Por Carlos Pagni
La exposición del subsuelo de la política bonaerense a plena luz del día parece, para quienes la padecen, el resultado de una maquinación diabólica
El inmenso cartel con las caras de Martín Insaurralde y de su delfín, Federico Otermín, instalado en la avenida Hipólito Yrigoyen y Portela, en pleno centro de Lomas de Zamora, ya no está. Con esa iconoclasia se puso fin a una entrañable camaradería. Pero las pesadillas siguen molestando. Porque con la disolución del dúo Insaurralde-Otermín se intenta que los vecinos de Lomas olviden a Sofía Clerici, al yate “Bandido” y las vacaciones en Marbella. Sin embargo, Otermín sigue teniendo sabor a “Chocolate”. Es decir, está asociado al tráfico de tarjetas de débito de Julio Rigau, retenidas a menesterosos empleados parlamentarios que deben ceder el sueldo a los legisladores que los contratan a cambio de conseguir jubilación y obra social. Otermín es el presidente de la Cámara de Diputados de la cenagosa Legislatura bonaerense. Es decir, es el titular de esa variante heterodoxa de la ya muy heterodoxa economía popular que ha consagrado el kirchnerismo.
El escándalo sigue cercando al PJ de Lomas de Zamora en el momento más riesgoso de la campaña electoral. Desplazar al candidato a concejal Insaurralde para que el proselitismo quede en las solitarias manos de Otermín no resuelve nada. Acaso empeore todo. Porque el aspirante a intendente es muy poco conocido. Su popularidad ronda, quizás, el 50%. Y esa pequeña fama es reciente. Se la debe a las manualidades de “Chocolate”. En definitiva: el oficialismo está expuesto a un enorme riesgo en Lomas de Zamora, el segundo distrito en volumen demográfico del crucial conurbano bonaerense.
La estrella del peronismo ya venía perdiendo luz en esos barrios. En las primarias de 2019 Alberto Fernández había obtenido en Lomas 207.000 votos. El 13 de agosto pasado Sergio Massa y Juan Grabois, juntos, no alcanzaron a sumar 131.000. En las generales del próximo 22 ya no aparecerá Insaurralde, que es el líder del distrito. Y Otermín llega enchastrado. Massa y Axel Kicillof, a los que no les sobra nada, miran esta peripecia con espanto. Así se entiende la extraordinaria presión para que Fernando Mancini y María Florencia Budiño, los camaristas de Casación que deben resolver si se reabre la causa “Chocolate”, arrastren los pies y no permitan que el peligroso teléfono celular del recaudador se abra antes que las urnas de las elecciones generales. Sin embargo, la fiscal Betina Lacki resolvió avanzar sobre la información que anida en ese aparato radiactivo. Buena parte del destino electoral del oficialismo está en manos de la doctora Lacki.
Esa fragilidad parece anticiparse en las encuestas. Una realizada ayer por la consultora Fixer, que lidera Sebastián Fernández Spedale, consignó que Sergio Massa cayó desde septiembre de 28 a 26 puntos. Que Patricia Bullrich mejoró de 22 a 25 puntos. Y que Javier Milei sigue estable en 34 puntos.
Esta crisis se despliega mientras la economía está minando el suelo del kirchnerismo. Los agentes económicos se están desprendiendo de los activos en pesos y buscan dólares para atravesar la incertidumbre electoral. El contado con liquidación rozó los 900 pesos. El Banco Central no da abasto para comprar los títulos indexados. Para hacerlo debe emitir más, impulsando la inflación. Si no lo hace, el Tesoro se pone muy cerca del default. Es este contexto, la exposición del subsuelo de la política bonaerense a plena luz del día parece, para quienes la padecen, el resultado de una maquinación diabólica.
Insaurralde y Otermín cuentan, así y todo, con una ventaja inapreciable. Sus rivales apenas musitan algún reproche. El pico de la moderación fue alcanzado por Néstor Grindetti, el intendente de Lanús, quien se abstuvo de opinar del tour por Marbella del jefe de Gabinete de la provincia con la modelo Sofía Clerici por respeto a la vida privada del funcionario. Llama la atención ese recato de Grindetti porque es el candidato a gobernador de Juntos por el Cambio, es decir, alguien que debería estar muy interesado en derrotar al jefe de Insaurralde, Axel Kicillof. Grindetti, que ha sido todos estos años el interlocutor formal de Pro delante del peronismo provincial, tampoco se refirió al escándalo de la Legislatura. Y eso que debería tener buena información, ya que su jefe de campaña, Adrián Urrelli, es el vicepresidente de ese cuerpo. Es decir, el segundo de Otermín. ¿O será por eso que nadie quiere hablar?
Algo parecido vino sucediendo con Maximiliano Abad, quien además de candidato a senador nacional en la lista de Bullrich es presidente de la bancada de Juntos por el Cambio en la Cámara de Diputados donde estalló el escándalo. Abad presentó recién ayer un requerimiento a las autoridades de la Cámara para que informen “a la brevedad” dónde trabajaba “Chocolate” y qué otros empleados aparecen ligados a una causa judicial que fue declarada nula. Abad pregunta qué se hizo para colaborar con ese expediente. Pero, a pesar de toda la información que se ha ventilado sobre ese tipo de prácticas, no sugiere ninguna medida general. Por ejemplo, que se detalle la cantidad de empleados de la Legislatura y el régimen laboral al que obedecen. No es sólo una limitación de Abad: todos los legisladores preguntan poco porque saben demasiado.
Abad debía dar una satisfacción a la infinidad de radicales, algunos con una trayectoria histórica, que le enviaron cartas para que adoptara una conducta menos complaciente. Él responde siempre con el mismo argumento: no podemos armar escándalo porque favoreceríamos a Javier Milei. Abad está nervioso. O tiene un gran sentido del humor. Porque Milei tampoco abre la boca. Acaso la explicación hay que buscarla en las confesiones de Carlos Maslatón, cuando dice que la ultraderecha se financió gracias a Massa. ¿Saldrían de la Legislatura los recursos?
El radical Abad se activó y ayer avanzó sobre otro frente: un pedido de explicaciones a Kicillof sobre la relación con su jefe de Gabinete. El gobernador dijo que se había enterado de que navegaba por Marbella por las redes sociales. ¿El enamoradizo Insaurralde no pidió licencia?
Quien decidió levantar la voz fue el candidato a intendente de Lomas de Zamora de Juntos por el Cambio, Guillermo Viñuales. Hasta hizo un aprovechamiento retrospectivo del vendaval que sacude a Insaurralde: “Yo era su jefe de Gabinete y lo abandoné por razones políticas, pero también por su estilo de vida”. Sin embargo, Viñuales había sido muy solidario con las iniciativas más audaces de su líder, sobre todo las relacionadas con el juego. Por ejemplo, en 2015, puso mucho énfasis en avalar la instalación de un mega bingo en puente La Noria. Imaginativo, defendía ese emprendimiento como parte de la modernización vial del municipio, ya que la sala de juegos se abría en simultáneo con la creación de la autopista. El negocio nunca se autorizó por la resistencia del obispo Jorge Lugones, de Juan Grabois y del concejal Juan Francisco Navarro, hijo de Fernando, “el Chino”, enfrentado a Insaurralde en Lomas a lo largo de varias reencarnaciones. Viñuales se autocelebró anteayer diciendo que había sido capaz de “renunciar a Insaurralde”, cuando el entonces intendente anunció que se mudaría a Puerto Madero por razones de seguridad.
Viñuales recordó así la llegada de Insaurralde con Jésica Cirio a la torre 1 del complejo Mulieris. Recién casados, habían sido presentados por el abogado Fernando Burlando. Fue el punto de partida de otra vida, en la que comenzó a hacerse evidente una opulenta evolución patrimonial. Coincidió con un salto político. Corría el año 2013 y Cristina Kirchner había bendecido al intendente para encabezar la lista que afrontaría el desafío de Massa, quien había quebrado el oficialismo y armado su Frente Renovador. Fue generosísimo el discurso de la señora de Kirchner al presentar a su candidato: “Martín es un modelo de vida. Yo siempre digo una cosa: no hay hombres públicos y hombres privados. Hay hombres. Cuando tenés una buena vida privada podés hacer una buena vida pública”. Otra confirmación del talento de la vicepresidenta para seleccionar recursos humanos.
Al cabo de una década, la pareja se quebró. Afirman que a Insaurralde la ruptura le costó 20 millones de dólares. Cirio le había pedido 50. Llegaron, atestiguan íntimos amigos, a un acuerdo por la mediación de un viejo amigo: Burlando. Muy adecuado. Un penalista.
Es posible que también Puerto Madero haya generado algún temor en la pareja. Porque en los últimos años han pasado muchísimo tiempo en Miami, donde Cirio trabaja como animadora y desarrolla también la rentable profesión de las “presencias”. Los viajes de Insaurralde a Florida, casi siempre de incógnito, han sido innumerables.
El divorcio modificó algunas rutinas. La exesposa de Insaurralde dejó la dicha compartida en el caserón del country Fincas de San Vicente y se replegó sobre el caserón del country Highland. Aunque pasa casi todo el día en el piso de la calle Ortega y Gasset. Nada que envidiar a su exesposo. Al contrario. Él pasea en el “Bandido” por la costa de Marbella. Una penosa canoa al lado del “Bold”, el yate cotizado en 100 millones de dólares que pertenece al empresario suizo Guido Krass. En el ambiente de la náutica afirman que lo alquiló Elías David Piccirillo, por 1,3 millones de euros, para pasar una semana contorneando Ibiza y Formentera. Hay testimonios de esas vacaciones en la cuenta de Instagram de Cirio. Y mensajes acaramelados de Piccirillo.
La modelo siempre está próxima a los mercados regulados. Porque el hermano de Elías David, Juan Martín Piccirillo, es funcionario del Estado. Fue designado en calidad de consultor por la resolución 205 del Ministerio de Transporte, del 5 de abril del año pasado, como miembro de la Comisión Ad Hoc para evaluar un programa financiado por el BID para facilitar la accesibilidad en el transporte público. Como diría la vicepresidenta, “todo tiene que ver con todo”. Porque este Piccirillo, que ya había sido funcionario del mismo ministerio, es directivo de la Cámara Empresaria de Operadores Logísticos. De los camiones a los yates. Quien lo designó para dar el visto bueno sobre un programa de 900 millones de dólares del BID fue el exministro Alexis Guerrera, del corazón del massismo. La codiciadísima administración del transporte, nacional y provincial, es un área monopólica de Massa.
El paseo de Cirio y Piccirillo por Ibiza fue menos turbulento que la travesía por las costas de Marbella. Las versiones son coincidentes. Sostienen que Sofía Clerici viajó sola. Y que desde Europa convocó a Insaurralde para celebrar su cumpleaños. El jefe de Gabinete de Kicillof habría llegado en un vuelo de línea. Inclusive en la sala de esperas de Ezeiza se habría encontrado con un eminente líder de la oposición, en tránsito hacia Nueva York. Queda en el misterio el derrotero del Gulfstream T7-Sue, todavía no nacionalizado y puesto a nombre de una sociedad paraguaya el pasado 23 de agosto: Paraguay Logistic Service. En el ambiente aeronáutico se aseguraba hasta ayer por la mañana que Insaurralde lo había usado para trasladarse a Europa. ¿Quién es el verdadero dueño del avión, adquirido con dólares oficiales? Se trataría de un multimillonario contratista del Estado que enmascara a un político importante. Habladurías que amenizan los hangares de San Fernando.
Es evidente que Insaurralde no tiene afición por las redes sociales. Porque si hubiera revisado la cuenta de Instagram de su acompañante habría visto cómo ella divulgaba pormenores del viaje estando todavía él a bordo del “Bandido”. Nadie cree en distracciones. La explicación más recurrente en el sottogoverno bonaerense es que la modelo fue instrumento de una venganza. Massa sugirió que las infidencias de Clerici sobre la temporada en la Costa del Sol repiten un patrón. “En otra campaña esta chica hizo algo parecido”, declaró, alegando no conocer a quién había afectado. Era a Daniel Scioli, en una época en la que el actual embajador era su rival más aborrecido.
Los allegados de Insaurralde relacionan su avería, por usar términos náuticos, con una ola de clausuras en bingos bonaerenses. Así lo narra un confidente: “Martín empezó a recaudar en mayo para la campaña y, como no cosechó lo que esperaba, mandó a cerrar varios locales. Se metió con pesados. Sobre todo, los Danieles”. Se refiere a Mautone y Angelici, socios en varias salas de juego y cruciales en la contaminación entre política y negocios. También hubo otras hazañas. El Instituto del Juego de la provincia, que conduce Omar Galdurralde, de lealtad canina con Insaurralde, se ufanó de haber realizado un mega operativo entre operadores de apuestas clandestinas de Lomas, Almirante Brown, Lanús y Puerto Madero. ¿Sofía Clerici actuó al servicio de los afectados? ¿Hay algún abogado famoso, ligado a Juntos por el Cambio, que indujo las filtraciones de la viajera? Si es así, es difícil que la dirigencia de Juntos por el Cambio lo sepa. Una pista para resolver el acertijo podría ser Gastón Marano, el abogado que denunció a Insaurralde y a Clerici en el juzgado del controvertido Federico Villena, el domingo por la tarde, antes de que venciera el turno del magistrado de Lomas de Zamora. Marano fue asesor en el área de Inteligencia de Ignacio Torres, gobernador electo de Chubut. Si se desanda el camino recorrido por Torres hasta ese éxito se llega también al juego.
Insaurralde, ejemplar vida privada, ejemplar vida pública, se formó, por decirlo de algún modo, en la fragua del juego. En su casamiento los grandes operadores del negocio tuvieron una mesa principal. La caja que administraba Jorge Rossi para Eduardo Duhalde, pasó a sus manos cuando su jefe abandonó la política atraído por el negocio agropecuario. La de los bingos es una política transversal. Galdurralde es secundado por una ahijada política de Massa, María Laura García, la encantadora “Lali”, de General Conesa. La convergencia se remonta en el tiempo y la memoria es unánime: antes de irse del gobierno, el jefe de Gabinete de Juntos por el Cambio, Federico Salvai, dejó organizado el reparto de una mina de oro: las apuestas electrónicas. Sin embargo, Salvai afirma no haber tenido nada que ver con el negocio. María Eugenia Vidal no quiso firmar los decretos, autorizándolo. Pero lo hizo Kicillof, por indicación de Insaurralde, que había sido la contraparte de Salvai. Traiciones, venganzas, caudales. En el juego está todo.
O casi todo. Porque en Lomas de Zamora circulan especulaciones escabrosas. ¿Qué fue el asesinato del comisario Gustavo Romero, que trabajaba en la División Crimen Organizado de La Plata, el domingo pasado por la noche, en una esquina principal de Banfield, la de Vieytes e Hipólito Yrigoyen? La crónica dice que fue para robarle la moto. Pero la moto siguió allí, después de que le dispararan cuatro balazos, sin que él atinara a reaccionar. ¿Está ligado este crimen a la convulsión del subsuelo de la política bonaerense?
El negocio de las apuestas es crucial para entender estas miserias. Los vecinos de la calle Arroyo y Suipacha, en el barrio porteño del Socorro, detectaron un cambio de costumbres. Las camionetas Toyota SW4 que estacionaban en una rutina semanal frente a las oficinas privadas de Insaurralde, que están a nombre de su secretaria, dejaron de llegar. Tampoco se lo ve más a Otermín. Sin embargo, el juego no es la única actividad opaca en relación con la cual el exjefe de Gabinete de Kicillof hizo su carrera. La feria de La Salada ha sido su otro imperio. Allí reina la clandestinidad. Investigadores como Matías Dewey demostraron que en esa especie de medina asiática la recaudación mensual es de alrededor de 1000 millones de dólares. Como casi toda esa actividad es informal, se trata de una fuente incesante de recaudación para las campañas. Los capitostes de ese mercado llegaron a tener colonizada hasta la secretaría privada de Insaurralde en la municipalidad. Este aljibe está por agotarse.
Por suerte quedan otras fuentes de recursos. En la política bonaerense atribuyen a Insaurralde desde hace mucho tiempo el interés por el mantenimiento del alumbrado público. Es difícil, por razones obvias, documentar estas tramas patrimoniales. Pero innumerables fuentes ligadas a sucesivos gobiernos provinciales vinculan a Insaurralde con la empresa de materiales eléctricos Joma S.R.L., que tiene sede en la localidad de Canning. Sin embargo, Joma S.R.L. pertenecería a Joaquín Bronoviski y Martín Sgherza, de cuyos nombres derivaría la marca. ¿Tienen algo que ver con el hijo de Insaurralde y de Liana Toledo? Exfuncionarios de Juntos por el Cambio recuerdan que, durante el gobierno de Vidal, muchos intendentes recibieron financiamiento para cambiar el parque eléctrico a través de Provincia Leasing, con la condición de que “el mantenimiento hay que hacerlo con la empresa de Insaurralde”. Todos tomaban esto último en sentido literal. De ser cierto, son fortunas. Un interrogante clave: ¿Provincia Leasing durante la administración Vidal reportaba, más allá del escalafón burocrático, a algún amigo de Insaurralde? El electricista “Chocolate” algo ha de saber.
La barca peronista se sacude en un mar peligrosísimo. La golpean el crucero de Insaurralde, los regalos de Clerici, las vacaciones de Cirio, las extracciones bancarias de Chocolate, y la amenaza de nuevas revelaciones sobre las fechorías de fastuosos dirigentes inclinados al exhibicionismo. Gustavo Menéndez podría ser el próximo. Alcanza con observar la cantidad de viajes al exterior del ex intendente de Merlo y actual presidente del Grupo Provincia para que aflore un mini Insaurralde. Dramático destino el de Cristina Kirchner, que vivió siempre bajo la consigna “si hay riqueza que no se note”. El legado de Néstor, la saga por la distribución del ingreso, la recuperación de mil soberanías y la expansión de cientos de derechos, están al borde del naufragio por culpa de cuatro fotos y un video posteados por una modelo lengualarga desde el Mediterráneo.
Fuente La Nación