Por Santiago Fioriti
La intimidad del poder. La vice se movió en las sombras y condicionó al Presidente. El operativo frustrado con la Selección y el enojo de la estrella argentina con la dupla presidencial.
Jorge Capitanich y Gerardo Zamora eran los más vehementes. Ya lo habían sido antes de entrar a la Casa Rosada, pero ahora estaban delante de Alberto Fernández. No llegaron a faltarle el respeto, pero tampoco se esmeraron en ser sutiles, como si los roles institucionales de pronto se hubieran invertido. Tenían el mandato de Cristina y estaban dispuestos a cumplirlo. Había que hacerle ver el abismo al Presidente.
—Este fallo es una vergüenza. La Corte rompió el esquema federal y quiere gobernar por nosotros. Alberto, tenés que animarte a no pagar nada. Nosotros te vamos a acompañar, pero tenés que hacerlo —le plantearon.
El Presidente, pese a que conocía de antemano lo que iban a exigirle -porque el propio Capitanich lo había adelantado la noche anterior en C5N-, balbuceó. Buscó una mirada cómplice en un par de gobernadores que habían llegado a la reunión con un tono moderado, como Gustavo Bordet y Sergio Uñac. Ninguno de ellos se jugó demasiado. El ministro del Interior, Wado De Pedro, otro hombre de la vicepresidenta -que había estado en las audiencias en la Corte con sus pares porteños y el miércoles se convirtió en otro de los grandes derrotados- hacía silencio, aunque luego asociaría a los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz,Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti con la dictadura militar.
—Entiendo que es un escándalo y que tenemos que estar unidos —sostuvo Fernández—. Pero hay que litigar en el expediente. Les propongo que hagamos un comunicado y que todos lo firmen. Pero todos, eh.
En el comunicado acordaron presentar el pedido de revocatoria “in extremis” de la resolución cautelar dictada. Esa fue toda la resistencia que el jefe de Estado y profesor de derecho pudo imponer frente a la mayoría de los catorce gobernadores que lo presionaban para hacer lo que iba a terminar haciendo: desconocer el fallo del máximo tribunal del país que determinó que la Nación debe restituir 2,95% de los fondos de coparticipación a la administración porteña -un monto menor al que reclamaba, que era del 3.5%- que en plena pandemia le quitó a la Ciudad para favorecer a la provincia de Buenos Aires. “Y hay que recusar a los cuatro jueces de la Corte”, lo intimaron los gobernadores. Fernández tampoco opuso resistencia.
“El fallo es inédito, incongruente y de imposible cumplimiento”, sostienen en el Gobierno, a tono con el comunicado que firmaron los mandatarios provinciales. La Coalición Cívica y Republicanos Unidos presentaron una denuncia penal contra Alberto.
La Corte Suprema notificó al Ministerio del Interior y al de Economía para que empiecen a girar la plata a la Ciudad el mismo día de la resolución. Abrió así una grieta entre De Pedro y Sergio Massa que, casualmente, se ven a sí mismos como posibles contendientes de la próxima batalla electoral. Ayer, ambos se enviaron tiros por elevación. Es que, como se trata de un sentencia nueva, el Gobierno debe abrir una cuenta para que el Banco Nación les deposite a los porteños ese dinero. Massa hizo saber que no lo hará si antes no recibe una orden para los giros de parte del Ministerio del Interior. Los colaboradores de Wado difundieron enseguida un comunicado para explicar que Interior “no toma intervención alguna en el pago del monto establecido en dicha norma para solventar el traspaso de competencias a CABA.De hecho, ni siquiera es parte en el expediente que tramita en el juicio ante la CSJN”; es decir, le apuntan a Massa. Lo que está en juego no es menor: el delito por desacato podría recaer sobre uno de ellos.
Cristina hizo acelerar a todo el Gobierno contra la Justicia (pese a que más de un ministro expresó reparos en privado, pero se abstuvo de la confrontación interna), sumó a los gobernadores y dejó al desnudo al Presidente. Ella reaparecerá el martes en Avellaneda, después de pasar en el sur la Navidad. Su discurso será filoso contra los ministros de la Corte. Habrá que ver si incluye a Milagro Sala como una de sus víctimas en la disertación. El cristinismo prepara una nueva ofensiva sobre Fernández, que podría ser liderada por Madres de Plaza de Mayo. Las Madres le exigirían que indulte a la líder de la Túpac Amaru y hasta lo amenazarían con dejar de apoyar al Gobierno si eso no ocurre. ¿Ya lo habrán hablado con Cristina? Una fuente muy vinculada a la ex presidenta sostiene que hubo contactos.
La guerra entre el Gobierno y la Corte inquieta al ala moderada del Frente de Todos y en especial a Massa, quien teme que termine siendo un nuevo factor de desconfianza que conspire contra su plan. En los últimos dos meses la economía se contrajo y la inflación experimentó una leve baja, que quedará en el olvido cuando se conozca el próximo índice.
La falta de dólares sigue siendo extrema. El primer dólar soja con el que sorprendió Massa arrojó una liquidación de US$ 8 mil millones. El segundo cayó a US$ 3 mil millones. “Antes era un conejo de la galera, ahora es un conejito”, dice un economista que le guarda respeto. La sequía no ayuda: el Estado recaudará 10 mil millones de dólares menos que el año pasado por toda la liquidación de trigo, maíz y soja. Y la bola de vencimiento de deuda en pesos es gigante: de aquí a las elecciones de octubre vencerán 12 billones de pesos. Solo en enero vence 1 billón.
La alegría por la Copa del Mundo parece extinguirse frente a la inflación, los piquetes, el ataque a la Corte y la incertidumbre política. Encima, Alberto no consiguió la foto con Messi, a pesar de intentos desesperados que arrastraron a operadores, ministros y representantes de jugadores a los que más de uno les hizo saber que tenían favores que pagar. Nadie vio venir el ole de Messi a la Casa Rosada.
La estrella de la Selección tuvo su mejor mundial dentro y fuera de la cancha. Su liderazgo se expandió con una potencia que contagió a los compañeros. Se sumergió en largas charlas a lo largo del mes en Qatar, no solo con sus habituales confidentes. Permitió también que a algunas tertulias se sumaran periodistas y ex jugadores que le garantizaban reserva. Quienes lo siguen a sol y a sombra sus pasos no se asombraron, pero los que tomaron contacto con él durante la competencia sí: el astro fue el autor intelectual de la decisión de no posar con ningún político oficialista y de esquivar el paso por Balcarce 50.
Lo evaluó después de la victoria contra Croacia que llevó a la Selección a la final. El Gobierno había montado un impresionante operativo para tratar de sumarse a los festejos, en la búsqueda de un hipotético rédito. Claudio “Chiqui” Tapia se lo transmitió a Messi. La presión sobre el presidente de la AFA fue incesante. Le llovían mensajes y llamados: “Ganen o pierdan con Francia tienen el balcón de la Casa de Gobierno a disposición”, le decían. Algunos eran de viejos conocidos y otros de gente que, supuestamente, hablaba en representación del Presidente. Entre ellos Massa, que tiene un vínculo estrecho con Pablo Toviggino, un íntimo de Tapia.
El jefe de la Asociación del Fútbol Argentino se sacaba de encima los pedidos con una frase que repetiría también en Buenos Aires mientras tomaba Fernet con los jugadores, cuando el poder político -perdido por perdido- le rogaba que, al menos, el jefe de Estado pudiera trasladarse en helicóptero a Ezeiza para una foto. “Yo voy a hacer lo que me diga el enano”, decía Tapia.
El enano, según Tapia, o Lio Messi para la galaxia, había tomado la decisión en una de esas conversaciones privadas. “Ni en pedo vamos a la Rosada”, le había dicho a Tapia. El dirigente aceptó sin chistar. Trabó una gran relación con Messi que se sustenta, básicamente, en hacer lo que él ordena. Atiende sus caprichos con devoción y hasta intenta adivinar sus enojos. Cuentan que en un vuelo, hace ya tiempo, se perdió una valija y el propio Tapia, en persona, se ocupó de recuperarla. Esos detalle, cree Chiqui, le permitieron sobrevivir a las operaciones de desgastes del Gobierno por apartarlo de su sillón y de sepultar, al principio de la gestión de Fernández, la ilusión de Marcelo Tinelli de reemplazarlo.
El plantel se plegó a los designios de Messi. “Lio nunca se olvidó de que en el 2014 lo usaron”, cuenta uno de sus amigos. Fue tras la derrota con Alemania por 1 a 0 en la final de Brasil. Aquella vez, el cristinismo aprovechó la sintonía política con Alejandro Sabella, el director técnico, para fomentar un encuentro entre los futbolistas y Cristina, que debió posar con Messi. El jugador también está enojado con Alberto Fernández por la donación de respiradores que le hizo a Rosario en tiempos de pandemia y que quedaron trabados en un depósito del aeropuerto.
El jefe de la Asociación del Fútbol Argentino usó esa alianza con el 10 para su propia venganza. Discutió con Aníbal Fernández y a la vez cuestionó a Marcelo D’Alesandro, el ministro de Seguridad de Horacio Rodríguez Larreta, por el operativo en la Ciudad.
A Larreta esta vez los cuestionamientos le importaron menos. El alcalde tuvo su mejor semana en mucho tiempo. El fallo de la Corte le dio la razón y el kirchnerismo lo volvió a poner en el centro de la escena. Por primera vez en varias semanas, quizá meses, dejó relegado a Mauricio Macri. El alcalde avanza con la campaña. En su equipo hay voces que le piden que haga el lanzamiento presidencial entre febrero y marzo y que se dedique de lleno a recorrer el país ya con el traje de candidato.
Rodríguez Larreta dará otro paso el martes. Tiene previsto presentar algunas incorporaciones a su administración, todas pensadas para ampliar la estructura de la postulación para 2023. El diputado Waldo Wolff, ex miembro del staff de Patricia Bullrich, tendrá un cargo de asesor, equiparable al de un ministro. Se trata de un hombre enrolado entre los halcones del PRO. Todo cambia: Larreta rechazaba ese tipo de perfiles y ahora va en busca de un abrazo con ellos. También se incorporará Silvia Lospennato, cuyo padre político es el peronista Emilio Monzó. El jefe de Gobierno negocia con Martín Redrado; esperan presentarlo a él también, pero el economista tiene trabajo en el exterior y es posible que se demore un tiempo en asumir. Redrado tendrá la misión de darle volumen al equipo económico larretista, que está bajo la lupa del Círculo Rojo. A Larreta, a menudo, le piden definiciones claras. Por ahora, él prefiere amagar y sacarse de encima la pelota.
Fuente Clarin