Buenos Aires-9 de enero de 2025- Total News Agency – TNA – En un análisis reciente sobre el estado de la justicia en Argentina, se evidencia una preocupante tendencia a la dilación y la manipulación procesal que afecta a millones de ciudadanos. Casos emblemáticos, como el de los cuadernos de las coimas, que aún no han llegado a juicio casi ocho años después de las confesiones de sobornos, ilustran esta situación. La larga espera en casos como el homicidio de Nora Dalmasso, que resurge 18 años después, y la reciente detención de un sospechoso en la desaparición de María Cash, que ocurrió hace 13 años, son ejemplos claros de una justicia que parece estar atrapada en un laberinto de ineficiencia y complicidad.
Los abogados y jueces conocen bien esta realidad, donde la inoperancia se combina con tácticas legales que entorpecen el avance de los procesos judiciales. Un destacado jurista argentino ha hecho referencia a un fallo de un juez estadounidense que, aunque breve y aparentemente trivial, se presenta como un modelo de sentido común y liderazgo judicial. Este caso involucra una solicitud de prórroga que fue condicionada por el abogado de la parte demandante, lo que llevó al juez Robert David Proctor a emitir un dictamen que destaca la importancia de la cortesía profesional y la colaboración entre abogados.
El magistrado, con una trayectoria sólida, enfatiza que la oposición a una prórroga razonable no solo es inapropiada, sino que también perjudica la relación profesional y puede ser vista como un acto mezquino. Su fallo no solo concede la prórroga solicitada, sino que también ordena un almuerzo entre los abogados de ambas partes para fomentar un diálogo constructivo, un gesto que contrasta con la cultura del litigio hostil que a menudo prevalece en Argentina.
El fallo:
“En general no existe ninguna buena razón para oponerse a una prórroga como esta, y mucho menos para denegarla. La regla de oro –actuar con los demás como nos gustaría que actúen con nosotros– no es solo una buena regla general para la vida cotidiana, sino también un componente fundamental del profesionalismo en el ámbito legal. Lamentablemente, en los últimos años el cumplimiento de esa regla se está volviendo cada vez más infrecuente en los litigios judiciales. Es hora de revertir esa tendencia, aunque solo sea en esta causa.
“La condición impuesta por el abogado de la demandante para acordar una prórroga resulta totalmente inapropiada. Semejante sinsentido hace perder tiempo, daña las relaciones profesionales y deja al abogado que niega o condiciona el consentimiento en un lugar mezquino y poco cooperativo. Los jueces esperan, y con razón, que los abogados manejen cuestiones procesales menores, como las prórrogas, sin conflictos innecesarios, y negarse a hacerlo es una falta de principios.
“Además, condicionar o denegar de esta manera el consentimiento a una prórroga también es un sinsentido por otra razón: rara vez redunda en una ventaja estratégica legítima. A todos nos ocurren retrasos imprevistos, y la verdad es que la cortesía profesional no cuesta nada. Por el contrario, fomentar un clima de buena voluntad aceptando prórrogas normales incluso podría beneficiar al abogado más adelante en la causa, o en futuros tratos con el abogado de la contraparte. El trabajo del tribunal es evaluar si un caso tiene sustento, no navegar en un mundo de tecnicismos. Rechazar una solicitud de prórroga tan razonable huele a juego mezquino. El profesionalismo exige que los abogados elijan sus batallas sabiamente, y las solicitudes de prórroga usuales no son el lugar donde plantar bandera.
“La oposición del abogado de la demandante no tiene fundamento y por esa razón SE CONCEDE el pedido de los demandados…
“Además, el tribunal ORDENA que a más tardar el 31 de diciembre de 2024 los abogados, tanto del demandante como de los demandados, vayan a almorzar juntos. La cuenta la pagará el abogado de la demandante, y el abogado de los acusados dejará la propina. Durante el almuerzo, las partes discutirán la forma de actuar de manera profesional durante el resto de este caso. Dentro de los diez (10) días posteriores al almuerzo, las partes DEBEN presentar un informe conjunto que describa la conversación que tuvo lugar durante el almuerzo y el monto de la propina dejada.
HECHO y ORDENADO el 26 de noviembre de 2024.
FIRMA: R. DAVID PROCTOR – Juez de distrito
Este enfoque, que promueve la buena fe y el trabajo en equipo, es un recordatorio de que la justicia debe ser más que un mero cumplimiento de procedimientos; debe aspirar a la verdad y al bienestar común. En un contexto donde la justicia parece estar en un estado de declive, la lección del juez Proctor resuena con fuerza: es fundamental que los profesionales del derecho actúen con integridad y responsabilidad, buscando siempre el camino hacia una resolución justa.
El fallo del juez estadounidense podría servir como un faro de esperanza para el sistema judicial argentino, que necesita urgentemente recuperar la confianza y la eficacia. La invitación a la reflexión y al diálogo que plantea este caso es un llamado a todos los actores del sistema judicial a trabajar juntos por una justicia más transparente y efectiva, pero también es un llamado de atención para la sociedad argentina, que en todos sus escalones sociales se encuentra muy enferma, de egoísmo, falta de solidaridad, corrupta de arriba hacia bajo y con la familia, su columna vertebral, degradada y prácticamente sin escala de valores que mostrar a sus jóvenes.