Le Pen confirma el cambio de ciclo en Francia: Agrupación Nacional se estrena como fuerza más votada en la primera ronda
Con el 34% de los votos, la Agrupación Nacional sería el partido más votado en la primera vuelta de los comicios, seguida por la izquierda con el 29%. El partido del presidente Emmanuel Macron cae hasta la tercera posición, con el 21,5%
Por Enric Bonet. París Alba Sanz
Por primera vez en la historia de la Quinta República, la extrema derecha ganaría la primera vuelta de unas elecciones legislativas en Francia. La ultraderechista Agrupación Nacional (RN) ha sido la fuerza más votada este domingo, según una estimación del instituto IFOP a partir de un resultado preliminar y que puede variar durante la noche. El partido de Marine Le Pen ha obtenido el 34% de los votos, seguido por el Nuevo Frente Popular —coalición unitaria de la izquierda— con el 29,1%. Aunque estos comicios fueron convocados por el presidente francés, Emmanuel Macron, su coalición queda relegada a una tercera posición con el 21,5% y podría perder hasta 150 diputados en la segunda vuelta.
Con estos resultados preliminares, la extrema derecha lepenista conserva la posibilidad de conseguir la mayoría, pero esta no resulta la opción privilegiada por IFOP. Según la estimación preliminar dada por este instituto para el diario conservador Le Figaro, RN podría conseguir entre 240 y 270 diputados en la segunda vuelta, es decir, por debajo del umbral que permite obtener la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Para el Frente Popular, le dan entre 180 y 200 escaños y apenas entre 60 y 90 representantes para la coalición macronista. Los partidos afines a Macron tenían hasta 250 diputados en la actual Asamblea Nacional.
La izquierda pide un cordón sanitario a Le Pen, la derecha apuesta por el “ni-ni”
“La coalición presidencial no tiene ninguna opción de vencer”, ha reaccionado Jordan Bardella, mano derecha de Marine Le Pen y potencial primer ministro, tras el anuncio de los resultados preliminares.
Aunque el inicio del escrutinio deja un escenario muy abierto, parece confirmar el disparo en el pie que ha supuesto para el presidente francés la convocatoria de estas elecciones anticipadas. “Ante RN, ha llegado el momento de una unión claramente demócrata y republicana”, ha declarado Macron a la AFP tras el anuncio de los resultados preliminares, utilizando una fórmula algo ambigua. En ella no confirma ni niega si los candidatos de su partido se retirarán o pedirán el voto para la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos) —la formación mayoritaria en el Frente Popular— en aquellas circunscripciones en que la segunda vuelta sea un duelo entre un aspirante insumiso y otro de la derecha radical. El primer ministro actual, Gabriel Attal, anunció a lo largo de la noche que los candidatos de la conjunción macronista se retirarán… pero con excepciones.
Los Republicanos (LR, afines al PP), que obtendrían alrededor del 10% de los votos pese a sus fuertes tensiones internas, han dicho que no darán consigna de voto, tras haber obtenido un apoyo ligeramente superior al previsto por los sondeos. En cambio, las distintas formaciones de izquierdas han anunciado que retirarán sus candidatos en aquellas circunscripciones en que hayan quedado terceros.
Por otro lado, el líder de la Francia Insumisa (LFI), Jean-Luc Mélenchon, afirmó que la unión de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP) es la única alternativa a la ultraderecha, pero en paralelo afirmó que, en la segunda vuelta, retirarán las candidaturas allí donde han quedado en tercer lugar. “En todas las circunstancias nuestra consigna es clara: ni un voto de más para el RN, ni un escaño de más para el RN”, afirmó tras conocerse las primeras estimaciones de voto, que dan la victoria a la ultraderecha con un tercio de los votos y al NFP el segundo lugar con en torno al 28% de los sufragios. Un llamamiento similar ha lanzado la líder de los ecologistas, Marine Tondelier, además del líder socialista Raphaël Glucksmann.
Esta primera vuelta ha estado marcada por un crecimiento significativo de la participación. Cerca de un 70% de los franceses acudieron a las urnas este domingo, lo que representa el porcentaje más elevado en este tipo de comicios en Francia —históricamente eclipsados por las presidenciales— desde 1981. La baja abstención contribuye a que en numerosas circunscripciones al menos tres candidatos se hayan clasificado para la segunda vuelta. Para ello, hace falta que un candidato supere el apoyo del 12,5% de los votantes inscritos en la respectiva circunscripción. A diferencia de la segunda vuelta en las parlamentarias de 2022, en estos comicios hay un número superior de triangulares. La segunda vuelta se presenta especialmente incierta.
En un giro que nadie pudo vaticinar, la misma noche del 9 de junio el presidente de la República disolvió la Asamblea Nacional y convocó elecciones legislativas después de los malos resultados obtenidos (15,20% de los votos) en las elecciones europeas. En estos comicios, el partido de Marine Le Pen, con Jordan Bardella como cabeza de lista, consiguió una victoria aplastante tras lograr el 31,5% de los votos, más del doble que la coalición liberal del partido de Emmanuel Macron.
Una estrategia fallida
Los expertos intentan entender a Macron apuntando a que el líder francés creyese que, al disolver la Asamblea y teniendo en cuenta que los candidatos solo tenían una semana para presentar sus candidaturas, la derecha y la izquierda “colapsasen”.
Según Le Monde, Macron confesó a un interlocutor que tiró una “granada de mano” a los distintos partidos. Explican que, con este movimiento, Macron quiso sorprender a la izquierda – dividida y enfrentada, como la derecha clásica- con el fin de volver a ser el dique de contención frente a la extrema derecha. Una estrategia que, sin embargo, le está jugando una mala pasada, a tenor de los primeros resultados, que apuntan a que la ultraderecha podría incluso superar sus resultados en las europeas, tras fracturar a la derecha clásica. Efectivamente, la anterior composición de la Asamblea Nacional no facilitaba la gobernabilidad del partido de Macron. En las últimas elecciones, celebradas en el año 2022, el partido Ensemble (Juntos), tan solo obtuvo 245 escaños, una cifra muy alejada de los 289 necesarios para conseguir la mayoría absoluta. Le seguían la alianza de izquierdas “Nupes”, con el 131 de los escaños. Por detrás de esta alianza se situaron los ultraderechistas de Agrupación Nacional, quienes consiguieron sus mejores resultados tras obtener 89 diputados. Este puzzle de resultados ya vaticinaban la difícil etapa que se le presentaba a Macron para hacer sobrevivir el espíritu de los “Juntos” en un momento de fragmentación y polarización de la sociedad. Si en la segunda vuelta, que se celebrará el próximo 7 de julio, se confirma la victoria del lepenismo, se abriría un nuevo episodio en la historia política de Francia al ser el primer Gobierno de ultraderecha que estaría en el poder desde la Francia de Vichy. Con la victoria del candidato ultraderechista, Jordan Bardella, el país iniciaría una etapa de cohabitación política: es decir, cuando el presidente de la República y el del Gobierno, así como la mayoría de los diputados de la Asamblea Nacional (577 escaños) son de diferente signo político. En este escenario, de contar con una mayoría en la Asamblea, el partido de Le Pen podría proponer una moción de censura que acabe definitivamente con el mandato de Macron como presidente de la República. Para efectuar este cambio político solo necesitarían 58 votos a favor.
Es todavía pronto, pero si se produjera esta moción de censura con éxito, Francia podría verse ante la situación de que la líder de la extrema derecha desde 2011 logre por fin la presidencia, gobernando el país en un tándem ultra con Bardella como primer ministro. Pero la expectación generada por Bardella alimenta los primeros recelos entre ambos, así como unas muy incipientes diferencias ideológicas (por ejemplo, respecto a la guerra de Ucrania). Y supone la culminación de la fulgurante trayectoria de este eurodiputado, quien empezó a militar hace apenas una década en el entonces Frente Nacional. Fue en el año 2017 cuando Emmanuel Macron cogió el testigo como presidente de la República, sucediendo al socialista François Hollande. Tras derrotar a su principal rival, Marine Le Pen y presentándose como líder de un partido “centrista”, Macron, en su primer discurso en el cargo, prometió “acabar con la extrema derecha” francesa. Sin embargo, ocho años después, el también presidente de la República no solo no ha conseguido acabar con la ultraderecha, sino que la ha aupado al poder.