Buenos Aires, 12 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA-La inflación de octubre volvió a mostrar una leve aceleración y marcó 2,3%, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). El dato, que implica una variación interanual del 31,3% y un acumulado del 24,8% en lo que va del año, reaviva el debate sobre la consistencia del proceso de desinflación en un país que aún arrastra tensiones cambiarias, presiones fiscales y un consumo deprimido. La cifra se ubica apenas por encima del índice de septiembre, que había sido de 2,1%, y llega en un mes atravesado por las elecciones legislativas, un factor que tradicionalmente altera expectativas y provoca un incremento en la demanda de cobertura frente al dólar.
Recordar que la inflación en Argentina para el mes de diciembre de 2023, según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), alcanzó una variación mensual del 25,5% en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), hace ver la cifra actual de forma diferente.
De acuerdo con el reporte oficial, el rubro Transporte encabezó las subas con un 3,5%, impulsado por ajustes en combustibles y servicios vinculados a la movilidad urbana. Le siguió Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, con un avance del 2,8%. En contraste, Equipamiento y mantenimiento del hogar y Recreación y cultura fueron los sectores con mayor moderación, ambos con un aumento del 1,6%. La categoría de precios estacionales se movió 2,8%, mientras que los regulados avanzaron 2,6% y la inflación núcleo se ubicó en 2,2%, un indicador seguido de cerca por los analistas por excluir componentes volátiles e impuestos administrados.
El rol del tipo de cambio fue determinante, especialmente en un mes en el que la incertidumbre electoral generó una demanda adicional de dólares y un incremento puntual de la brecha cambiaria. De acuerdo con proyecciones privadas, el traslado a precios continúa siendo menor que en ciclos anteriores, reflejo de un mercado interno debilitado por la pérdida de poder adquisitivo. Aun así, la inercia inflacionaria persiste y requiere un nivel de coordinación fiscal y monetaria que todavía enfrenta obstáculos estructurales.
Tras difundirse el dato, el ministro de Economía, Luis Caputo, destacó que la comparación interanual ya acumula dieciocho meses consecutivos de desaceleración y subrayó que el registro de octubre es el más bajo desde julio de 2018. También remarcó que la inflación acumulada en los primeros diez meses del año es la menor desde 2017 y celebró que la media móvil semestral continúe descendiendo. Para Caputo, estos elementos confirman la solidez del programa económico y la continuidad del proceso de estabilización, más allá de las turbulencias políticas del último trimestre.
El presidente Javier Milei, por su parte, volvió a insistir en que la Argentina ingresará en un sendero de convergencia hacia niveles internacionales de inflación y sostuvo que, según los modelos monetarios que impulsan desde el Gobierno, la tasa mensual podría perforar el 1% hacia mediados de 2026, siempre que se mantenga el ancla fiscal y que no haya desvíos en la ejecución presupuestaria. El mandatario reiteró además que la meta de inflación cero para agosto de 2026 sigue vigente, aunque analistas del mercado consideran esa proyección demasiado optimista frente al contexto político y social.
El informe de expectativas del Banco Central anticipaba un 2,2% para octubre, con proyecciones de 1,9% para noviembre, 2% para diciembre y 1,8% para enero de 2026. La mayoría de los consultores prevé que el año cerrará con una inflación cercana al 29,6%, aunque el margen de incertidumbre continúa siendo elevado.
En paralelo, la Ciudad de Buenos Aires registró una suba del 2,2%, en línea con la medición nacional. Vivienda y servicios básicos, Alimentos y bebidas, Transporte, Restaurantes y hoteles y Salud explicaron más de la mitad del incremento mensual. La inflación interanual porteña se ubicó en 33,6%, marcando un leve descenso respecto a septiembre.
El desafío para los próximos meses será sostener la tendencia sin que nuevos sobresaltos financieros o tensiones políticas erosionen el programa de estabilización. En un país donde los shocks inflacionarios suelen reaparecer con rapidez, la consistencia del rumbo económico será clave para definir si la moderación actual representa un avance sostenible o una pausa transitoria.

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