La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero , tenía este miércoles en el Senado la primera oportunidad del verano para explicar en sede parlamentaria el acuerdo alcanzado entre el PSC y ERC en Cataluña y tratar de despejar las dudas, críticas e incógnitas que generó desde su firma hace semanas.Sin embargo, su discurso, de media hora de duración, ha estado plagado de críticas al Partido Popular y ha dado pocos detalles del contenido. Sin hablar en ningún momento de concierto ni cupo económico, ha citado conceptos como «autonomía financiera, solidaridad y transparencia». Y para los detalles, se ha remitido a lo escrito en el pacto, pese a las lagunas que todos reconocen que quedan por despejar.Además de su esperado enfrentamiento con el Partido Popular o Vox, los avisos más sonoros al Gobierno han llegado de ERC y Junts, partidos que formaron parte de la mayoría parlamentaria que permitió la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.Noticia Relacionada estandar Si Sumar aparca las críticas al cupo catalán y aboga por una reforma federal Juan Casillas Bayo El Gobierno insiste en comparar la financiación singular de Cataluña con la de Teruel, Cuenca y Soria«ERC no parará hasta conseguirlo», ha avisado la senadora de ERC Sara Bailac, que ha apremiado al Gobierno a ponerse en marcha y «hacer los deberes». «Los acuerdos tienen que ser cumplidos y no hacerlo tendría consecuencias, reclamamos al Gobierno que cumpla sus compromisos. Si el Estado español no cumple con Cataluña, la respuesta será clara, firme y decidida», ha avisado.ERC ya amenazó al Ejecutivo con retirarle su apoyo en el Congreso después de que la propia Montero hiciera sonar las alarmas independentistas hace semanas al negar que el sistema pactado para Cataluña pudiera tildarse de concierto económico.Pero el Gobierno no solo hace malabares para mantener el apoyo de Esquerra, ya que Junts también reivindica su voz recordando insistentemente los siete escaños con los que cuenta en el Congreso de los Diputados. Los de Carles Puigdemont mantienen su discurso de máximos: «¿Es o no un concierto?, ¿saldrá Cataluña del régimen común?», ha preguntado el senador Eduardo Pujol.En un despliegue de metáforas, el representante de Junts ha bautizado lo pactado como «humo», «calimocho fiscal», un «Seat con alerón» a cambio «del avión prometido», «tuning fiscal» o «maquillaje fiscal». Muchos nombres para avisar de que no aceptarán ningún acuerdo que rebaje sus aspiraciones independentistas. «Ojo con las trampas, ni con Junts ni con Cataluña las cosas están para demasiados juegos», ha advertido.En su réplica, Montero se ha dedicado a apaciguar a Esquerra prometiendo que el acuerdo firmado se cumplirá «al cien por cien» y con múltiples halagos y agradecimientos a la formación por su «valentía» para «poner los intereses de los catalanes por encima de intereses o eslóganes electorales». «Le tomo la palabra», ha respondido en tono conciliador la senadora de ERC.En cuanto a Junts, en cambio, la ministra ha dicho no entender su postura política y ha preguntado si la formación critica este pacto solo por el hecho de no ser los protagonistas de su firma. El PP, que había hecho uso de su mayoría en el Senado para forzar el debate, tiene claro que lo acordado es «una financiación a la carta independentista» y ha instado al Gobierno a abandonar «tanto secretismo» y las «explicaciones confusas».Los populares temen que toda esta ceremonia de la confusión solo obedezca a que el Gobierno está «dispuesto a hacer cualquier cosa por mantenerse en el poder». «A la hora de la verdad, no tiene reparo en otorgar privilegios a cambio de unos cuantos votos», ha censurado el senador Gerardo Camps.«Es un gobierno que no gobierna, un gobierno ocupa, que está pero no ejerce, un gobierno zombie», ha acusado provocando el enfado de la vicepresidenta por el uso del término ocupa, que ha pedido al PP que retire porque supone no aceptar la legitimidad del Ejecutivo de Pedro Sánchez.Vox ha mantenido su oposición férrea a cualquier cesión a Cataluña -«El texto suscrito entre PSC y ERC es un documento de clara inspiración golpista», ha denunciado el senador Ángel Pelayo Gordillo-, mientras que UPN también ha mostrado su oposición a la vez que defendía la singularidad del cupo navarro por su origen histórico y reflejo en la Constitución.También se ha explayado en marcar las diferencias con el cupo vasco la representante del PNV, que sin embargo ha dado el visto bueno a la aspiración de Cataluña para avanzar en su autogobierno. Eso sí, ha reconocido que al pacto catalán le falta «concreción».Y el BNG ha aprovechado la ocasión para avisar de que su aspiración es que Galicia también alcance la autonomía financiera y de recursos. «Queremos una financiación singular y adaptarla a nuestras características», ha avanzado.
Fuente ABC