Por Brenda Struminger
Molesto, el Presidente intervino en la polémica por la suba del 30 por ciento, que contradijo su narrativa de recorte a la clase política para justificar el ajuste. En el bloque libertario de Diputados dijeron que fue un error y presentarán un proyecto para dar marcha atrás. Silencio en el Senad
“Está re caliente”, resumió, sin pelos en la lengua, un colaborador de Javier Milei sobre la reacción del Presidente ante el aumento del 30 por ciento otorgado por las presidencias de ambas Cámaras del Congreso a todos los diputados y senadores. La medida provocó una fuerte polémica durante los últimos dos días en el mundillo que más le importa al líder de La Libertad Avanza: las redes sociales. Por eso, el mandatario les pidió explicaciones y una retrotracción de la decisión a los responsables, Martín Menem y Victoria Villarruel.
La suba, sobre la que supuestamente los líderes legislativos libertarios no tenían registro, puso en alerta al Presidente, que la consideró como una señal contradictoria con la narrativa ante su preciada opinión pública de parte del Gobierno, que busca acompañar y, de alguna manera, justificar el fuerte ajuste económico con un recorte del Estado y la clase política. Así, Milei decidió sumar inesperadamente un nuevo tema del orden legislativo, que no lo entusiasma, a la preparación de la estrategia para negociar con los gobernadores la Ley Ómnibus reversionada y el Pacto de Mayo.
En Gobierno, sin embargo, intentaron aplacar la idea de una interna y aseguraron que el enojo del primer mandatario no estuvo direccionado a Menem ni a Villarruel, “sino al aumento en sí mismo”, a pesar de que fueron los titulares de ambas Cámaras del Congreso quienes firmaron la resolución que puso en vigencia la medida. “Le explicaron que se trataba de una norma que data de 2011, que automatiza los aumentos”, atenuaron el problema en la Casa Rosada, muy escuetos, dejando entrever que las cabezas de las Cámaras cometieron un error. “Fue un tema administrativo que ahora se va a dar vuelta”, acotaron en Balcarce 50.
Victoria Villarruel (Prensa Senado)
El aumento autorizado fue del 30% para los trabajadores del Palacio para enero y febrero, pero como esa paritaria impacta también en las dietas de los legisladores, el salario promedio de los 257 diputados y 72 senadores llegó a los 2,5 millones de pesos. Además, a ese número habría que sumarle el “plus por desarraigo” -para que los miembros del cuerpo que no son representantes de la Ciudad de Buenos Aires usen en pasajes tanto de ómnibus de larga distancia como de aviones- y los gastos de representación.
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En paralelo, la mayor parte de los sectores de la economía no cerraron paritarias o lo hicieron con porcentajes por debajo de esa cifra, en un contexto de recesión e inflación.
La “calentura” de Milei, según la terminología que se escuchó en Casa Rosada, se conoció 48 horas después del incremento que, hasta hace tan sólo algunas horas, era defendido en el bloque libertario. De hecho, esta mañana el propio Menem había pedido comparar los salarios de senadores y diputados con los que perciben sus pares provinciales, los camaristas, los trabajadores de la AFIP o del Banco Central, como argumento a favor.
Martín Menem (REUTERS)
El giro de Menem se produjo a partir de la intervención de Presidente, con quien tiene una relación estrecha. Este mediodía, un diputado de LLA, Carlos D’Alessandro, informó que presentarán un proyecto para dar marcha atrás con los aumentos. Aunque Villarruel, que riega un perfil de mayor independencia del Ejecutivo, por ahora no se expidió ni a favor ni en contra.
Más allá de las intenciones del Presidente, las espadas de LLA deberán enfrentarse a la realidad política. Es que para tratar la reducción de las dietas en comisión y en el recinto necesitará el apoyo de todos los bloques, que podrían ponérsela difícil.
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Uno de los que expresó su defensa cerrada sobre el aumento fue el diputado Miguel Pichetto, presidente del bloque Hacemos Coalición Federal, una coalición multicolor que tiene dentro desde peronistas de Córdoba, representantes del partido de Elisa Carrió, socialistas, y ex aliados del PRO como Emilio Monzó, Nicolás Massot o Ricardo López Murphy.
Pichetto fue consultado por el tema en un programa de televisión. “¿Querés que la Argentina sea Uganda?”, fue la primera respuesta del excandidato a vicepresidente. “¿Vos creés, como algunos colegas tuyos, que el Congreso es muy malo? El Congreso ha dado muestras de alto respeto por la figura del Presidente, no hubo un grito, una agresión. Lo hemos escuchado incluso hasta los agravios”, consideró.
Ni el bloque de Unión por la Patria, que con casi 100 bancas es el más numeroso, ni el del PRO, la UCR, ni los partidos provinciales hubo expresiones al respecto. Siendo el Poder Legislativo autónomo de la voluntad del Ejecutivo, el proyecto de LLA puede chocar contra la realidad de ser tercera minoría.
Fuente Infobae