El destructor ARA “La Argentina” volvió a puerto Belgrano tras participar del ejercicio UNITAS en EE.UU.Hubo versiones de planes para sumarlo a la operación antinarco en Venezuela.
Por Guido Braslavsky
El destructor ARA “La Argentina” arribó hace poco más de una semana a la Base Naval Puerto Belgrano, después de haber pasado 80 días en el mar, participando del ejercicio UNITAS, en la costa este de los Estados Unidos.
La Argentina no solo despachó un buque de la Armada por primera vez en 20 años a aguas norteamericanas, para el ejercicio naval más antiguo del continente -en el que tiene asidua participación-. Esta vez el UNITAS -del 15 de setiembre al 6 de octubre- se dio en un contexto de tensión regional, con un despliegue naval de magnitud de EE.UU. en el Mar Caribe -y ahora también en el Pacífico- donde ha hundido con misiles supuestas narcolanchas de los cárteles de la droga. Pero también pone en alerta al régimen de Nicolás Maduro, que denuncia “una amenaza imperial” y hace aprestos para resistirla.
¿Se analizó la posibilidad de que el destructor de la Armada se quedara en su regreso en aguas caribeñas, para sumarse a la acción norteamericana
En fuentes oficiales niegan que haya habido un pedido de Estados Unidos para sumar a una coalición naval “antinarco”. Y voceros de la Armada aseguran que el destructor regresó a Puerto Belgrano, tal como estaba previsto, desconociendose cualquier alteración de planes.
El destructor ARA La Argentina, en operaciones el mes pasado para el ejercicio UNITAS.
Sin embargo, en ámbitos militares circularon versiones de que la idea estuvo sobre la mesa. Por caso, una reunión semanas atrás en el Edificio Libertad donde participaron, entre otros, el director general de Inteligencia de la Armada, el contralmirante Pablo Barbich, y el contralmirante retirado Luis González Day, hoy adscripto a la DNIEM -la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar, que depende del Ministerio de Defensa-. El destructor todavía estaba en el UNITAS, y se atribuye a González Day (un marino que fue secretario general naval en 2012) haber informado que se estaba “trabajando” para que el buque se quedara en la acción de Estados Unidos en el Caribe, aseguró una fuente militar.
Según el razonamiento, con el gobierno de Javier Milei en rol de aliado incondicional de Estados Unidos, y luego de recibir un auxilio financiero que le permitió sortear con éxito las elecciones de medio término, la participación del buque de guerra en la acción comandada por Washington hubiera sido un gesto concreto de ese alineamiento.
Pero el destructor “La Argentina”, un clase MEKO 360 al mando del capitán de fragata Juan Cruz Granja, regresó a puerto Belgrano el 3 de noviembre pasado, con sus 229 tripulantes.
El almirante Carlos Allievi, jefe de la Armada, en una ceremonia reciente.
Circuló la versión de un descontento del Gobierno -de la hermanísima Karina Milei, en concreto- con el jefe de la Armada, almirante Carlos Allievi, por haber supuestamente desaconsejado la operación. En fuentes oficiales lo niegan rotundamente y hablan de “opereta” en contra de Allievi. Todo en un clima agitado porque el ministro Luis Petri asumirá su banca en Diputados en diciembre y el recambio ministerial podría aparejar movimientos en las cúpulas de las fuerzas.
La ley y el alistamiento
En fuentes de la Armada señalan, igualmente, que no se destina un buque alegremente a cualquier operación “porque está de paso”. En este sentido recuerdan que hay un marco legal, la ley de ingreso y egreso de tropas del país, por la que el Congreso debe autorizar en forma anual los ejercicios militares sean bilaterales (con otro país) o combinados (con varios países), como fue el caso del reciente UNITAS junto a Estados Unidos y otra decena de armadas de distintos países. Hay incluso un ejercicio llamado Passex que es “de ocasión” y habilita a interoperar con un buque de armada amiga que esté navegando por el litoral marítimo argentino (un buque escuela, por ejemplo).
El destructor ARA La Argentina, participando del ejercicio UNITAS 2025.
Tras lustros de ahogamiento presupuestario, otro aspecto es el nivel de alistamiento de los buques. Fuentes militares señalan que la operación se habría descartado porque una cosa es participar de un ejercicio naval, y otra en conflictos donde se supone que un buque debe tener forma de defenderse. “El nivel de alistamiento es desastroso, esa es la realidad”, señalan. “El destructor solo tiene un cañón de 40 mm, pero no cuenta con misiles antiaéreos para su defensa, ni misiles Exocet buque-buque, ni torpedos de a bordo, ni cargas de profundidad. Enviar un buque en estas condiciones es un riesgo políticamente inaceptable”, sostienen.
El único antecedente se remonta a principios de los 90, cuando en tiempos de las “relaciones carnales” del gobierno de Carlos Menem con los Estados Unidos, Argentina se sumó a la coalición internacional liderada por Estados Unidos -bajo paraguas de la ONU- en la Primera Guerra del Golfo Pérsico. Una expedición punitiva contra el régimen irakí de Saddam Hussein para desalojarlo de su vecino Kuwait, al que se había anexionado. Menem envió dos buques de guerra al Golfo para apoyar el bloqueo naval contra Irak. Pero esas fragatas misilísticas, se recuerda hoy, tenían otro alistamiento. Siempre se especuló que los atentados posteriores contra la embajada de Israel en Buenos Aires (1992) y la sede de AMIA (1994) pudieron haber sido represalias por esa decisión.
Fuente Clarín

Argentina
España
USA
Israel













