Por Malú Kikuchi
Las palabras son mágicas, expresan pensamientos y hechos. Algunas son muy curiosas, por ejemplo “casualidad” y “causalidad” tienen las mismas letras, sólo una vocal traviesa, la “U” cambia de lugar y entonces significan sucesos distintos.
Casualidad es azar, circunstancias imprevistas que hacen coincidir 2 sucesos. Y causalidad expresa la relación entre causa y efecto, es el origen de algo. En Brasil el domingo 8/1 varias casualidades políticas provocaron una causalidad…política.
Hechos. El 30/10/2022 en Brasil se disputaron las elecciones presidenciales en un balotaje entre Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva. Ganó Lula por menos de 2 puntos. Llegó a la presidencia con votos pero, sin apoyo político.
Hechos. De los 29 estados brasileños sólo 9 gobernadores responden a Lula. En el congreso está en minoría absoluta. Tanto en la Cámara de diputados (de 513 miembros), como en el Senado (de 81 miembros).
Hechos. Salvo el Tribunal Supremo de Justicia donde hay varios integrantes que fueron nombrados durante los 3 períodos y medio en que gobernó el PT. En particular cuenta con el apoyo del poderoso Alexandre De Moraes. Quien fuera responsable de permitir la candidatura de Lula, en un país con ficha limpia.
Hechos. Lula fue juzgado por el juez federal de Curitiba Sergio Moro por corrupción y condenado en 2 instancias. Salió de la cárcel porque Moro no tenía jurisdicción para juzgar a un habitante de San Pablo. Nadie lo declaró inocente.
Casualidades. Por casualidad el domingo 8/1/2023 el Presidente Lula estaba en San Pablo por un tema de inundaciones. Por casualidad el ex Presidente Bolsonaro (no entregó los símbolos del poder, mal ejemplo iniciado por CFK, luego Trump y siguió Bolsonaro), se internó en una clínica en Miami. Le dieron el alta al día siguiente.
Por casualidad los servicios de inteligencia del país se quedaron sordos y ciegos. Aunque al asumir Lula los camioneros bloquearon casi todas las carreteras de Brasil y hubo muchas manifestaciones contra Lula, no escucharon ni vieron nada.
Por casualidad no registraron los campamentos delante de los cuarteles de personas que pedían a gritos que salieran los militares para derrocar a Lula. Tampoco revisaron las redes. El golpe se gestó por Telegram. Por casualidad no escucharon los rumores de la calle que pedían no tener un país comunista.
Por casualidad no les llamó la atención el alquiler de 100 micros llevando gente a Brasilia, una ciudad administrativa, que en enero está vacía, no funcionan ni el Congreso ni el Tribunal Supremo. Y cuando las hordas tomaron los 3 edificios símbolos del poder, el Congreso, el *Planalto y el Tribunal Supremo vandalizándolos, por casualidad la seguridad llegó tarde.
Por casualidad la policía militar, la policía federal, los miembros de seguridad, los bomberos, todos llegaron tarde. El Jefe de Seguridad de Brasilia, Flavio Dino, ex ministro de justicia de Bolsonaro, pidió disculpas y se fue a EEUU. Por casualidad el gobernador del Distrito Federal, Ibaneis Rocha, n/c.
Causalidad. Cuando las casualidades se suman aparecen las sospechas. ¿Quién se benefició del imperdonable intento de golpe de estado en Brasil? Lula. Todos los países democráticos del planeta le dieron su apoyo.
La causalidad dice que en esa larga caminata desde el Congreso pasando por el Planalto para llegar al Tribunal Supremo donde se dirigió al país, Lula se empoderó. Fue acompañado por los 29 gobernadores, todos los jueces del Tribunal Supremo y muchos diputados y senadores. Lula ganó.
La causalidad ha hecho (¿quizás con alguna ayuda por parte del nuevo gobierno?) que Luiz Inácio Lula da Silva asumiera la presidencia formal de la República Federativa del Brasil el 1/1/2023. Siempre gracias a la causalidad, hija de muchas y sospechosas casualidades, Luiz Inácio Lula da Silva asumió la presidencia real de Brasil en el atardecer del martes 10/1/2023.
No importa que el país esté dividido, Lula es y será el Presidente de Brasil hasta el 1/1/2024. El sistema democrático así lo exige.
*Planalto: casa de gobierno.