Por Julieta Pelcastre
Venezuela e Irán han consolidado una alianza estratégica que data de hace más de dos décadas, para contrarrestar su aislamiento internacional por sus violaciones de derechos humanos y actividades antidemocráticas, indicó el 23 de abril un reporte del Centro de Estudios de Geopolítica y Relaciones Internacionales (CEGRI), con sede en Italia. Más que una relación bilateral, esta alianza ha generado un impacto geopolítico en toda la región latinoamericana.
Desde 1947, el petróleo es un factor fundamental en las relaciones entre Caracas y Teherán. Venezuela jugó un papel central en la creación de la OPEP en 1960, según el reporte. En el nuevo milenio, los regímenes de Hugo Chávez y su homólogo iraní Mahmud Ahmadineyad lazos, compartiendo posturas antiimperialistas y antiestadounidenses, resultando en casi 300 acuerdos de cooperación en diversos sectores.
La muerte de Chávez en 2013 y el Acuerdo Nuclear de 2015, inicialmente afectaron las relaciones entre Venezuela e Irán, pero en años recientes han recuperado fuerza, detalló el CEGRI. El envío de buques petroleros iraníes a Venezuela en 2020 y la firma de un acuerdo de cooperación de 20 años en 2022, reflejan esta revitalización.
La relación entre Caracas y Teherán se basa en su aislamiento internacional, con Irán enfrentando esta situación desde 1979, exacerbado por la crisis de los rehenes con los Estados Unidos; y Venezuela desafiando el sistema global bajo Chávez y Nicolás Maduro. Ambos países enfrentan sanciones internacionales, lo que refuerza su posición marginal, precisó el reporte.
“Esta relación bilateral no radica en beneficios económicos, comerciales, científicos o de supervivencia, sino en la lucha contra occidente” dijo el 15 de mayo a Diálogo Euclides Tapia, profesor titular de Relaciones Internacionales en la Universidad de Panamá. “Esto explica por qué las relaciones con Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, son más profundas que con otros países como Argentina, México y Brasil”.
Cooperación estratégica
Esta asociación también ayuda a fortalecer el control del régimen de Maduro en Venezuela, indica en Internet el diario Asia Times. El régimen iraní invierte en apoyar a Maduro, como lo demuestra el acuerdo firmado en 2022, para la reparación de la refinería El Palito y la restauración del emplazamiento en Paraguaná, según el CEGRI.
A pesar de ello, la empresa estatal de petróleo y gas de Venezuela (PDVSA), continúa recibiendo suministros de condensado de sus socios iraníes, refiere Asia Times. Por otro lado, Teherán amplió su presencia en Latinoamérica, pasando de 5 a 11 embajadas desde principios de los 2000. También estableció más de 80 centros culturales islámicos financiados por Irán en toda la región, y opera Hispan TV desde Caracas, difundiendo propaganda iraní, detalló el Centro.
Mientras tanto Hezbolá, el apoderado de Irán, extiende su presencia en Venezuela, donde se involucra en actividades ilegales como lavado de dinero, transporte de drogas y control del contrabando en toda la región. Venezuela ofrece seguridad a los miembros de Hezbolá, mientras que también tiene presencia en Bolivia y Nicaragua, asegura la ONG Transparencia Venezuela.
Hezbolá cuenta con una amplia red en Latinoamérica, desde México hasta Chile, con operaciones en países como Guatemala y Costa Rica. Sin embargo, sus principales centros operativos se localizan en la zona fronteriza entre Colombia, Panamá y Venezuela, así como en la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, indica en el noticiero alemán DW.
“La relación entre Teherán y Caracas es altamente peligrosa”, comentó Tapia. “Irán opera en las sombras, a menudo a través de intermediarios que actúan como seguidores de sus brazos armados; Venezuela se ha convertido en un actor clave en este juego a nivel continental, lo que aumenta la peligrosidad”.
Caso Bolivia
La política de Maduro ayuda a que Irán expanda su influencia en otros Estados. En marzo, Bolivia e Irán fortalecieron sus relaciones bilaterales, así como la cooperación estratégica en salud, educación, agricultura y telecomunicaciones, entre otros sectores, reportó la plataforma argentina Infobae. Esto se suma al memorándum de entendimiento firmado en julio de 2023 para ampliar la cooperación en seguridad y defensa, incluyendo asistencia fronteriza y control migratorio, lo que representa un riesgo para el continente, agregó Infobae.
Además, el acuerdo incluyó el traslado de aviones no tripulados para vigilancia en sus fronteras, similar a lo que ya ocurre en VenezuelaTambién pactaron entrenamiento militar, con la presencia de instructores iraníes en la “Escuela Antiimperialista” militar creada por Evo Morales, que sigue activa y cuenta con colaboradores cubanos y venezolanos.
A mediados de abril, tras el ataque de Irán contra Israel, Argentina reforzó la seguridad en sus fronteras y en varios puntos de la comunidad judía. En una entrevista concedida a un medio de comunicación local, la ministro de Seguridad de Argentina Patricia Bullrich, expresó su preocupación a Infobae por el ingreso de alrededor de 700 ciudadanos iraníes a Bolivia, posiblemente relacionado con un acuerdo de defensa. Bullrich sugirió “que podrían ser miembros de la Guardia Quds, un brazo armado del Estado islámico Iraní”.
“Esto representa un alto nivel de peligrosidad no solo para Argentina, sino también para países vecinos como Bolivia, Ecuador y Brasil”, alertó Tapia. “Es una noticia preocupante, dado que este tipo de organizaciones operan en Bolivia. Esto sugiere que Bolivia ha caído bajo la garra de Irán y podría convertirse en su bastión”.
Alerta roja
Tapia advirtió que esta situación podría formar parte de las operaciones estratégicas de Irán contra occidente.
“La necesidad de prestar más atención a lo que está ocurriendo en Latinoamérica aseguraría el futuro político de los países”, concluyó Tapia. “Si Maduro continúa en el poder, la relación entre Venezuela e Irán se profundizará aún más; por lo que Latinoamérica deberá reconocer a la dictadura madurista no solo como un enemigo para el hemisferio, sino también como una amenaza para las democracias, debido a la creciente presencia iraní”.
Fuente Dialogo-Americas