Buenos Aires, 10 de noviembre de 2025-Total News Agency-TNA-.La designación del intendente de José C. Paz, Mario Ishii, como vicepresidente regional de la Red de Ciudades del Aprendizaje de la UNESCO ha generado un revuelo inesperado en los círculos políticos y sociales del conurbano bonaerense. El reconocimiento, otorgado durante la tercera asamblea de la red en La Paz, Baja California, México, elogia el modelo educativo impulsado en ese distrito obrero, donde universidades públicas han ampliado el acceso a la educación superior para miles de vecinos. Ishii, un peso pesado del peronismo local con más de dos décadas al frente del municipio, celebró la noticia como un “orgullo” que valida el “camino educativo” de su gestión, destacando el rol de “instituciones como la Universidad Nacional de José C. Paz en la inclusión social y el desarrollo comunitario”. Esta vez no habló de la “falopa” en sus ambulancias. Muchos medios tomaron la información de la premiación y olvidaron las ambulancias. La pauta madre!!
Sin embargo, este galardón internacional choca frontalmente con el oscuro legado de Ishii, marcado por acusaciones de encubrimiento en actividades de narcotráfico que han permeado su administración. En un distrito donde las calles siguen bajo el dominio de bandas criminales, la premiación de la UNESCO parece un desatino que expone las grietas del sistema judicial argentino y la opacidad de organismos internacionales. José C. Paz, con sus 280 mil habitantes apiñados en barrios humildes del noroeste del Gran Buenos Aires, padece desde hace años una plaga de violencia narco que incluye ajustes de cuentas brutales, bunkers de droga y redes de distribución que operan con impunidad. Solo en los últimos meses de 2025, allanamientos policiales han desmantelado organizaciones que vendían cocaína por delivery, secuestrando miles de dosis, armas y dinero en efectivo, mientras que dobles homicidios calcinados en autos han sido vinculados a disputas entre clanes. La Policía Federal y la PSA han intervenido en operativos que revelan un territorio donde el narco no solo controla el comercio ilegal, sino que infiltra hasta los servicios públicos esenciales.
El epicentro de la controversia radica en un video de 2020, grabado en pleno pico de la pandemia de coronavirus, que resurgió recientemente y reavivó demandas de accountability. En las imágenes, difundidas originalmente por el productor Gastón Cavanagh en la red social X (antes Twitter), Ishii confronta a un grupo de empleados de ambulancias que reclamaban mejores condiciones laborales. En un tono agresivo e intransigente, el intendente les advierte que, si no aceptan las reglas impuestas, les pagará solo el básico y los liberará de sus puestos. Pero la frase que desató el escándalo es demoledora: “Cuando se mandan una cagada, venden falopa, yo los tengo que cubrir, no los rajé todavía, cuando me están vendiendo falopa con las ambulancias”. La “falopa”, jerga para cocaína, alude directamente a la presunta protección que Ishii brindaba a conductores municipales implicados en el transporte de estupefacientes, utilizando vehículos sanitarios para evadir controles.
La Fiscalía Federal N°9 de Delitos Complejos de San Martín, a cargo de Miguel Ángel Vieira Miño, abrió una causa por encubrimiento, notificando al intendente para que compareciera. Fuentes judiciales de la época confirmaron que el expediente buscaba esclarecer si Ishii, en su rol de autoridad, había obstruido investigaciones o amparado a empleados corruptos. Ishii, en un descargo radial en Radio Mitre, alegó que el clip estaba “sacado de contexto” y que su referencia a “cubrir” se limitaba a preservar puestos de trabajo durante la crisis sanitaria, no a tolerar delitos. “No protejo la venta de falopa. Intervengo en un montón de cosas dentro del municipio”, se defendió, minimizando el impacto. A pesar de la imputación inicial, la causa languidece desde entonces en algún despacho polvoriento, sin avances significativos ni procesamientos. Esta inacción judicial, criticada por opositores y organizaciones civiles, permite que figuras como Ishii naveguen impunes entre el poder local y los reflectores globales.
No es un caso aislado en la biografía de Ishii, quien acumula un rosario de escándalos ligados al narco y la corrupción. En 2014, como senador provincial, admitió que un asesor suyo había sido detenido por tráfico de estupefacientes, acusando a la SIDE de “persecución política”. Ese mismo año, una investigación por fraude en planes sociales lo salpicó con testimonios de irregularidades en su gestión. En 2021, enfrentó denuncias por enriquecimiento ilícito a través de una decena de empresas familiares, algunas vinculadas a contratos municipales dudosos. Su hegemonía en José C. Paz, donde gobierna desde 1999 con breves interrupciones, se sustenta en un clientelismo que, según analistas, ha facilitado la convivencia con el crimen organizado. Opositores como el Frente de Izquierda y sectores massistas han exigido su suspensión en concejos deliberantes, sin éxito. “Es el rey del conurbano, pero su corona está manchada de impunidad”, ironizó un concejal local en off the record.
La UNESCO, en su afán por promover ciudades inclusivas, parece haber pasado por alto este contexto. La red de Ciudades del Aprendizaje, que Ishii ahora copresidará para Latinoamérica, busca fomentar la educación lifelong, pero premiar a un líder con este perfil envía un mensaje equivocado. ¿Cómo puede un municipio educativo convivir con narcos que secuestran inmigrantes paraguayos para esclavizarlos en la venta de drogas, como revelaron allanamientos en julio de 2025? Organizaciones como Chequeado y Amnistía Internacional han cuestionado la designación, recordando que el verdadero aprendizaje pasa por la transparencia y la justicia, no por el olvido selectivo.
Ishii, electo senador por el Frente Patria en las últimas elecciones, consolida así su influencia peronista mientras el conurbano arde en silencios cómplices. La pregunta que flota es si este honor internacional blindará aún más su blindaje local, o si finalmente impulsará una investigación seria. En José C. Paz, donde las ambulancias alguna vez sirvieron de escudo a la falopa, el futuro educativo depende menos de diplomas UNESCO y más de una Justicia que despierte de su letargo. Las universidades reciben fondos que se utilizan de forma discrecional y nulos controles, eso la UNESCO no lo contempló

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