Por Gonzalo Aziz
El Ejecutivo está abocado a sustituir votos con fotos que pretendan mostrar apoyos a la iniciativa de Alberto Fernández. La estrategia es simple y clara: enemigo definido y apelación a elementos unificadores.
El gobierno no es ingenuo: sabe perfectamente que los votos para aprobar el juicio político del presidente de la Corte Suprema y del resto de los ministros no están. Si bien todo hace pensar que tienen controlada a la comisión de juicio político, carecen de voluntades para lograr los dos tercios que se requieren para aprobar en recinto. Lejos están de eso: con toda la suerte juntan 127 diputados de los 172 necesarios para la aprobación.
¿Por qué entonces insisten con el tema? Porque el enfrentamiento contra la Corte en particular y contra la justicia en general -según el Gobierno- genera cohesión puertas adentro en el Frente de Todos. “El presidente está convencido de que la justicia trabaja pésimo y al mismo tiempo es consciente de que confrontar ahí ayuda a generar unidad en un frente cascoteado por las internas”, comenta un asesor presidencia. Y agrega: “Y no es zonzo. Es una manera de bajarle intensidad a la presión diaria que ejercen Cristina Kirchner y la Cámpora: todo ganancia”.
En ese sentido, la mesa chica de Alberto Fernández se entregó a un trabajo arduo: ganar la batalla de los marcos. El prestigioso intelectual norteamericano George Lakoff, en su obra maestra “No pienses en un elefante”, explica al detalle cómo una de las grandes premisas de la comunicación pasa por lograr establecer el marco desde el cual se explican los acontecimientos.
En ese sentido, el Gobierno está abocado a sustituir votos con fotos. Fotos que pretenden mostrar apoyos a la iniciativa presidencial de enjuiciar políticamente a la Corte Suprema. Fue así como en los últimos días comunicaron “la foto de Alberto con los gobernadores”. Y como en las últimas horas difundieron “la foto de Alberto con los intendentes”. Y como sostén verbal del asunto, aparece la portavoz presidencial en conferencia calificando la movida como “decisión histórica”.
Ahora bien: lo que Lakoff jamás recomendó es el establecimiento de marcos comunicacionales en base a hechos ajenos a la realidad. Los hechos de la realidad condenan a la “decisión” a carecer de la dimensión “histórica”: la movida oficial fue plasmada en un comunicado firmado por apenas 11 gobernadores (de un total de 24) y revalidada por tan solo 17 intendentes bonaerenses (de un total de 135).
El gobierno esta sustituyendo una carencia por otra carencia. La carencia de votos en el Parlamento con la carencia de apoyos en el escenario político general.
“Se está haciendo lo que se puede con lo que se tiene”, reconoce una fuente que trabaja a diario en Casa Rosada. “Estamos en un año electoral y hay que fidelizar con el electorado duro, que duda de Alberto”, agrega dando a entender que la guerra contra la Corte es un instrumento de cohesión interna. De hecho fue el propio presidente quien dijo ante el puñado de intendentes: “Lo que nos quemó fue el fuego amigo, paremos con eso”.
La estrategia es simple y clara: enemigo definido y apelación a elementos unificadores. Prueba de esto: “Evita decía que los únicos privilegiados son los niños. Hoy estamos en un país donde los únicos privilegiados son los jueces, pero vamos a ir hacia un país donde los únicos privilegiados sean los niños”.
¿Resultará el plan? “La tenemos muy difícil, por no decirte imposible. Lo de la corte en el congreso no va para ningún lado. Te diría que va derecho al fracaso. Y lo de unificar el frente interno apelando a enemigos y a la historia fracasa si Massa no ordena la economía. Y por más que está laburando como un perro, ¿vos de verdad crees que lo va a lograr? ¿A cuánto tiene que bajar la inflación para que la gente sienta que las cosas están mejor? Mucha corte, mucho Rosatti y la mar en coche, pero si el pueblo sigue padeciendo la crisis económica estamos fritos”, se sincera un funcionario del gobierno.
Fuente TN