Por Alejandro Alfie
Algunas de las mujeres son las periodistas Cecilia Guardati, Gisela Busaniche, Leticia Martínez, Agustina Kampfer y Julia Kolodny.
También lo acusó Marcela Perelman, directora del CELS; una secretaria de la UB y hasta una vecina. Pero Brieger dice que nunca las acosó.
Las periodistas Cecilia Guardati y Leticia Martínez acusaron a su colega Pedro Brieger de acoso sexual en su ámbito de trabajo. Pese a que no realizaron la denuncia judicial, las dos periodistas hablaron con Clarín a lo largo de los últimos meses y este martes participaron de la denuncia que presentó la organización Periodistas Argentinas en el Senado.
La excorresponsal en España de la agencia de noticias Télam, Cecilia Guardati, acusó a Brieger de citarla a su habitación para llevarle un audio de Cristina Kirchner, cuando el periodista fue enviado a Túnez por la TV Pública a cubrir el viaje de la entonces Presidenta, y “al entrar a su habitación estaba desnudo en su cama masturbándose”.
Leticia Martínez contó que lo fue a entrevistar a la radio AM750 y que, luego de realizada la nota, Brieger “se masturbó” delante de ella, “pese a los pedidos para que no lo hiciera”.
Otras dos personas contaron a Clarín que pocos años antes de estas situaciones, hubo otra situación similar en la Carrera de Periodismo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Belgrano (UB), donde Brieger era docente. La víctima era una secretaria que, “por temor”, tampoco quiso judicializar la situación, según testimonios directos de personas que conocieron esa situación. “Cuando trascendió internamente el tema, Brieger decidió renunciar”, contaron las dos fuentes cercanas a la secretaria de la UB.
Y hubo una situación más reciente, cuando en 2019 la columnista de género en su programa de Radio 10, Julia Kolodny, renunció porque atravesó “varias situaciones muy incómodas, que ahora se podrían calificar de acoso, con el conductor del programa, que era su jefe”, por su “insistencia en comentarios y actitudes fuera de lugar, donde el límite estaba un poco borroso y ella terminó renunciando”, contaron personas que conocieron de cerca el caso.
Julia Kolodny también participó este martes en la presentación que hizo Periodistas Argentinas en el Senado.
Lo mismo que la periodista Agustina Kampfer, quien en 2010 contó públicamente y a su círculo más cercano que en el Taller Escuela Agencia (TEA), donde estudió hace muchos años, Brieger era docente y la acosaba a ella. De hecho, Kampfer fue la primera en hablar este martes durante la presentación en el Senado, luego de la presidenta de Periodistas Argentinas, Nancy Pazos.
Periodistas Argentinas presentaron el informe sobre Pedro Brieger. Foto Maxi Failla –
Cuando este cronista recopiló esos primeros cinco casos, en marzo pasado, consultó a Brieger sobre esas situaciones. Pero él en ese entonces negó que hayan ocurrido todos los hechos. Planteó que buscan “desviar la información hacia cualquier barbaridad para tapar la inseguridad y la economía del gobierno”. Y aseguró que “de persistir en la difamación tendré que recurrir a un abogado para denunciar a tus fuentes, a vos y al diario y reclamarle me indemnicen los perjuicios que me generen por difundir acusaciones falsas de semejante gravedad”, dijo Brieger,en ese entonces.
Pero todo cambió luego de que este cronista revelara en la red social X (exTwitter) esos primeros cinco casos y la respuesta de Brieger. A partir de allí, varias periodistas sumaron sus testimonios, se organizaron y Periodistas Argentinas logró reunirlas y recopilar en 10 días 19 casos que se presentaron este martes en el Senado, en un informe titulado La cultura del acoso: punto y aparte.
La renuncia en la Universidad de Belgrano
El primer testimonio que figura en el informe de Periodistas Argentinas es el de una secretaria de la Universidad de Belgrano, cuyo caso fue relevado en exclusiva por Clarín. De hecho, esa secretaria se enteró este martes de la presentación en el Senado cuando leyó la cobertura del evento que hiceron los medios de comunicación.
Dos fuentes contaron a Clarín que Brieger “tuvo que renunciar a su cargo docente, entre 1994 y 1995, cuando se conoció que acosó sexualmente a una secretaria de la Carrera de Periodismo, dentro de la Facultad de Derecho. La víctima, por temor, tampoco quiso judicializar la agresión, pero “cuando trascendió internamente el tema, Brieger decidio renunciar”.
Según pudo reconstruir Clarín (y figura en el informe de Periodistas Argentinas), Brieger llamó a la Universidad de Belgrano, preguntando por una de las autoridades de la Facultad. Y como no estaba, le dijo a la secretaria: “Estoy en casa, en short, ojotas, en un sillón muy cómodo y con mi (…) muy duro”. Y luego le dijo una serie de “groserías”, coincidieron en contar dos fuentes cercanas a la secretaria, quien pidió mantener su anonimato.
La secretaria le cortó la llamada, pero el docente volvió a llamar varias veces durante ese mismo día. Luego intervinieron las autoridades de la UB, que le plantearon la situación a Brieger, quien por esa situación tuvo que renunciar a su cargo docente.
La secretaria contó a sus íntimos que tuvo “mucho miedo” en ese entonces, porque temía “alguna represalia por parte de él”, cosa que no ocurrió. “Pero su miedo le duró mucho tiempo, al punto de cambiar el recorrido para ir a la Facultad, porque fue la primera y única vez que le pasó algo así”, contó una fuente cercana a la secretaria de la UB. Y agregó que ella no hizo la denuncia judicial porque “con que se fuera de la UB fue suficiente, ni se le ocurrió, ni la asesoraron tampoco para que lo hicera”.
La vecina de Brieger
El segundo caso que destaca el informe de Periodistas Argentinas es el de una vecina del mismo edificio donde vivía Brieger, que estuvo en la presentación en el Senado, pero pidió mantener su anonimato.
“Vivíamos en el mismo edificio, en Belgrano. Yo en la planta baja; él, unos pisos más arriba. Cada vez que nos cruzábamos él me miraba libidinosamente. Un día subí por el ascensor hasta la terraza para colgar la ropa. Él justo había entrado al edificio y subió conmigo. Enseguida me expresó que cada vez que me veía salir con mi bicicleta, le calentaba mi culo subiéndose al asiento. Luego, él se abrió la bragueta del pantalón y sacó su pene”, contó la vecina.
Y siguió: “Volví a mi casa asustada y helada. Dejé el canasto y subí a la casa de unos vecinos a contarles lo que me había pasado. Ellos tocaron la puerta, pero él no respondió. Mis vecinos me sugirieron que hiciera la denuncia. Cuando salí camino a la comisaría, me crucé con un policía de la calle y le pedí ayuda: ‘Es la palabra tuya contra la de él, ni te molestes’, me dijo. Mirar para todos los costados cada vez que tenía que entrar o salir del edificio me estaba volviendo loca. Pedí dinero prestado porque no tenía un mango (criaba sola a dos criaturas) y apenas pude, me mudé”, concluyó la vecina de Brieger, cuyo caso fue leído en la presentación del informe por la periodista Cecilia Guardati.
Cecilia Guardati en Túnez
“Estaba en Túnez. Nos avisaron de Presidencia que iba a hablar Cristina Kirchner, después de la cena. Brieger me dijo que no podía ir y me pidió que le pase el audio cuando volviera de ese encuentro. Como colega, yo no tenía ningún problema”, dijo Guardati a Clarín.
“Así que al volver de la conferencia con Cristina Kirchner, recibo otro mensaje de Brieger, pidiéndome si podía llevarle el audio a su habitación y contarle qué había dicho Cristina en esa reunión. En este tipo de viajes, la habitación se transforma en una oficina, así que jamás me imaginé lo que iba a pasar después ahí“, continuó la periodista que en ese momento trabajaba en Télam.
Y agregó: “Al llegar a su habitación, veo que tenía la puerta entreabierta. Entonces, ingresé y me lo encuentro a Brieger desnudo, recostado sobre el respaldo de la cama, hablándome y tapándose con una sábana, masturbándose mientras me hablaba. No recuerdo cuanto tiempo me quedé ahí ni lo que me dijo. Yo me fui inmediatamente y nunca más le volví a hablar”.
En el informe de Periodistas Argentinas su caso es el número 14. Allí Guardati contó que, “en ese momento no le dije nada a mi jefe, no era un contexto cómo para hablar algo así. El 99 por ciento de la delegación eran hombres. Seguí trabajando como mecanismo de defensa. Lo bloqueé, lo negué. Pasó el tiempo y él aparecía en todos lados. Yo veía que ganaba premios y que cada vez tenía más visiilidad y más poder. Me daba miedo dar la cara y exponerme”, contó su caso Guardati en el informe, que fue leído por otra periodista en el evento realizado en el Senado.
Guardati trabajó 20 años en Télam, pero fue despedida en 2020 durante la gestión de Bernarda Llorente, por colaborar también en otros medios, como TN, según explicaron las autoridades de la agencia en esa ocasión, lo que motivó un paro de 24 horas de sus empleados por la injusta situación, ya que ni siquiera fue indemnizada hasta la fecha.
De hecho, Guardati destacó que Brieger iba a participar de una charla en Télam, “pero su invitación fue cancelada” cuando sus colegas tomaron conocimiento del acoso al que habría sometido a la periodista en su cobertura periodística en Túnez.
El caso de Guardati con Brieger surgió luego de que Clarín publicara en octubre del año pasado que el periodista especializado en temas internacionales ganó un juicio laboral contra la empresa estatal Radio y Televisión Argentina, que debería pagarle $224 millones como indemnización por 10 años de trabajo en la TV Pública y Radio Nacional, según la sentencia de la Cámara del Trabajo; aunque los abogados de los medios públicos apelaron ante la Corte Suprema para que le apliquen menos intereses y poder bajar esa cifra millonaria, que consideraban “exorbitante y desproporcionada”.
En ese entonces, Guardati se comunicó con Clarín y dijo que Brieger la acosó en ese viaje a Túnez, lo que dio inicio a esta investigación periodística que se extendió a lo largo de estos ocho meses.
Otra periodista en AM750
Hay otra periodista que también acusó a Brieger de acosarla sexualmente y si bien contó su historia a Clarín, en un primer momento pidió mantener su anonimato para evitar exponerse nuevamente a una situación traumática, aunque luego aceptó que la mencionen por su nombre. Su caso es el número 18 en el informe de Periodistas Argentinas.
“A mí me pasó algo bastante similar a Cecilia (Guardati), aunque un poco después, en 2010. Yo tenía 25 años, lo conocía, porque fui su alumna en las clases que daba de Sociología de Medio Oriente, él era bastante más grande que yo y era un referente en temas internacionales”, contó a Clarín.
Y añadió: “Entonces, nosotros hablábamos, yo le pasaba cosas que me pedía y un día fui a hacerle una entrevista para un portal digital en el que trabajaba. Me citó en el centro cultural Caras y Caretas, donde hacía su programa de radio, en la AM750. Fuimos a un hall, lo entrevisté y después se masturbó ahí mismo, delante mío, mientras yo le pedía por favor que no lo hiciera… Pero no le importaba nada. Había gente cerca, que quizás podía pasar por ahí, pero no le importaba. Me llevó años entender que no había tenido la culpa”, recordó Leticia Martínez.
“Ya me había hecho previamente comentarios muy desubicados. Pero jamás pensé que se iba a masturbar ahí, mientras yo lo entrevistaba. Después de eso no volví a hablar con él; aunque cuando lo comenté después, con otros colegas, quienes lo conocían y decían que tenía fama de ‘pajero’, pero no a este nivel, de masturbarse cuando una lo iba a entrevistar en una radio”, agregó.
La columnista de Radio 10
El último caso mencionado en el informe de Periodistas Argentinas es el de Julia Kolodny, la columnista de género de su programa en Radio 10, “Demoliendo Fronteras”, que tuvo que renunciar en 2019 a trabajar con Brieger.
“Conseguí trabajar en el programa de radio donde él estaba. Era la columnista de género. No cobraba, pero recién empezaba mi carrera y me parecía importante tener esa experiencia. Comencé a recibir sus comentarios desubicados y traté de soportarlos, pero eran constantes. Hasta que comenzó a enviarme mensajes a mi celular. Y yo, que supuestamente tenía que darles herramientas a los oyentes sobre estos temas, no sabía cómo responderle sin poner en riesgo mi trabajo. Decidí renunciar. Para explicar por qué me iba, le mostré las capturas de pantalla al productor”, contó Kolodny, cuyo testimonio es el 19 en el informe de Periodistas Argentinas.
“Ella tuvo varias situaciones de mucha incomodidad en el programa de Brieger. Imaginate que la columnista iba en 2019 a hablar de género y feminismo, pero él la acosaba todo el tiempo, le decía ‘qué linda que sos’ y más cosas, le mandaba mensajes de Whatsapp totalmente desubicados, donde el límite estaba totalmente borroso. Al aire él era un conductor deconstruido, que la trataba con mucho respeto. Pero cuando el programa no estaba al aire era un personaje acosador, que todo el tiempo tenía actitudes fuera de lugar con su colega, pese a que ella no le daba pie para que él insistiera”, contó a Clarín una persona muy cercana a Kolodny.
Agustina Kampfer, en TEA
La periodista Agustina Kämpfer fue la primera en denunciarlo públicamente. Ella contó, en el año 2010, que sufrió situaciones de acoso cuando estudiaba en TEA (Taller Escuela Agencia), en la sede porteña de Lavalle y Junín, donde se recibió. Lo reveló en el programa de TV en el que en ese momento trabajaba como panelista, a propósito del premio Martín Fierro que le dieron a Brieger, por su trabajo en el noticiero Visión 7, de la TV Pública.
“La primera vez que hablé públicamente del acoso de Pedro Brieger fue hace 14 años, en 2010. Lo hice espontáneamente, porque ni siquiera estaba al tanto de que en el programa en el que trabajaba, iban a compartir un informe que lo incluía. Él había ganado un Martín Fierro y, cuando volvimos al piso, sentí el instinto de avisar: ¡oigan todos, este tipo no puede ser premiado, acosa alumnas! Lamentablemente, no era un momento en el que estas cuestiones tuvieran resonancia, y pensé que no había servido de nada. Pero me equivoqué. Muchas mujeres a las que les había pasado algo similar, que nunca habían hablado del tema por temor a la segregación, estaban mirando y supieron que no habían sido las únicas que habían vivido situaciones horribles con él”, dijo Kampfer.
Y agregó: “Hoy, a través del trabajo invaluable de recolección de testimonios por parte de @periodistasargentinas_, muchas de nosotras nos conocidos por primera vez en el Senado de la Nación, con la intención de reparar y de prevenir conductas como las que denunciamos. Nos acompañaron, además del periodismo, funcionarias y funcionarios con un gran poder para cambiar lo que está mal, para hacer que lo que padecimos deje de ser una injusticia sin amparo, algo que se atraviesa en soledad y se calla”.
Gisela Busaniche en la TV Pública
“Hoy, después de mucho silencio, me toca contar que soy una de las 19 denuncias que hoy presentó Periodistas Argentinas. Fui acosada por Pedro Brieger cuando tenía 25 años y era productora de Canal 7. Lo guardé durante años. Sentía asco, miedo, vergüenza. Pero #YaNoMás”, tuiteó la periodista Gisela Busaniche, quien este martes fue una de las que participó del acto en el Senado de la Nación.
Y agregó: “Era noviembre de 2005 cuando la directora de Canal 7, Ana de Skalon, me manda a Mar del Plata a cubrir la Cumbre del ALCA y darle asistencia periodística a Pedro Brieger. Yo ya lo conocía y me había hecho algunos comentarios desubicados. Ya en el viaje empezó el acoso que se traducía en tocarme cada vez que podía. Hablarme tan cerca, hasta que le sintiera el aliento. Yo me alejaba, pero él se acercaba de nuevo, mostrando que él hacía lo que quería. Y describir la ropa que llevaba puesta en tono libidinoso”.
“El viaje se convirtió en un infierno donde yo tenia q aguantar sus acercamientos y frases desubicadas. Y me preguntaba: ¿por qué hace esto? ¿Esto es real? Estaba interfiriendo en mi trabajo, que era mi sueño… no entendía nada y él No paraba. Era tan insoportable que decidí compartirlo para pedir ayuda: Era medianoche, él seguía hablando por handy, y lo puse en altavoz para que mi productora jefa lo escuchara. Se quedó helada. Le pedí que me dejara irme de la cobertura y volverme a Buenos Aires. Ella, Paloma García, me ayudó”.
“Me costó hablarlo. Durante años no dije nada. Con el tiempo, cada vez que surgía su nombre en una conversación, yo aclaraba: él no es como lo ven, él me acosó. Sin embargo, nunca lo conté públicamente. Tuve miedo, asco, preferí olvidarlo, aunque nunca pude. Hoy agradezco a esas 5 mujeres valientes que decidieron alzar su voz y ayudarnos a las demás a contarlo. No sabía que éramos tantas las que quedamos marcadas por su perversidad. También agradezco los ambientes laborales en los que trabajo, aprendí a crear equipos sanos”.
“También agradezco a Periodistas Argentinas por contenernos en este momento. Y ojalá sirva para que se activen todos los protocolos en canales, radios y universidades, para que no haya que padecer más acosos o abusos en nuestro ámbito laboral. Ya no más”, concluyó su posteo Gisela Busaniche.
La propuesta de trabajo que no fue
Marcela Perelman es directora de Investigación del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Cuando este cronista difundió en la red social X los casos de las primeras cinco mujeres que denunciaban haber sido acosadas por Brieger, ella también decidió dar su testimonio y luego contó su caso en la revista Crisis.
“Pedro Brieger había sido mi profesor de Política Internacional en TEA, la escuela de periodismo. Tanto me interesó su materia, que al recibirme le pedí que me entregara el diploma. Me auspició para un viaje a Alemania para jóvenes periodistas y yo consultaba su biblioteca y a él para mis trabajos de ciencia política. Ese día me propuso juntarnos para hablar de una propuesta de laburo de investigación. El tipo de trabajo que yo más quería. La conversación se enrareció muy rápido. Nunca llegamos a hablar del proyecto. Todavía me avergüenzo cuando me acuerdo que yo miraba el piso o desenfocaba la vista en lugar de confrontarlo”, dijo Perelman en esa nota.
“Después de un rato que se hizo demasiado largo, lo saludé y me fui corriendo, como escapándome. Ya tenía una visión del mundo y feminismo suficientes para entender que había sido una situación abusiva y que había quedado atrapada. Armé mi caso: él era veinte años más grande, mi profesor, mentor, me había dado varias oportunidades valiosas, yo quería mucho ese trabajo, se había aprovechado de mi confianza, me había tratado de manipular, no frenó ni cuando me paralicé ni cuando le dije que no me interesaba nada de todo eso”.
“Describí y analicé el hecho con detalles y se lo envié en un mail que dice que no me hable nunca más y termina así: ‘De todas las perversiones, la que más horrible me parece es el exhibicionismo en todas sus formas, porque sólo genera en el otro parálisis y asco’. Sentí que con esa frase atacaba su autoerotismo y que me daba el poder de no ser su víctima, sino una amenaza para él. Me acuerdo nítidamente que antes de enviar el mail pensé que estaba cerrando para siempre una posibilidad de trabajo importante, lamenté mucho perder esa relación que me había permitido ‘crecer en lo mío'”.
“No respondió el correo, llamó durante más de un mes todos los días a mi casa y me envió mensajes al beeper varias veces cada día. Nunca lo atendí y en algún momento me desconoció”, continuó Perelman su largo texto en el que también contó como fueron estos años hasta que pudo hacerlo público primer en Twitter y luego en esta nota en la revista Crisis. Ella también estuvo en la presentación del informe de Periodistas Argentinas.
La respuesta de Brieger
Ante la primera consulta que Clarín le hizo por los casos de Kampfer, Martínez, Guardati, Kolodny y la secretaria de la Universidad de Belgrano, en marzo pasado, Brieger negó todo y eligió responder por escrito: “Lo que planteás de ninguna manera ocurrió. Mi vida fue, es y será pública, soy periodista”.
Clarín le contó en ese entonces los cinco casos relevados, para que pueda responder, pero le pidió que no tomara contacto con las mujeres: “Quedate tranquilo que yo no tengo contacto ninguno con las personas que mencionás y menos por cosas que no ocurrieron”. Y agregó: “Entiendo que tengan que desviar la información hacia cualquier barbaridad para tapar la inseguridad y la economía del gobierno”.
“Te adelanto que de persistir en la difamación, tendré que recurrir a un abogado para denunciar a tus fuentes, a vos y al diario y reclamarle me indemnicen los perjuicios que me generen por difundir acusaciones falsas de semejante gravedad. Si de todas maneras te obligan a publicarla (a la nota), hagan como quieran porque la verdad siempre se impone”, concluyó Brieger en ese entonces.
Clarín volvió a tomar contacto con Brieger este martes, para consultarlo por los 19 casos de acoso sexual que presentó Periodistas Argentinas en su informe en el Senado. Pero esta vez Brieger prefirió no responder.
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Fuente Clarin