Kiev, 15 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA-Rusia volvió a golpear masivamente a Ucrania con una combinación de misiles balísticos y drones kamikaze en la noche del viernes al sábado, en otra ofensiva dirigida contra ciudades y población civil lejos de la línea del frente. Según las autoridades ucranianas, las fuerzas rusas dispararon tres misiles balísticos Kh-47M2 “Kinzhal” y lanzaron 135 drones de ataque de distintos tipos, en su mayoría Shahed de fabricación iraní, sobre varias regiones del país.

El saldo de las últimas 24 horas refleja el carácter abiertamente indiscriminado de la ofensiva: al menos nueve personas murieron y 53 resultaron heridas en todo el territorio ucraniano. Funcionarios locales reportaron impactos y daños en, al menos, trece localidades alcanzadas directamente por los drones y por uno de los misiles, mientras que restos de aparatos interceptados cayeron en otros cuatro puntos, generando incendios y destrucción adicional.
Kiev volvió a ser el principal objetivo del ataque. El alcalde Vitaliy Klitschko informó que siete personas murieron y 36 resultaron heridas en la capital, donde nueve de sus distritos registraron edificios residenciales y comerciales destruidos o seriamente dañados. Las explosiones y los incendios se prolongaron durante horas, mientras equipos de emergencia trabajaban entre los escombros para rescatar a vecinos atrapados y controlar focos de fuego en torres de viviendas y depósitos.
En el sur, la región de Jersón sufrió nuevos bombardeos, con ataques sobre 34 comunidades y la propia ciudad homónima, dividida por el río Dniéper y sometida a fuego casi diario desde las posiciones rusas en la margen ocupada. Su gobernador, Oleksandr Prokudin, confirmó la muerte de una persona en la capital regional. También se reportaron golpes en el distrito de Nikopol, en la región de Dnipropetrovsk, donde falleció un hombre de 65 años, y ataques nocturnos contra las regiones de Sumy y Járkov, en el noreste, con daños en infraestructuras y viviendas.
Las Fuerzas Armadas ucranianas indicaron que dos de los tres misiles balísticos Kinzhal fueron interceptados, así como 91 de los 135 drones enemigos, gracias a una combinación de sistemas antiaéreos occidentales y soviéticos modernizados. Sin embargo, TNA recuerda que la propia naturaleza de estas ofensivas –saturar los cielos con aparatos no tripulados y misiles de alta velocidad– busca precisamente desbordar las defensas para maximizar el daño sobre áreas urbanas y la infraestructura energética, una constante de la campaña rusa desde el inicio de la invasión a gran escala en 2022. La interceptación de los misiles Kinzhal significa una gran derrota para Rusia que alardeaba de la imposibilidad de ello.
Mientras Moscú insiste en presentar sus ataques como golpes “selectivos” contra objetivos militares y energéticos, la realidad sobre el terreno vuelve a mostrar edificios residenciales colapsados, hospitales y escuelas afectados, y redes de calefacción y electricidad dañadas a las puertas del invierno boreal. La línea editorial de TNA mantiene su posición crítica frente a Rusia como potencia invasora: estas andanadas con misiles balísticos y drones contra ciudades, lejos del frente, constituyen una estrategia de terror sobre la población civil, prohibida por el derecho internacional humanitario.
En paralelo a esta nueva ola de ataques rusos, Ucrania continuó con su propia campaña de presión sobre la infraestructura estratégica del Kremlin en el mar Negro. Drones y misiles de largo alcance ucranianos golpearon la terminal petrolera de Novorossiysk, en el krai de Krasnodar, uno de los principales puertos de exportación de crudo de Rusia. Según fuentes del sector energético, el ataque obligó a suspender temporalmente operaciones que representan cerca del 2% de las exportaciones mundiales de petróleo, y provocó daños en instalaciones portuarias, un buque tanque y equipos de carga.
Para Kiev, estos blancos tienen carácter estrictamente militar: son nodos clave para financiar el esfuerzo bélico ruso y sostener su maquinaria de invasión. La combinación de ataques ucranianos de precisión contra refinerías, depósitos de combustible, sistemas de defensa aérea y terminales petroleras, frente a los bombardeos masivos de Rusia sobre barrios residenciales y redes civiles en Ucrania, vuelve a poner en primer plano la asimetría de objetivos y métodos en este conflicto: mientras Moscú utiliza misiles balísticos y más de un centenar de drones contra población civil, Kiev concentra sus golpes sobre la infraestructura que alimenta la guerra rusa.

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