«Engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre». Los que aprendieron el Credo llamado largo, el que en realidad se llama Credo de Nicea , saben continuar con lo que sigue, pero no muchos, y no tantos de entre los cordobeses, saben que si esa frase hay que decirla así se debe a un obispo de Córdoba, al primero del que hay constancia. A Osio .
El que lee sobre su biografía no deja de llevarse sorpresas: fue consejero del emperador Constantino en materia religiosa, y probablemente le influyó en el edicto de Milán, que en el año 313 puso fin a la persecución del cristianismo, tuvo un papel protagonista en los concilios de su tiempo e incluso uno de los Padres de la Iglesia, San Agustín , defendió su legado.Ahora la Iglesia Católica Occidental está a punto de devolverle lo que perdió en la edad antigua, y es la condición de santo, que la sigue teniendo para la Iglesia Católica Oriental y la Ortodoxa . Por lo pronto se ha anunciado que será glorificado por el Vaticano y podría ser el último paso antes de volver a los altares para siempre.Noticia Relacionada fotogalería vertical No Los lugares de Córdoba clave en la vida de Osio, en imágenes Valerio Merino ABC realiza un recorrido por los enclaves de la ciudad en los que se desarrolló la actividad del primer obispo
Si la del obispo de Córdoba es la silla de Osio es por la relevancia de su figura y también porque fue el primer pastor del que hay constancia. Se sabe más de su tarea de obispo que de su vida anterior, pero aún así parece que habría nacido en Córdoba en el año 256, y que le confió el báculo en el año 295 , todavía muy joven.Había padecido las persecuciones de los emperadores Diocleciano y Maximiano , pero también participó ya en el Concilio de Elvira, cerca de Granada, a comienzos del siglo IV. Su carácter prudente y conciliador le llevaron a ser consejero de Constantino en el momento en que lanzó el Edicto de Tolerancia Religiosa, y se piensa que pudo haber llevado al emperador al cristianismo y que incluso lo bautizó.Antes lo había enviado para mediar en la disputa teológica entre Arrio , que negaba la divinidad de Jesús y su consubstancialidad con el Padre, y San Atanasio , que la afirmaba.
Traía cartas para los dos, pero los encontró en posiciones irreductibles. Por eso se convocó el Concilio de Nicea , del que ahora se cumplen 1.700 años.En aquella ciudad de la actual Turquía, 318 obispos de toda la cristiandad de entonces se decantaron por la tesis de San Atanasio y Osio redactó el Credo Niceno: « Engendrado, no creado , de la misma naturaleza que el Padre». Muchos teólogos creen que el legado de aquel Concilio todavía sigue asumiéndose, de tanta importancia como tuvo.Nueva persecución¿Fin de la controversia? No del todo. El emperador Constancio II, hijo de Constantino, era partidario de las ideas de Arrio y quiso obligarlo a que condenara las ideas de San Atanasio, que no eran sino las del mismo Osio. Su carta es la primera en que se afirma la separación entre el poder civil y la autoridad religiosa.
«Dios te confió el Imperio, a nosotros las cosas de la Iglesia. Ni a nosotros es lícito tener potestad en la tierra, ni tú, Emperador, la tienes en lo sagrado », dijo entonces. San Agustín, gran partidario de Osio, desarrollaría después ideas en el mismo sentido.Osio pagó por su valentía con la venganza del emperador, que lo mandó azotar y lo desterró lejos de Córdoba. Murió en Sirmio , en la actual Serbia, en el año 357, con 101 años de edad. Fue santo desde el primer momento, pero en la Iglesia occidental triunfó la idea de que en ese mismo año, ya muy anciano y bajo presiones , había caído en una fórmula arriana.
Él, que tanto había combatido lo que ya estaba considerado como una herejía. Fue algo que difundió San Isidoro y que ahora muchos afirman que no es cierto.El monumentoEn cualquier caso, su idea, la de San Atanasio, fue la que se consideró como válida. Osio siguió en los libros de historia, y la Iglesia de Córdoba, la de su tierra, empezó a rescatarlo hace ahora un siglo. El entonces obispo, Adolfo Pérez Muñoz , visitó en Roma al Papa Pío XI y le contó su idea de dedicarle un monumento a Osio.El Pontífice le animó a ello, elogió al redactor del Credo Niceno como una gloria de la Iglesia y le animó a perseverar en su voluntad de que fuera otra vez santo. De allí salieron dos monumentos: el de Osio, que se inauguró en abril de 1926 en la plaza de Capuchinas, con escenas sobre su vida, y el Sagrado Corazón de Jesús de las Ermitas , que pidió el propio Papa, y que se bendijo en 1929.
Ambos son obras de Lorenzo Collaut Valera .Desde entonces el nombre de Osio siguió sonando en Córdoba con fuerza y el actual obispo, Demetrio Fernández , miembro del Dicasterio para las Causas de los Santos , ha insistido en que vuelva a ser santo. La próxima glorificación sería el paso previo al momento en que el 27 de agosto se pueda celebrar, como en Oriente, el día de San Osio de Córdoba. ¿Será en 2025, año de las celebraciones por los 1.700 años del Concilio de Nicea?
Fuente ABC