El progresista Andrés Arauz, identificado con el Socialismo del Siglo XXI, y el conservador Guillermo Lasso, atado al neoliberalismo, disputarán el próximo domingo el poder en unas elecciones decisivas para decir el rumbo de un Ecuador en crisis.
Arauz, del movimiento Unión por la Esperanza (UNES), economista y exministro, es considerado el heredero del expresidente Rafael Correa (2007-2017), que reside en Bélgica desde que dejó el poder y que ha sido condenado por un delito de cohecho que él niega.
Lasso, accionista de uno de los bancos importantes de Ecuador y candidato del movimiento CREO (centroderecha), fue durante un mes “superministro de Economía” en uno de los períodos más turbulentos de la historia reciente ecuatoriana, el Feriado Bancario, y un año gobernador de la provincia de Guayas entre 1998 y 1999.
El plan de Arauz propone: “Alcanzar el buen vivir: trabajo digno para todos; salud y educación gratuitas, universales y de calidad; ingreso básico y cobertura de seguro social para todos; vivienda funcional y en condiciones óptimas para todos”, así como “cuidar nuestra naturaleza: el agua, el aire, el clima, para mejorar nuestra vida y permitir la de las próximas generaciones”.
Fila en las puertas del Registro Civil para tramitar su cédula de cara a las elecciones a realizarse el próximo domingo 11 de abril, en Quito. Foto EFE
Lasso, en su programa, propone: “Promover una economía de libre mercado y abierta al mundo, fiscalmente responsable para lograr un crecimiento sostenible y generar empleo”, así como “ser una sociedad democrática y republicana, libre y abierta, próspera” y solidaria “con los más vulnerables a través de un Estado pequeño, pero robusto y eficiente”.
¿Estatismo versus neoliberalismo?
Arauz sugiere que el Estado debe ser fundamental en la reactivación económica y productiva del país, así como en la provisión de los servicios esenciales en las áreas de salud, educación, inclusión social, justicia y seguridad; pero también en el control constitucional, en el fortalecimiento de la democracia participativa y en la implementación de los derechos ciudadanos.
Lasso, en cambio, considera que el gasto público dejó de ser un instrumento de lucha contra la pobreza, aunque debe seguir como garante de la provisión de servicios básicos y dejar todo lo demás en manos del sector privado: “Un Estado mínimo y robusto es lo ideal”.
Los dos candidatos finalistas de Ecuador también difieren en cuanto a política internacional, ya que Lasso sigue una línea de apertura comercial, sobre todo con países de la órbita de Washington y la vigilancia de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
En este sentido, para Lasso, Ecuador debe seguir su camino de inserción en la Alianza del Pacífico y en la suscripción de tratados comerciales y de cooperación con Estados Unidos, China, Costa Rica, Corea del Sur, India y Turquía.
Arauz, en cambio, retomará la línea del multilateralismo y la integración regional como eje de su política exterior, particularmente con la recuperación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y el fortalecimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Justicia y corrupción
Arauz rechaza el “lawfare” que, dice, ha golpeado a varios dirigentes del progresismo en la región y por eso cree que es necesario “despolitizar la justicia y desjudicializar la política”, así como recuperar la independencia de la Función Judicial y la Fiscalía para que “cumplan con su función de sancionar delitos y no personas”. También cree urgente un pacto ético de toda la sociedad para fortalecer los principios del bien común, lo que finalmente cree que contribuirá en una lucha efectiva contra la corrupción.
Según Lasso, es necesario reforzar las principales instituciones de justicia y sugiere una Fiscalía especializada en la Administración Pública, coordinada con la Unidad de Análisis Financiero, el Centro de Inteligencia Estratégica y la Contraloría del Estado, para mejorar los procesos de investigación de corrupción en el sector público.
“Ecuador no puede darse el lujo de mantener sus recursos petroleros y mineros bajo tierra” y “debe aprovecharlos con responsabilidad ambiental, haciendo uso de los avances tecnológicos”, sostiene el plan de Gobierno de Lasso, mientras que Arauz sugiere impulsar “la transición hacia una economía post-petrolera”.
“Estimular la producción no petrolera, con énfasis en sectores de valor agregado, procurando en ese proceso un incremento relativo de la participación de la manufactura y de las industrias con alta incorporación de conocimiento y tecnología”, propone Arauz y Lasso abona: “Innegablemente la naturaleza está por encima del extractivismo”.
“Nuestro compromiso es aprovechar los recursos petroleros, mineros y energéticos haciendo uso de las mejores prácticas internacionales para velar permanentemente por el medioambiente”, señala la propuesta del candidato conservador.
Fuente: EFE
PB
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