La cuarta Conferencia Internacional para la Financiación al Desarrollo ha comenzado este domingo en Sevilla y se celebrará hasta el próximo jueves en la capital hispalense, donde esta primera jornada los Reyes ofrecerán una cena de gala en los Reales Alcázares.
Previamente, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , que estará todos los días de esta cumbre de la ONU en la capital andaluza, ha mantenido cuatro encuentros bilaterales con otras tantas delegaciones: las de Serbia, Ucrania, Panamá y el Banco Mundial, algunos de los países e instituciones representados a distintos niveles de entre una decena de naciones presentes.
Aunque no siempre al máximo nivel. El encuentro con Ucrania, por ejemplo, ha sido con el primer ministro de Volodimir Zelenski, pero no con el presidente del país invadido por Rusia. No acude Estados Unidos, aunque eso no tiene que ver con el reciente desencuentro con el Ejecutivo español en la cumbre de la OTAN en La Haya, donde Sánchez insistió en que no cumplirá con el 5 por ciento del Producto Interior Bruto en gasto en defensa, dado que a su juicio nuestro país puede cumplir con las capacidades requeridas con el 2,1 por ciento. El motivo del plante norteamericano hay que encontrarlo en la conocida discrepancia de la administración de Donald Trump sobre la ayuda al desarrollo con la ONU.
En su único discurso público en la jornada inaugural, aunque no propiamente en la cumbre, sino en un acto de Global Citizen Now, Sánchez ha manifestado, en una alocución pronunciada íntegramente en inglés, su compromiso con el multilateralismo ante los «oscuros» momentos que está viendo el mundo, y ha lanzado un mensaje de «esperanza» para «acabar con la pobreza», lograr un «desarrollo sostenible» y «detener la emergencia climática». Una «oportunidad única»Sánchez, ante una cita que se celebra cada década, ha proclamado que se trata de «una oportunidad única para reafirmar y renovar nuestro compromiso con el multilateralismo, especialmente en esta coyuntura internacional crítica». Sin embargo, y al menos en este primer discurso, Sánchez ha adoptado un perfil bajo o de menor confrontación con Trump al que acostumbra, como admiten fuentes de Moncloa. Todo ello en medio de la crisis desatada por el desencuentro en la OTAN, que llevó al inquilino de la Casa Blanca a amenazar a España de manera indirecta con nuevas subidas de aranceles. Un envite al que el Gobierno de nuestro país, por boca primero del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, y luego del propio Sánchez, contestó asegurando que la política comercial es cosa de la Comisión Europea. Una manera de dar a entender a Washington que si busca el choque con Madrid lo hará con las restantes 26 capitales comunitarias. Sánchez, además, ha querido lanzar el mensaje de que «falta financiación», en línea con el enunciado de la cumbre.
Según ha proclamado, «los recortes en la ayuda [al desarrollo] han sido drásticos, sobre todo este año. Dos de cada cinco habitantes de la Tierra viven en países que gastan más en el servicio de la deuda que en servicios publicos». Estas últimas palabras, sobre todo por su acotación a este 2025, el del regreso de Trump a la Presidencia de Estados Unidos, se desvían del tono general del discurso, de carácter más conciliador con Washington que el de las últimas semanas.
Fuente ABC