Washington, 13 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA-El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, anunció este jueves el lanzamiento de la denominada Operación Lanza del Sur (Operation Southern Spear), una ofensiva militar en el Caribe y el Pacífico orientada a combatir lo que Washington califica como “narcoterrorismo” en el hemisferio occidental. Según el comunicado oficial del Pentágono, la acción responde a una orden directa del presidente Donald J. Trump y será liderada por la Fuerza de Tarea Conjunta Southern Spear en coordinación con el United States Southern Command (USSOUTHCOM).
Hegseth afirmó que la misión tiene como objetivos “defender nuestra patria, expulsar a los narcoterroristas de nuestro hemisferio y proteger nuestra patria de las drogas que están matando a nuestra gente”. En su perfil de red social X, subrayó que el Caribe es “la vecindad de Estados Unidos” y que la operación implicará un despliegue continuado de fuerzas navales, aéreas y de vigilancia.
La operación se vincula directamente con el reciente ingreso al ámbito de responsabilidad del USSOUTHCOM del portaaviones USS Gerald R. Ford (CVN-78), el buque de superficie más grande del mundo, que arribó al Caribe acompañado de su grupo de ataque para reforzar la capacidad operativa de Estados Unidos en la región. Según informes del Departamento de la Marina, esta llegada tiene por objetivo “detectar, monitorear y desarticular actores ilícitos que comprometen la seguridad del país y del hemisferio occidental”.
El comunicado emitido por el Pentágono no detalla con precisión todas las fases de la operación ni los objetivos específicos, lo que genera cuestionamientos en aliados y en organismos internacionales. No obstante, medios especializados indicaron que desde septiembre ya se han producido una veintena de ataques estadounidenses contra embarcaciones supuestamente vinculadas al narcotráfico, con al menos 76 personas muertas.
El eje estratégico del acuerdo incluye una combinación de vigilancia marítima avanzada, dispositivos aéreos no tripulados, operaciones conjuntas de inteligencia y un incremento de presencia naval permanente en la zona. Al respecto, un portavoz del Pentágono declaró que esta es “una acción que trasciende la interdicción tradicional de drogas y se aproxima a un conflicto de seguridad nacional de primer orden”.
Las reacciones en la región no se hicieron esperar: el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela calificó la operación como una amenaza a su soberanía y movilizó fuerzas militares en respuesta. El ambiente diplomático se complicó aún más al enmarcarse este movimiento en la política exterior estadounidense hacia América Latina y sus implicancias tanto económicas como geopolíticas.
Para la Argentina, aliado estratégico en la región, el anuncio reviste especial interés, ya que abre la posibilidad de colaboración con las unidades de la Marina y del Comando Sur estadounidenses, intercambio de inteligencia y participación en operaciones antidroga conjuntas. Sin embargo, también extiende el debate sobre precedentes de intervención militar y sobre los límites del uso de la fuerza en operaciones de lucha contra el narcotráfico.
En términos operativos, el responsable del Comando Sur, almirante Alvin Holsey, afirmó que el despliegue del portaaviones y su grupo de ataque permitirá “sostener operaciones prolongadas en múltiples escenarios, reforzar el control de rutas marítimas de narcóticos y aumentar la presión sobre las organizaciones transnacionales de tráfico de drogas”.
Queda así instalada una nueva doctrina estadounidense para la región: la lucha contra narcotráfico ya no se circunscribe únicamente al ámbito policial o la interdicción naval básica, sino que se formaliza como una operación militar de amplio alcance, con presencia sostenida y con la estrella de un portaaviones de primera línea como símbolo de disuasión.
El prisma de análisis regional destaca que los barcos interceptados y los ataques a embarcaciones ligadas al narcotráfico han generado ya un incremento de tensión diplomática, críticas de organismos de derechos humanos y cuestionamientos sobre la legalidad internacional de las operaciones extraterritoriales. Aun así, en Washington prevalece el discurso de que la “vecindad” del Caribe requiere una respuesta pública y dominante frente al flujo de drogas y armado ilícito que, según sus autoridades, amenaza la seguridad interna del país.
En definitiva, la Operación Lanza del Sur abre un capítulo más agresivo en el enfoque estadounidense hacia la seguridad hemisférica y el combate al narcotráfico. El éxito de esta iniciativa dependerá no sólo de la capacidad militar y tecnológica desplegada, sino también de la coordinación con gobiernos regionales, del respeto al derecho internacional y de la sustentabilidad estratégica de una misión que Estados Unidos pretende prolongar en el tiempo.

Argentina
España
USA
Israel
















