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La manzanilla se destaca como una de las hierbas medicinales más valoradas en la herbolaria, reconocida por sus múltiples beneficios para la salud. Aunque se aconseja consumirla con moderación, esta planta es un auténtico tesoro, ya que contiene hasta 200 tipos de fitoquímicos.
Entre ellos, los flavonoides y terpenos juegan un papel fundamental al aportar propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Estas características han posicionado a la manzanilla como la preferida de los fitoterapeutas desde la antigüedad, siendo utilizada desde tiempos de los egipcios.
Los componentes de la manzanilla y su impacto positivo en la salud
Según información de The Conversation, la manzanilla es rica en fitoquímicos, compuestos que poseen actividad biológica y son responsables de sus múltiples beneficios para la salud. Entre ellos, los flavonoides y terpenos destacan como los principales aliados en el cuidado del bienestar.
Los flavonoides, que se encuentran en mayor concentración en las flores de la planta, son extraídos mediante infusiones con agua o mezclas de agua y alcohol.
La manzanilla contiene una alta concentración de fitoquímicos, lo que la convierte en un recurso terapéutico eficaz (Fuente: Pixabay)
Estos compuestos son conocidos por sus propiedades antioxidantes, que ayudan a combatir el daño celular y a fortalecer el sistema inmunológico.
Por otro lado, los terpenos, que se concentran en el aceite esencial obtenido por destilación, aportan beneficios antiinflamatorios y sedantes. La combinación de estos fitoquímicos favorece la reducción de la inflamación y la ansiedad, promoviendo un estado de calma y bienestar general.
Es importante considerar que la cantidad y tipo de fitoquímicos presentes en la manzanilla pueden variar dependiendo de factores como el clima, la tierra y las técnicas de cultivo.
La combinación de flavonoides y terpenos en la manzanilla ayuda a reducir la inflamación y la ansiedad (Fuente: Pixabay)
¿Cuáles son las formas de consumo de la manzanilla y sus beneficios?
Esta hierba medicinal se puede adquirir en diversas presentaciones, lo que permite adaptarla a las necesidades de cada persona. Las formas más comunes incluyen flores frescas o secas, sobres para infusión, gotas de extracto y aceite esencial.
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Infusión o té herbal: se recomienda utilizar de 2 a 4 gramos de flor seca, bebiéndola 3 veces al día. Esta preparación ayuda a aliviar cólicos y diarrea en niños, además de tener efectos sedativos y antioxidantes.
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Mejora de la obesidad y diabetes: tomar infusiones de manzanilla ha demostrado regular los niveles de glucosa en sangre, lo que puede ser beneficioso para quienes padecen estas condiciones.
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Uso tópico: aplicar infusión de manzanilla ayuda a curar infecciones en la piel y mucosas, siendo especialmente efectiva en la garganta, ojos y boca.
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Limpieza de heridas y ojos: se recomienda usar la infusión para lavar heridas y eliminar gérmenes.
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Inhalación: los vapores de la infusión pueden aliviar síntomas de resfriados.
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Extracto de manzanilla: tomar de 1 a 4 mililitros de extracto, elaborado con agua y alcohol, tres veces al día, proporciona efectos sedantes y puede actuar como cardioprotector al estimular la formación de nuevos vasos sanguíneos.
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Gingivitis: Según un estudio realizado por científicos chilenos, el uso de extractos de manzanilla dos veces al día puede ayudar a tratar la gingivitis gracias a su capacidad de reducir la inflamación.
Fuente El Cronista
