están evaluando volver a emitir deuda en el mercado internacional, alentadas por la contracción del riesgo soberano. Para los operadores de bolsa, la caída del índice se traduce en una reducción de costos para todo el sistema financiero y en una apreciable mejora en las valuaciones de los activos argentinos.
La administración de Javier Milei observa el fenómeno con cautela, aunque lo interpreta como un respaldo implícito a su programa de estabilización y a la disciplina fiscal mantenida por el ministro de Economía, Luis Caputo. Ambos viajaron esta semana a Estados Unidos para mantener reuniones con fondos de inversión y bancos internacionales, en busca de consolidar la llegada de capitales y confirmar las líneas de crédito bilaterales.
De mantenerse la tendencia, Argentina podría reducir la presión sobre los pagos externos programados para enero y julio del próximo año, por un total cercano a 8.400 millones de dólares. Una mejora adicional hasta el rango de 300–400 puntos básicos abriría la puerta para refinanciar compromisos y aliviar el peso de las reservas internacionales.
El mercado, sin embargo, advierte que la estabilidad del indicador dependerá del cumplimiento de las metas fiscales, la evolución de las reservas del Banco Central y la capacidad del Gobierno de sostener acuerdos políticos que respalden las reformas estructurales. Por ahora, la combinación de señales positivas internas y respaldo externo coloca al país en su momento financiero más favorable desde el inicio de la gestión libertaria, y los inversores globales vuelven a mirar con atención el riesgo argentino.

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