Madrid, 27 noviembre 2025 – Total News Agency-TNA- La mayor crisis política del gobierno español en los últimos años escaló hoy a un nivel inédito: la detención del exministro José Luis Ábalos y de su histórico operador, Koldo García, por la trama de corrupción en la compra de barbijos durante la pandemia, reabre interrogantes profundos sobre la continuidad de Pedro Sánchez al frente del Ejecutivo. El llamado “caso Koldo”, que comenzó como un escándalo periférico, ya compromete de lleno al núcleo fundacional del poder socialista y amenaza con dinamitar el futuro político del presidente español.
En una decisión de enorme impacto, el juez del Tribunal Supremo Leopoldo Puente ordenó prisión preventiva para Ábalos y Koldo al considerar que existe un “riesgo de fuga extremo” ante la inminencia del juicio oral y los recursos económicos que ambos disponen. La medida responde al planteo de la Fiscalía Anticorrupción, que imputó a los exfuncionarios por asociación ilícita, cohecho, tráfico de influencias, uso de información privilegiada y malversación de fondos públicos. Ábalos se convirtió así en el primer diputado en ejercicio de la democracia española en ser detenido.
La onda expansiva alcanzó de inmediato a La Moncloa. El exministro —mano derecha de Sánchez durante años y figura clave en su ascenso al liderazgo del PSOE— se suma a la lista de aliados caídos tras la detención del exsecretario de Organización Santos Cerdán, arrestado meses atrás como presunto jefe de la trama. Ambos fueron artífices del operativo político que catapultó a Sánchez a la conducción del partido y luego al gobierno. Hoy, los dos están procesados por corrupción.
La prisión preventiva de Ábalos no solo deja al gobierno sin un voto crucial en un Congreso ya fracturado: también erosiona la credibilidad del presidente, que intentó durante meses minimizar el caso asegurando que estaba “amortizado”. El cálculo estalló en sus manos. La detención simultánea de Ábalos y Koldo vuelve insoportable la presión interna y externa sobre Sánchez, en un momento en el que su bloque ya no cuenta con el apoyo del independentismo de Junts, cuyo retiro de la mayoría parlamentaria dejó al PSOE sin capacidad de maniobra.
La fragilidad quedó expuesta hoy mismo, cuando la oposición unida —Partido Popular, VOX y Junts— rechazó la senda de déficit presentada por el Ejecutivo, un paso indispensable para elaborar el Presupuesto. La caída del proyecto económico en la antesala de este terremoto judicial profundiza la sensación de parálisis institucional.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, capitalizó el escándalo de inmediato y convocó a una movilización en Madrid para el domingo. “El 100% del clan que acompañó a Sánchez en su ingreso a la política acabará encarcelado”, disparó, señalando al presidente como responsable político de una estructura corroída por la corrupción desde sus cimientos.
La acusación fiscal revela además un entramado que trasciende la sobrefacturación de barbijos: contratos a amantes y escorts en empresas públicas, alquileres pagados con fondos del Estado y maniobras de enriquecimiento ilícito que se extendieron durante años. Una radiografía explosiva que deja al presidente en una posición inéditamente comprometida.
Sánchez, que en junio sobrevivió al impacto de la detención de Cerdán, enfrenta ahora su peor escenario: sin mayoría parlamentaria, con un caso de corrupción que alcanza a su círculo íntimo y con un clima social enrarecido por el avance de la extrema derecha. Sectores del PSOE ya especulan con que, ante la imposibilidad de gobernar, el presidente podría verse obligado a convocar elecciones anticipadas en 2026 o incluso antes.
La detención de Ábalos en la cárcel de Soto del Real marca un punto de quiebre. Mantendrá su escaño, pero no podrá cobrar su salario ni votar, un detalle que agrava aún más la debilidad del Ejecutivo. Y aunque el exministro aseguró hasta ahora su inocencia, su silencio o eventual cooperación con la justicia podría definir el futuro inmediato del presidente español.
El caso Koldo dejó de ser un problema de imagen para convertirse en una amenaza directa a la supervivencia de Sánchez. En los pasillos del Congreso y entre los analistas, la pregunta ya no es si la trama afectará al mandatario, sino por cuánto tiempo más podrá sostenerse en el poder bajo esta tormenta.

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