Por Adalberto Agozino
Por estos días, Marrakech se ha transformado en el centro de gravedad de la cooperación policial mundial. La 93ª Asamblea General de Interpol ha reunido a delegaciones de más de 190 países, altos responsables de seguridad, expertos en terrorismo y crimen organizado, y figuras políticas de primer nivel. En el corazón de ese encuentro, Marruecos ha exhibido su creciente peso estratégico en la arquitectura global de la seguridad y el papel decisivo de Abdellatif Hammouchi, máximo jefe de la seguridad nacional y la inteligencia interior marroquí (DGSN-DGST).
Una Asamblea General clave para un mundo en tensión
La Asamblea General es la máxima instancia deliberativa de Interpol. Allí se definen las grandes orientaciones estratégicas de la organización, se aprueban resoluciones vinculantes y se eligen las autoridades que supervisarán la coordinación policial internacional. En un momento marcado por la multiplicación de los conflictos regionales, la expansión del terrorismo yihadista, el auge de las redes criminales transnacionales y migraciones irregulares cada vez más complejas, la reunión de Marrakech ha adquirido una dimensión particularmente crítica.

Durante cuatro días, entre el 24 y 27 de noviembre, expertos y ministros han debatido cómo reforzar la interoperabilidad de las bases de datos policiales, cómo acelerar la identificación biométrica de sospechosos en frontera, la forma de combatir la explotación sexual infantil en línea o cómo frenar la expansión del narcotráfico a través de África Occidental, convertido en la nueva autopista de la cocaína hacia Europa.
Hammouchi, el arquitecto silencioso de la eficacia marroquí
En este escenario, la figura de Abdellatif Hammouchi, director general de la Seguridad Nacional (DGSN) y de la Dirección General de Vigilancia del Territorio (DGST), ha emergido como una de las personalidades más respetadas y gravitantes de la asamblea. Conocido por su perfil discreto, su eficacia operativa y su vasto conocimiento de las redes yihadistas del Sahel y el Magreb, Hammouchi ha sido el artífice de la profunda modernización de los servicios de seguridad marroquíes durante la última década.
Bajo su conducción —y siguiendo lo que en Rabat describen como instrucciones expresas, precisas y permanentes del Rey Mohammed VI— Marruecos ha implementado una estrategia dual: refuerzo tecnológico y coordinación internacional sistemática. La combinación ha dado resultados tangibles. Las operaciones que desarticularon células vinculadas al Daesh en Tetuán, Fez, Nador o Agadir son citadas habitualmente como casos de estudio por agencias europeas. También lo es el papel crucial de Marruecos en investigaciones conjuntas con España, Francia y Estados Unidos sobre retornados de zonas de combate en Siria e Irak.
Una diplomacia de seguridad reconocida en Marrakech
La Asamblea General se ha convertido, además, en una vitrina del reconocimiento internacional hacia la labor marroquí. Delegaciones de Europa, Estados Unidos, África Occidental y organizaciones multilaterales destacaron el papel de Rabat como un “socio confiable y estructural” en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado.
Entre las expresiones de apoyo más destacadas figuran las de altos responsables policiales y de seguridad de países invitados, quienes resaltaron la profesionalidad de los servicios marroquíes, la calidad de sus analistas y la disposición permanente a compartir información crítica en tiempo real. Diplomáticos presentes en Marrakech señalaron que, en múltiples ocasiones, advertencias de la DGST permitieron evitar atentados en suelo europeo.
El jefe del Departamento de Policía de las Naciones Unidas, subsecretario general para el Estado de Derecho, Faisal Shahkar, por ejemplo,destacó la voluntad del secretario general de las Naciones Unidas de reforzar la cooperación y la colaboración en materia de seguridad con los servicios de Seguridad Nacional del Reino de Marruecos, con el fin de fortalecer y apoyar a la policía de las Naciones Unidas, tanto en su sede central de Nueva York como en el marco de sus misiones de mantenimiento de la paz en zonas de conflicto en todo el mundo.
Por su parte, Mohamed Ben Ali Koman, secretario general del Consejo de Ministros Árabes del Interior, destacó la notable transformación del sistema de seguridad marroquí. Subrayó que la visión de Su Majestad el Rey Mohammed VI ha permitido superar el enfoque tradicional centrado únicamente en la lucha contra la delincuencia, en favor de un modelo en el que las fuerzas de seguridad desempeñan un papel activo en el desarrollo nacional.
Mientras que un comisionado de seguridad europeo, de visita en la ciudad para participar en varios paneles, lo sintetizó con claridad: “Marruecos es hoy uno de los pilares de la seguridad en el Mediterráneo y el Sahel. Su información es fiable, rápida y determinante”.
Marruecos: un nodo estratégico en la lucha contra el terrorismo y el crimen global
El protagonismo marroquí no es casual. Durante los últimos años, el país se ha convertido en un nodo de seguridad entre Europa, África y Oriente Medio. Sus agencias trabajan de manera estrecha con Europol, Interpol, el FBI, la Guardia Civil española y los servicios africanos del G5 Sahel.
- Lucha antiterrorista
- Combate contra el narcotráfico
- Control de las migraciones irregulares
1. La lucha antiterrorista, prioridad absoluta
Marruecos ha construido una reputación basada en operaciones preventivas. A diferencia de otros países, su estrategia de seguridad se centra en la detección precoz, el seguimiento individualizado de radicalizados y la neutralización de células antes de que logren capacidades operativas.
Este éxito descansa, según fuentes marroquíes, en un marco político claro: “las directrices del Rey Mohammed VI”, quien desde los atentados de Casablanca de 2003 convirtió la seguridad y la estabilidad interna en un asunto de Estado. Hammouchi ha sido el ejecutor técnico de esa visión.
2. Narcotráfico y crimen organizado: un frente en expansión
La Asamblea General de Interpol ha puesto especial énfasis en la expansión del narcotráfico en África Occidental. Marruecos juega un papel central en el intercambio de información sobre rutas, grupos intermediarios y vínculos entre carteles latinoamericanos y redes africanas.
Las fuerzas marroquíes han reforzado puertos y fronteras, desplegado nuevos sistemas de escaneo en grandes ciudades y ampliado la cooperación con España, Portugal y Francia para interceptar cargamentos antes de su llegada al Mediterráneo.
3. Migraciones irregulares: una gestión que evita crisis en Europa
Durante la última década, Rabat se ha transformado en un actor clave para la gestión migratoria hacia Europa. Las operaciones conjuntas con España en el Estrecho y en las fronteras de Ceuta y Melilla son consideradas por Bruselas como uno de los pilares que evitan una nueva crisis migratoria continental.
El esfuerzo marroquí no se limita al control físico: incluye campañas de regularización, lucha contra redes de trata y una política sostenida de cooperación con países africanos de origen.
Un país que consolida su influencia internacional
La 93ª Asamblea General de Interpol en Marrakech ha mostrado a un Marruecos en plena afirmación internacional. Su capacidad para organizar un evento de esta escala, su peso creciente en la toma de decisiones de seguridad global y el reconocimiento explícito de las principales agencias del mundo consolidan la posición del país como un socio imprescindible.
Hammouchi, cuya figura ha sido omnipresente en la cumbre, aparece así como el principal ejecutor de la visión estratégica del monarca marroquí. Y Rabat, como un actor que ha sabido convertir su geografía, su estabilidad y sus capacidades en una plataforma de influencia que desborda ampliamente el Magreb.
La Asamblea termina, pero deja instalada una certeza: en el tablero de la seguridad internacional, Marruecos ya no es un actor periférico, sino una pieza central.

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