El Gobierno frena el crecimiento del techo de gasto al 3,2% para acelerar la reducción del déficit

El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el techo de gasto de 2025 y la senda de estabilidad hasta 2027, el primer paso para que las distintas Administraciones elaboren sus presupuestos para el próximo ejercicio. El Gobierno ha planteado una reducción más rápida de los desequilibrios fiscales, lo que limita el crecimiento del margen de gasto. En concreto, el techo de gasto aumentará un 3,2% el próximo año si se excluyen los fondos europeos y se mantiene congelada si se incluyen estos fondos. En total, el límite de gasto no financiero será de 195.000 millones de euros para el gasto nacional y de 199.000 millones si se suman los fondos europeos.

Si se tiene en cuenta que las previsiones de inflación para el próximo año próximas al 3%, el resultado es que el gasto del Estado se mantendrá congelado en términos reales o incluso se reducirá si se incluye la reducción de la llegada de los fondos europeos. Se cumplen así las previsiones de que la activación de las nuevas reglas fiscales europeas obligarán a realizar unos presupuestos públicos prudentes. Se acabaron los años de gran crecimiento del gasto.

En cuanto a la nueva senda de estabilidad, el Ministerio de Hacienda ha rebajado el objetivo de déficit para este año al 2,5%, dos décimas menos que la senda actual, fijada por el programa de estabilidad de la primavera de 2023. De esta forma, las Administraciones Públicas tendrán que reducir en 5 décimas del PIB su déficit respecto del previsto para 2024.

Este objetivo de déficit es el que se deriva de la aplicación de las nuevas reglas fiscales europeas, que entrarán en vigor para el próximo año. Las nuevas normas fiscales no se centran en un nivel concreto de déficit, sino en la evolución del gasto primario neto de medidas de impuestos. Un cambio de paradigma importante, porque lo que hace es prevenir que los gobiernos tengan que ser prudentes en su presupuestación de gasto.

Hacia adelante, se mantiene el camino de la consolidación presupuestaria con una senda de déficit decreciente hasta el 2,1% en 2026 y al 1,7% en 2027. Vuelve así al horizonte presupuestario la previsión de un superávit primario (antes del pago de los intereses de la deuda) que se le resiste a España desde los años de la burbuja inmobiliaria.

Nuevo cuadro macro

El Consejo de Ministros también ha aprobado la revisión al alza del cuadro macroeconómico, que se había quedado desfasado por los datos económicos registrados en los últimos trimestres. El Ministerio de Economía ha subido hasta el 2,4% su previsión de crecimiento para este año, esto es, casi medio punto más de crecimiento, una cifra casi idéntica al 2,5% que consiguió España en 2023. Esto es, se habría conseguido evitar la temida desaceleración. “Los escenarios catastrofistas no se han cumplido y no prevemos que se cumplan en el horizonte de los próximos cuatro años”, ha señalado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo.

“Los escenarios catastrofistas no se han cumplido y no prevemos que se cumplan en el horizonte de los próximos cuatro años”

De cara al próximo año, Economía ha subido su previsión desde el 1,9% hasta el 2,2%. De esta forma, está proyectando un horizonte más dinámico que el crecimiento potencial de la economía española. De hecho, este es uno de los argumentos del Ministerio de Economía de las últimas semanas: el crecimiento potencial de la economía española habría mejorado tras la pandemia gracias a las reformas y a las inversiones del Plan de Recuperación.

Estas nuevas previsiones del Ministerio de Economía se sitúan en línea con las de las principales casas de análisis. Funcas oo BBVA Research, por ejemplo, prevén un crecimiento del 2,5% para este año, una décima más que el Gobierno. Sin embargo, para 2025 la mayor parte de analistas esperan una desaceleración algo más severa, pasando a crecer un 1,8% según las previsiones de Funcas. Sin embargo, la incertidumbre para el próximo año es muy alta porque la actividad económica dependerá del ritmo de bajadas de los tipos de interés y de los nuevos comportamientos estructurales de los agentes económicos que todavía no se conocen en precisión. Por ejemplo: ¿qué margen de crecimiento le queda al turismo? ¿Se frenarán los flujos migratorios?

Fuente El Confidencial